Conocimiento de Si Mismo (83) Capítulo XXVI: ¿Es necesario un guía?

El propósito real de la evolución humana es desarrollar finalmente un individuo iluminado, resuelto y confiado en sí mismo. Como es obvio, semejante individuo ha de evolucionar en las etapas finales únicamente bajo su propia dirección. Solamente necesita guía en las etapas tempranas, y la obtiene. Pero cuanto más avance por el sendero del desenvolvimiento interno, más se le retira esa guía, gradualmente, y se le obliga a buscarla dentro de sí mismo, a encender su propia lámpara.

Por la índole misma de la constitución del hombre, se infiere que debe buscar dentro de sí mismo la guía que necesita. El corazón mismo de su ser está centrado en la Conciencia Divina. Su vida está enraizada en la Realidad que es la base del universo y que está energizando y guiando su evolución. El hombre es un microcosmo que contiene potencialmente todos los poderes y facultades que están activos en el Macrocosmo. Y estas potencialidades se desenvuelven desde adentro y su activan gradualmente en el curso de su evolución.

Los grandes Instructores de la Sabiduría Eterna, y los libros que exponen el problema de la Realización Directa, han indicado repetidas veces que la luz que puede guiar al buscador de la Verdad sólo puede venirle de su propio interior. He aquí lo que Luz en el Sendero dice a este respecto:

…dentro de ti está la luz del mundo, la única luz que puede iluminar el Sendero. Si eres incapaz de percibirla dentro de ti, es inútil que la busques en otra parte.

Los Yoga-Sutras resumen todo el problema de la guía en el Sendero de la Yoga en un solo Aforismo, el 11-28, que dice:

De la práctica de los ejercicios que componen la Yoga, al eliminarse la impureza surge la iluminación espiritual que se desarrolla en conciencia de la Realidad.

Está bastante claro, pues, que todo el que se empeñe seriamente en alcanzar la Realización Directa debe recapacitar sobre esa cuestión de la guía en el sendero hasta que no le quede duda alguna de que semejante guía sólo puede venirle de dentro de sí mismo. Y entonces tratará seria y resueltamente de encontrar dentro de su propio corazón la Luz capaz de guiarlo constante e infaliblemente.

¿Cuándo debe uno apelar únicamente a la Luz interna para guiarse? Escasamente hace falta indicar que uno es incapaz de aprovechar esa Luz en las etapas tempranas de su evolución. Durante largo tiempo necesitará agentes educadores externos que le ayuden a desarrollar la mente, a modelar el carácter y estimulen sus facultades espirituales en botón. Pero llega una hora en el crecimiento de toda alma en que esas agencias comienzan a ser inadecuadas, en que se siente la necesidad no sólo de un objetivo espiritual dinámico y preciso sino también de medios más eficaces para alcanzar ese objetivo. Entonces el aspirante se vuelve a su interior para descubrir la Realidad oculta en su propio corazón, y comienza a efectuar en su mente y corazón los cambios necesarios que le capaciten para esta tarea. Entra seriamente a educarse por sí mismo. Ese es el momento para iniciar la búsqueda de aquella única fuente de luz que puede iluminar su Senda.

Todo aspirante debiera aclarar bien su mente con respecto a dos cosas. Primera, cuál es la meta que ha puesto ante sí, y, segunda, cuál ha de ser su guía hacia esa meta. La respuesta a la primera pregunta dependerá naturalmente del individuo, su temperamento, sus Samskaras (tendencias kármicas), y el ambiente en que ha crecido. Pero si bien pueden diferir los propósitos de los aspirantes según su etapa de evolución y la fase por la que estén pasando, la meta final de todos es la misma: alcanzar la Liberación de las ilusiones y miserias de la vida, y una vida de Iluminación y Amor como individuo que se ha Realizado.

La respuesta a la segunda pregunta la da inequívocamente el bien conocido Aforismo 1-26 que dice:

Isvara, que no está condicionado por el tiempo, es Instructor hasta de los Ancianos.

Isvara, la Deidad que preside el sistema Solar, es el verdadero y único Instructor de las diferentes humanidades que entran y salen en el vasto drama que está representándose en diferentes etapas en todos los tiempos. Él es el Instructor Mundial que instruye a los ‘Ancianos’, quienes luego transmiten partes de esta enseñanza primordial a diferente razas y subrazas según sus necesidades y circunstancias. Suya es la Luz de Sabiduría que brilla pura y límpida (11 los corazones de todos los verdaderos Instructores de la humanidad, y que también resplandece aunque con menos brillo, en los corazones de todos los verdaderos aspirantes como su ‘Luz en el Sendero’. Él es la fuente de poder e inspiración para todos los verdaderos Instructores de Sabiduría y Él es también el guía invisible que dirige a toda alma hacia su meta, lentamente pero con seguridad, a través del largo ciclo de su evolución.

En las escrituras Hindúes se indica una y otra vez que Dios y el Maestro son uno solo y que el discípulo no debe imaginarse jamás que son diferentes. Todo esto debiera aclarar bien que el mismo Dios que es el objetivo de nuestro afán espiritual es también nuestro guía para buscarlo, que habla dentro de nuestros corazones, primero como la voz de la conciencia y más adelante como la Voz del Silencio. Esta importante verdad tocante a la vida interna, ha sido pervertida en interpretaciones ortodoxas, por obvias razones, dándole el significado de que hasta un Gurú ordinario, con todas sus limitaciones y flaquezas, debería ser adorado como Dios, o de lo contrario...!

Esta idea de la Deidad como Instructor Supremo, está bellamente descrita en un bien conocido versículo que muestra en forma gráfica su naturaleza y funciones, y dice así:

¡Oh maravilla! Bajo el árbol banyano, cerca de su raíz, el joven instructor se sienta en medio de sus ancianos discípulos. El Instructor permanece en silencio, y sin embargo todas las dudas de los discípulos se disipan.

Este versículo contiene algunas de las ideas quizá más significativas y profundas acerca de la relación entre Maestro y discípulo. Consideremos primero el nombre y la forma en que se simboliza la función divina del Instructor. La clave del nombre se encuentra en un Upanishad que dice que Dakshina (nombre que allí se da al Instructor) representa a Buddhi, o sea aquella facultad espiritual que nos permite captar directamente la verdad sin necesidad del intelecto. Es pues la representación simbólica de aquella función de la Conciencia Divina dentro de nosotros que nos capacita para captar y realizar directamente las verdades espirituales dentro de lo profundo de nuestra propia conciencia.

Pasando luego a la forma del Instructor Mundial y al escenario en que aparece, los dos son igualmente simbólicos y nos dan un destello de los misterios de experiencias espirituales y de las iniciaciones que a ellas conducen. Lo primero que hay que notar en esta simbología es que el Instructor Mundial aparece en la forma de Shiva con algunas diferencias menores que acentúan su función de Instructor Mundial. Esto significa, sin duda, que la Realidad que es fuente de las funciones creadoras, preservadoras y regeneradoras de Isvara (simbolizada en Brahma, Vishnú y Mahesha), es también la fuente del conocimiento y Sabiduría que el hombre necesita en las diferentes etapas de su evolución, y de la iluminación de los individuos que buscan la Liberación. No es posible agotar aquí el tema de esta simbología, pero sí se pueden explicar brevemente unos pocos rasgos que da este versículo. 

El enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:




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