Conocimiento de Si Mismo (74) Capítulo XXIII: Preparación para la Yoga

Lo dicho en el capítulo anterior sobre los sutiles procesos que llevan a Samadhi, podría dar la impresión de que la técnica de Yoga no es para el hombre común y que lo más que este puede hacer es estudiar la teoría y posponer su aplicación práctica para alguna encarnación futura, cuando las condiciones le sean más favorables y haya desarrollado más sus facultades mentales y espirituales. Pero esa impresión, aun que natural, se basa en un concepto equivocado.

Quienes formularon la filosofía y la técnica Yóguicas no ignoraban las flaquezas de la naturaleza humana y las ilusiones y limitaciones en que vive el hombre corriente. No podían, pues, plantear como necesario que el hombre se liberara primero de esas limitaciones, ni tampoco presentarle un método para lograr su objetivo, que excediera sus capacidades. Conocían las dificultades, pero sabían también que esas dificultades son superables mediante un curso de entrenamiento gradual, científico y acorde con las leyes del crecimiento y evolución del hombre.

Aun para alcanzar cualquier objetivo mundano, uno tiene que proceder sistemáticamente y estar dispuesto a un esfuerzo prolongado e intenso. Si quiere ser matemático tiene que empezar por las cuatro operaciones y avanzar gradualmente. No empieza por cursos universitarios sobre cálculo diferencial. Está dispuesto a someterse a un largo curso de entrenamiento. Pero sabe que triunfará finalmente si no abandona el esfuerzo.

Pero cuando se trata del más elevado objetivo humano, la culminación de la evolución del hombre, la gente se olvida de estas consideraciones que son de sentido común y se basan en la experiencia ordinaria. Cavilan sobre las dificultades de alcanzar Samadhi y sobre el tiempo que les tomará elevarse a estados más elevados de conciencia. Otros se imaginan que no es sino empezar para que todos los frutos de la vida yóguica caigan a sus pies. Y entonces, o no empiezan, o si lo hacen se desilusionan pronto y renuncian pensando que no hay mayor cosa en esta tan anunciada Ciencia de la Yoga, o que son incapaces de cumplir semejante tarea tan difícil.

Y así seguimos posponiendo este esfuerzo y nos quedamos en la misma etapa vida tras vida. No adoptamos una actitud de sentido común hacia este problema, como sí lo hacemos cuando se trata de problemas relacionados con nuestros empeños mundanos.

La Ciencia de la Yoga puede dominarse como cualquier otra ciencia, por un curso de entrenamiento gradual. Se comienza con cosas sencillas que cualquiera puede hacer, y se prosigue paso a paso de lo sencillo a lo complejo, de lo fácil a lo difícil. Como las potencialidades difieren de un individuo a otro, el progreso no lo regulan los años de trabajo sino el crecimiento de las capacidades y los cambios mentales y de actitud. Veamos algunas de las prácticas y disciplinas preliminares que preparan al aspirante para la práctica más avanzada que constituyen la Yoga superior.

El primer Aforismo del Capítulo II resume los lineamientos de este entrenamiento preparatorio, con los que todo aspirante puede empezar de inmediato y colocar una base sólida para su vida de yogui. Dice así:

“Austeridad, estudio profundo, y entrega a Dios, constituyen la Yoga preliminar”.

El estudiante podrá ver que estos tres tipos de actividades están diseñados para desarrollar los tres aspectos de la naturaleza humana: voluntad, intelecto y amor. El conocimiento intelectual prepara un trasfondo teórico adecuado, como base para la vida yóguica. El desarrollo del amor o devoción, que conlleva una transformación y purificación de la vida, añade sabiduría al conocimiento, y luego el Yogui pasa de la etapa de sabiduría a la de Realización al aplicar su voluntad espiritual a control e inhibir las modificaciones de la mente. Así todo el entrenamiento y auto-disciplina culmina en la Realización Directa y la Liberación.

El enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:

http://www.logiamdblavatsky.com/ress/ourceTaimni_RenovacionDeSiMismo.pdf   




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