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Mostrando entradas de marzo 8, 2020

"Curso Introductorio a la Teosofía" (34) Tema 4: El Átomo Simiente.

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Se nos dice que el propósito de la vida física del ser humano no  es la felicidad sino el aprendizaje. El Ego, rodeado de varios  campos de energía a los cuales llamamos “cuerpos”, va ganando  experiencia a través de la continua interacción con sus  semejantes en diferentes ambientes y condiciones en las cuales  va siendo colocado a través del proceso de la reencarnación.  Gracias a tales experiencias va aprendiendo de manera gradual y  a veces dolorosa todas las lecciones que la escuela de la vida  planetaria ofrece. Naturalmente, para ello se hacen necesarias  muchas vidas, porque el perfeccionamiento de un Ego espiritual  es algo en extremo difícil. Este postulado, sensato y razonable, da origen a una pregunta  perfectamente válida: ¿Cómo consigue el Ego retener la  memoria de tales lecciones y de lo aprendido a través de ellas si  consideramos que en cada nueva encarnación recibe un nuevo  conjunto de cuerpos y un cerebro que no puede recordar lo que no ha grabado porque ta

"Curso Introductorio a la Teosofía" (33) Tema 4: La Re-encarnación - 4

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Una pregunta válida que suele hacerse en el contexto de la  reencarnación es, “Si en realidad he vivido anteriormente,  ¿Cómo es que nada recuerdo de mis vidas anteriores? ” H.P.  Blavastky dice lo siguiente en respuesta a esta pregunta: “Al  desintegrarse los principios que llamamos físicos con la llegada  de la muerte, se desintegran también sus elementos  constituyentes y con ellos la memoria, por la pérdida del  cerebro. Esta memoria perdida es la de la personalidad que  acaba de concluir con la muerte y no puede, en consecuencia,  volver a grabar o a recordar nada en las subsiguientes  encarnaciones del Ego. Reencarnación significa que el Ego ha  de proveerse del nuevos vehículos (cuerpos) y con ellos un  nuevo cerebro físico y en consecuencia una nueva memoria, y  resulta por cierto absurdo suponer que este nuevo cerebro pueda  recordar lo que no ha grabado”. En el mismo libro, Blavatsky indica que el Ego tiene memoria  propia y es capaz de recordar no solo sus personalidade