Conocimiento de Si Mismo (76) Capítulo XXIII: Preparación para la Yoga 3

Lo que hace grata la vida es el trabajo creador de cualquier clase. Y transformar nuestro carácter por los métodos de la Yoga preparatoria es trabajo creador de primer orden, mucho más dinámico que pintar un cuadro o tallar una estatua. El pintor o el escultor trabaja con cosas muertas. El hombre que está haciendo emerger la imagen de su verdadero Yo de dentro de su naturaleza inferior, está trabajando con una cosa viviente y real. Está pintando un cuadro vivo de lo que él ha de ser en el futuro. Está esculpiendo una nueva estatua que incorpora su perfección futura, en el bloque de mármol bruto de su naturaleza inferior. Esta creatividad divina de esta tarea es lo que transforma nuestra vida en un himno, a pesar de las molestias y tribulaciones por las que pasemos en la periferia de nuestra conciencia en el mundo externo. Es como el proceso vital de un capullo que se abre, con todo el gozo natural de esos procesos naturales de floración.

Estamos tratando de traer el futuro al presente. Estamos convirtiéndonos en lo que somos. No sabemos cómo será la semejanza de la estatua, pero nuestro Yo más íntimo lo sabe, y nosotros, sabemos que su mano nos guía cuando tomamos el cincel y empezamos a esculpir el bloque de mármol de nuestra cruda naturaleza. Los artistas que conocen el gozo de pintar un cuadro o escribir un poema, pueden juzgar cuál será el gozo de hacer aflorar una imagen divina y viviente que está potencialmente oculta dentro de nosotros. Un cuadro o una estatua no tienen vida propia; pero esta cosa viviente que gradualmente va emergiendo es un ser Divino de infinitas potencialidades que se está convirtiendo en un vehículo cada vez mejor del amor, saber y poder divinos. La imagen completa puede estar todavía en el futuro, invisible y desconocida; pero este trabajo creador de darle existencia es lo que le imparte gozo y entusiasmo al trabajo de la Yoga preparatoria.

Y para este trabajo no importa la edad, ni tampoco las circunstancias, ni siquiera la muerte. El trabajo puede proseguir continuamente aún después de la muerte, si estamos firmes en esa dirección, pues nuestro objetivo está y estará siempre dentro de nosotros, doquiera estemos. Todas las cosas externas pertenecen al mundo fenomenal. Ahora hemos enganchado nuestro coche a la Estrella eterna de nuestra Alma que está oculta dentro de nosotros y nos guía hacia ella. Todo esto es lo que potencialmente significa la Yoga preparatoria y lo que debe significar en realidad para quien acometa esta tarea con fervor.

El Capítulo II de los Yoga-Su no solamente da una idea sobre la preparación necesaria para emprender la práctica de Yoga avanzada, sino también esboza sistemática y lógicamente la filosofía sobre la que se basa esta técnica. Se supone que esta filosofía se deriva de la Samkhya, uno de los seis sistemas principales de la filosofía Hindú, pero esto es una cuestión de mero interés académico, de poco interés para el aspirante. Lo que a este le interesa es la técnica práctica que ha resistido la prueba del tiempo y la experiencia de miles de años y que puede utilizar con confianza para llegar a su objetivo. La filosofía Yóguica provee una base adecuada para esta técnica, y eso es todo cuanto importa. La teoría sobre la cual se basa una ciencia experimental, es necesaria e importante para correlacionar e integrar en un todo coherente las diferentes técnicas involucradas. Pero la verdad o validez de la teoría no afecta de ningún modo la efectividad de las técnicas que se utilizan para propósitos prácticos. Por ejemplo, durante mucho tiempo se utilizaron con mucha eficacia las leyes de la electricidad y los fenómenos eléctricos, para toda clase de propósitos, aunque la teoría que explicaba esos fenómenos era muy incompleta e insatisfactoria.

Tratemos de formarnos una idea clara y general de la filosofía sobre la cual se basa la técnica yóguica de Patanjali. Está delineada paso por paso en los 26 Sufras del Capítulo II, desde el 39 hasta el 28. No es posible tratarlos en detalle aquí, y sólo podremos dar un esquema amplio de su cadena de razonamientos.

Esta filosofía comienza con el problema de las miserias, limitaciones y engaños en que estamos envueltos todos los seres humanos con muy pocas excepciones. El Aforismo que resume este hecho patente de la vida humana es el 15 que traducido literalmente dice:

“Para quien ha desarrollado el discernimiento, toda aflicción se debe a las penas que resultan del cambio y la ansiedad y las tendencias, como también a los conflictos entre las tendencias naturales que un hombre encuentra en su carácter, y a los pensamientos y deseos que prevalecen en él en determinado momento”.

Algunos considerarán exagerado y pesimista este aforismo. Pero todos los grandes Instructores del mundo han partido de este hecho básico de la vida humana, la aflicción; y podemos por tanto asumir la corrección de este Sutra. Entonces surge la pregunta: Asumiendo que la vida humana está impregnada de miseria, ¿es posible evitar esa miseria o escaparse de ella? La respuesta clara, inequívoca y enfática que da el Aforismo 16 es:

“La aflicción que todavía no se ha presentado, puede y debe evitarse”.

Esa es la clase de respuesta que puede esperarse de una filosofía verdadera. ¿De qué serviría una filosofía que señalara las miserias y limitaciones de la vida y luego no ofreciera ninguna solución real, ninguna esperanza de alivio de esas miseria? Y sin embargo, así son muchas de nuestras filosofías modernas. Plantean interrogantes y los dejan sin respuesta; u ofrecen remedios que son meros paliativos o que no alivian nada.

El enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:

http://www.logiamdblavatsky.com/ress/ourceTaimni_RenovacionDeSiMismo.pdf 




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