Conocimiento de Si Mismo (66) Capítulo XXI: Medios de desarrollar la devoción. 3

Si nos decidimos a regular nuestra vida y conducta conforme a los dictados de la justicia, ¿cómo percibir qué es lo justo bajo determinadas circunstancias? No existen reglas mecánicas que puedan guiamos en esta cuestión. El único modo para poder encontrar qué es lo justo, es por medio de la luz de Buddhi que refleja en la mente la conciencia espiritual que está en contacto con Rita. Esta capacidad de ver lo justo por medio de la luz de Buddhi, sólo puede obtenerse por un hábito invariable de hacer lo justo escrupulosamente, a toda costa, sean cuales -sean los inconvenientes o pérdidas inmediatas que nos sobrevengan.

Aquí encontramos otra vez un círculo virtuoso. Cuanto más conformamos nuestra vida a lo que consideramos justo, más certera y fácilmente podemos ver qué es lo justo; y cuanto más capaces somos de ver correctamente qué es lo justo a la luz de Buddhi, más fácil nos será traducir esa percepción en recta acción. Ese es el único camino para adquirir la verdadera rectitud e incorporarla en nuestro carácter de tal manera que siempre hagamos lo justo sin luchar, sin vacilar, y hasta sin esfuerzo.

Claro que al principio tendremos que seguir algunas reglas bien definidas, pues hay ciertas líneas de conducta que siempre son justas y hay otras que son torcidas bajo cualesquiera circunstancias. Esta clase de disciplina purifica la mente y le permite ser irradiada hasta cierto grado por la luz de Buddhi. Pero no podemos depender siempre de estas reglas, y al fin hemos de contar con nuestra intuición en las etapas últimas y más avanzadas.

Ahora bien, el punto importante que realizar aquí es que una vida de rectitud es indispensable para el aspirante que seriamente intenta desenvolver su naturaleza espiritual, ya sea por el Bhakti Marga o por el sendero de la Raja Yoga. La importancia de una vida de rectitud obedece a varios factores que merecen repetirse y recapitularse.

En primer lugar, es la única vida que puede garantizarnos seguridad, especialmente en las etapas avanzadas en que empiezan a aparecer naturalmente ciertos poderes como fruto de estados de conciencia más elevados, y hay entonces la posibilidad de usar mal esos poderes para nuestros fines personales.

En segundo lugar, es lo único que puede garantizarnos la ausencia de conflictos internos que constantemente perturban la mente e imposibilitan calmarla y armonizarla.

En tercer lugar, sin rectitud no es posible abrir la mente a la influencia iluminadora de la luz de Buddhi.

Y, por último, sólo por medio de una mente cimentada en una vida perfectamente justa pueden funcionar la Vida y la Conciencia Divinas. ¿Cómo podría una vida torcida unificar con la Vida Pura y trascendente de Dios? ¿Cómo podría descender Dios a nuestro corazón si no lo hemos preparado para recibirlo purificándolo totalmente por medio de la rectitud?

Por eso encontraremos que las vidas de muchos ocultistas o místicos novatos se estrellan generalmente contra las rocas de lo injusto o torvo.

13) Quien no tiene en mira el fruto de sus acciones; quien dedica a Dios todas sus acciones (o quien en todo hace la voluntad de Dios), en verdad se libera de la influencia de los pares de opuestos. (48)

Este es otro Aforismo de importancia fundamental, que debiéramos tratar de entender a cabalidad. Tiene que ver con el problema de la acción, de cómo cumplir las acciones sin quedar atados por sus efectos Kármicos. Como ha indicado Shri Krishna en el Bhagavad- Gita, nadie puede estar inactivo ni siquiera por un momento, entendiendo la actividad en el sentido más amplio que incluye no sólo nuestros actos físicos sino también nuestros deseos y pensamientos. Es igualmente cierto que cualquier clase de acción nos ata al producir Karmas o tendencias o la potencialidad de cumplir nuestros deseos en el futuro. Todo esto forja continuamente cadenas que nos atan. Los Karmas habrá que agotarlos; tendremos que pasar por experiencias impuestas por nuestros deseos. Y en este proceso creamos nuevos Karmas, nuevas tendencias, nuevos deseos. Y así parece que este proceso fuera interminable, una especie de círculo vicioso que nos ata a la rueda de nacimientos y muertes y a todas las ilusiones y limitaciones que son parte de esa rueda.

¿No hay modo de salirse de este círculo Vicioso? Sí lo hay, y está indicado en este aforismo. Este método no solamente nos libera del efecto atador de nuestras acciones, sino también desarrolla devoción y nos vuelve instrumentos conscientes de la Vida Divina. E incidentalmente nos libera de la influencia de los pares de opuestos causantes de tanta perturbación mental.

Veamos este Aforismo en detalle y tratemos de captar su importancia interna. Trata en realidad de Karma Yoga, preparación y base indispensable para todos los sistemas avanzados de Yoga. Si no aprendemos a cumplir las acciones de modo que no produzcan Karmas que nos aten en una serie continua de causas y efectos, ¿qué esperanza podemos tener de alcanzar la liberación? El Bhagavad-Gita expone extensamente este Karma Yoga. Veamos aquí muy brevemente algunos de sus rasgos sobresalientes.

Lo primero que hemos de realizar claramente es la necesidad de aprender esta técnica de Nishkama-karma o sea acción cumplida de modo que no deje ningún efecto kármico para el futuro ni nos ate más a los mundos inferiores. La palabra kama significa deseos que sólo pueden satisfacerse en los tres niveles inferiores en que opera la personalidad. Nishkamakarma es pues acción que no está asociada con tales deseos. Es evidente que lo malo de toda acción motivada por deseos personales inferiores está únicamente con el incentivo de ella. Este incentivo es el que produce los efectos atadores, porque forzosamente produce Karmas que sólo pueden agotarse en los mundos inferiores.

Ahora bien, es obvio que toda acción requiere algún incentivo para ejecutarla. Pero se puede substituir el incentivo inferior que produce estos resultados indeseables, por un incentivo superior que no los produzca. Esto es lo que se puede aprender por esta técnica de Nishkama-karma, la cual no significa acción sino incentivo, ni siquiera acción sin deseo como muchos piensan equivocadamente, sino acción sin los deseos inferiores de la personalidad, los cuales no pueden satisfacerse sino en los mundos inferiores.

Necesariamente ha de haber un incentivo o deseo en toda acción; pero debe ser de orden espiritual, por así decirlo.


El enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:








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