Conocimiento de Si Mismo (81) Capítulo XXV: La Realización Directa y la búsqueda de Felicidad

El último capítulo de los Yoga-Sutra es el más difícil de entender porque contiene algunos de los conceptos más sutiles en que se basan la filosofía y la psicología Yóguicas. No contiene mucho de técnica, con excepción de la del Samadhi más elevado, el Dharma-Megha, el cual saca por completo al Yogui del campo de la mente y lo establece de modo permanente e irreversible en el campo de la Realidad.

Ya hemos considerado en un capítulo anterior la filosofía de la involución y evolución de la Mónada en la manifestación, y cómo sale finalmente como un individuo que se ha realizado, que puede permanecer con su centro en el reino de la Realidad y al mismo tiempo funcionar en los campos de lo Relativo por medio del juego de vehículos que ha creado y perfeccionado durante el largo curso de desenvolvimiento de su potencial divino. Esta filosofía es una parte apenas de la Sabiduría Divina o Teosofía, la cual da mayores ideas sobre la naturaleza de la Realidad y su manifestación en los mundos fenomenales de lo Relativo. El total de la Doctrina Oculta, revelada o no, es pues la base de la filosofía Yóguica.

La Ciencia de la Yoga estudia el universo manifestado y la Realidad en que está basado, como una totalidad. Aunque toma en cuenta todos los fenómenos de la naturaleza, se ocupa principalmente con los campos invisibles del universo. En cambio, la psicología moderna se basa en los fenómenos del universo visible, únicamente, o sea la corteza más externa que encubre las realidades internas y la expresa muy parcialmente. Por tanto, la psicología Yóguica tiene una base mucho más amplia y profunda. No puede esperarse que haya mucho de común entre estas dos psicologías, y hay que estar dispuestos a considerarlas separadamente y como independientes, por ahora. Solamente cuando la psicología moderna haya profundizado mucho en los fenómenos vitales y acepte la Doctrina Oculta por lo menos en cierta medida, podrá esperarse que establezca alguna relación con la psicología Yóguica. Por el momento, aceptemos que difieren y no tratemos de reconciliarlas a la fuerza como algunos pretenden.

No es posible presentar en este corto capítulo un esbozo suficiente de la psicología y la filosofía de la Yoga. Pero hay un punto importante sobre el cual arroja cierta luz el último capítulo de los Yoga-Sutras y es el de la búsqueda universal de la felicidad. Como esta cuestión toca con nuestra experiencia común en la vida humana y es de gran importancia para el aspirante, discutiremos aquí los Aforismos más relevantes.

Si examinamos desapasionadamente la vida humana en conjunto, y analizamos sus rasgos esenciales, ¿qué hallamos? Hallamos que es un drama continuo de deseos y mente en diferentes formas y circunstancias. Todos los seres humanos están constantemente impulsados por el deseo en busca de felicidad, y el deseo utiliza la mente de diversas maneras para que le provea los medios de extraer cuanta satisfacción pueda obtener de estas innumerables cosas que perseguimos. Patanjali parte de este fenómeno universal de la vida humana y le sigue el rastro hasta su origen. Trata de mostrar dónde se originan tanto el deseo como la mente, y qué existe en la base de esta interminable y fútil búsqueda del placer por todos los seres humanos enredados en las ilusiones y limitaciones de este mundo.

Los dos Aforismos en que nos da la pista de este fenómeno, dicen así:

Las modificaciones de la mente las conoce siempre su dueño, gracias a que el Purusha (Espíritu) es inmutable. (IV-18)

La mente, aunque esté matizada por innumerables anhelos, siempre actúa para otro (el Purusha) que actúa en asociación (IV-24).

El primero de estos Aforismos significa que todos los cambios y modificaciones que constantemente están ocurriendo en la mente de un individuo, tienen lugar sobre el trasfondo de la Conciencia del Purusha, o sea de la Mónada. En otras palabras, la Mónada se da cuenta en su conciencia de todo cuanto ocurre en la mente a cualquier nivel.

El otro Aforismo significa que la mente actúa como instrumento del deseo, pero como los deseos están cambiando constantemente no puede estar realmente actuando para el deseo, sino para algo que es constante y que debe estar asociado con el deseo, a todo tiempo. Y el Aforismo anterior nos ha mostrado que este factor constante es la Mónada o Purusha. Así vemos que la Mónada es la fuerza motivadora detrás de todos los deseos y la espectadora de todas las modificaciones o cambios de la mente.

Consideremos primero la mente y el deseo por separado, y veamos su importancia en la vida humana, antes de estudiar su acción conjunta y su asociación en la búsqueda de placer.

¿Cuál es la teoría del conocimiento según la psicología Yóguica? Veámosla. Citta o la mente trabaja por medio de una forma que llamamos el cuerpo mental. Su función es “conocer”. Pero no tiene capacidad para conocer porque es insensible. La capacidad para conocerse la da Buddhi que es la luz de conciencia proveniente de la Mónada. El conocimiento que surge en la mente cuando percibe un objeto, se deriva del ilimitado conocimiento de la Mónada. Cuando la mente entra en contacto con un objeto perceptible, es afectada por dos cosas: por la conciencia del Purusha que funciona a través de Buddhi y por el objeto que trata de conocer. Y la respuesta del omnisciente Purusha a este estímulo, es el conocimiento que la mente obtiene del objeto en cuestión. Así ocurre porque el Purusha está siempre en el trasfondo y es omnisciente. El Purusha es el factor común en todos los procesos de conocer, y es también el depósito de todas las clases de conocimientos posibles que pueden aparecer en la mente. Y así un objeto despierta en el trasfondo de la omnisciencia de la Mónada una respuesta limitada, y esta respuesta limitada o parcial es lo que llamamos conocimiento.

Nos ayudará a comprender esto el considerar la manera como aparecen los colores de los objetos en presencia de la luz. La luz blanca contiene todos los colores. Cuando cae sobre diferentes objetos, produce colores de todas clases. Cada objeto absorbe algunos constituyentes de la luz blanca y repele otros. Y los colores rechazados muestran el color específico del objeto. Similarmente, cuando la mente presenta ante la conciencia de la Mónada cualquier objeto (que no necesariamente ha de ser tangible), la conciencia de la Mónada es estimulada por ese objeto, y la mente absorbe una porción de la omnisciencia de la Mónada. Esta porción que la mente absorbe es el conocimiento limitado que la mente alcanza a extraer del ilimitado conocimiento de la Mónada. Cuando más logre absorber de ese conocimiento ilimitado, más profundo será el conocimiento mental. Cuando la mente logre absorber el conocimiento total presente en la Mónada, habrá obtenido la percepción de la realidad de ese objeto particular en lo que se llama Sabija Samadhi A este respecto, consúltese el Aforismo IV-17.

El enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:







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