"Curso Introductorio a la Teosofía" (28) Tema 12: La Cuestión del Mal -2
Cuando el ser humano, el Ego, inició su larga jornada evolutiva era inocente e ignorante, es decir, era incapaz de establecer juicios morales. En el simbólico “Jardín del Edén” del Génesis (que simboliza aquel estado de inocencia inconsciente), no tuvo noción de la enormidad de la tarea que tenía por delante, como tampoco de los factores que habría de emplear para estimular o demorar su progreso hacia la meta establecida. Pero una vez que “comió del fruto del árbol del bien y del mal, conoció su desnudez…”. Tales frases son solo un símbolo mitológico utilizado para expresar una verdad: el despertar del Ego a la consciencia de su Yo y al conocimiento de las dualidades entre las cuales debía empezar a elegir. Ya no pudo contar con la excusa de la ignorancia y la inocencia. Y este fue un paso inevitablemente necesario para llevarle al mundo de la experiencia auto consciente, la lucha y el aprendizaje a través del dolor. Dejó para siempre su paraíso de éxtasis inconscie