Conocimiento de Si Mismo (64) Capítulo XXI: Medios de desarrollar la devoción. 1

Como en los Bhakti-Sutras de Narada se dan salteados y regados en diferentes partes del texto los Aforismos, que tratan de los medios de desarrollar la devoción, los presentaré aquí siguiendo cierta clasificación para discutir ordenadamente cada aspecto.

10) Ananyata o devoción total a Dios; e indiferencia hacia todo lo que no concuerda con Él.

(9)

11) Devoción total a Él, significa prescindir de todos los demás apoyos. (10)

12) Indiferencia hacia todo lo que no concuerda con Dios, significa conducta justa acorde con las obligaciones sociales, morales y espirituales. (11)

Este grupo de tres aforismos arroja luz sobre dos requisitos básicos para hollar el sendero del amor. El primero los enumera, y los otros dos indican su carácter general. Veámoslos en su orden.

Ananyata se ha traducido como total y cordial devoción a Dios. Y el otro requisito, Tad virodhisudasinata, como prescindir de todo otro apoyo. Ese es el sentido general; pero los que quieran practicar estos ideales deben profundizar más. Tomando en cuenta el significado literal de la palabra Ananyata, como también las traducciones y prácticas de místicos y santos, creo que su significación la expresa mejor la frase 'completa dependencia en Dios para todo’. Todo aspirante aceptará naturalmente este ideal piadoso y tratará de vivirlo hasta donde pueda. Pero lo esencial está en las dos palabras que he subrayado. Es fácil depender de Dios siempre que nos convenga; pero es en extremo difícil formar el hábito y la actitud mental de contar con El por completo y para todo. Y por eso este medio potentísimo les resulta infructuoso a muchos devotos que creen que dependen de Dios y sin embargo no encuentran ningún cambio significativo en sus vidas y mentalidades. Si uno depende de Dios cuando le conviene, pero depende de sí mismo o de otros la mayoría de las veces, esto no es realmente contar con Él. Es simplemente tenerlo para cuando nos convenga. Y eso no da resultado.

Claro que no es posible desarrollar Ananyata súbitamente. Es un proceso lento de crecimiento, e implica un círculo virtuoso. Cuanto más confía uno en Dios y cuenta con Él, con mayor presteza y plenitud El responde a nuestra confianza y atiende a nuestras verdaderas necesidades y peticiones. Y cuando uno ve que Él está atendiéndole, a veces casi como por milagro, crece rápidamente la confianza en Su bondad. Y entonces empieza a brotar de nuestro corazón esa devoción real que se vierte en gozo y adoración sin esperar nada en retorno sino el deseo de merecer el tierno cuidado y amor que nos otorga. Que el proceso sea lento o veloz, depende de nosotros y no de Él que siempre está dispuesto a darnos todo tan pronto como lo merezcamos.

Siendo la índole humana como es, debemos sin embargo ser pacientes y perseverar en este esfuerzo, manteniendo en mente el ideal de dependencia completa aunque no veamos siempre el resultado. Estar dispuestos a que se nos ponga a prueba severamente para ver si nuestra confianza es realmente sincera y no una dependencia falsa que se evapora y se torna en desengaño y resentimiento cuando no se atienden nuestros deseos y necesidades. Pues Dios hace siempre lo que es realmente bueno para nosotros, y no lo que nosotros en nuestra ignorancia creemos que es bueno.

Mostramos aquí solamente el principio general. El medio de desarrollar Ananyata en nuestra vida es un problema personal que cada cual debe resolver. En la verdadera vida espiritual, a diferencia de lo que ocurre en la vida religiosa ordinaria, no puede haber reglas estrictas y definidas que haya que seguir mecánica y ciegamente. Debemos poner todo nuestro corazón en este empeño, estar constantemente alerta, experimentar en diferentes sentidos, y estar preparados a los fracasos. Sólo así podremos triunfar en nuestro propósito.

Pero si perseveramos sinceramente tendremos que triunfar al fin, porque vivimos en un mundo de leyes inmutables, y porque Aquel a quien buscamos respalda nuestro esfuerzo y ansía más que nosotros mismos esa unión. Esto último es lo más importante.

Sinceridad y una fe firme son indispensables. De nada sirve tratar de hacer estas cosas con desgano o a medias. La duda es el gran enemigo del progreso espiritual; anula todo esfuerzo y socava el edificio de nuestra vida espiritual insidiosamente. La duda es necesaria y útil en las primeras etapas de indagación. Pero debemos considerar todo, recapacitar, probar y luego llegar a conclusiones y convicciones claras, o sea a aquella Nischaya o convicción real de que hablamos en el capítulo 1. Si realmente queremos entrar a este Sendero y adquirir esa convicción real, debemos purificar nuestras mentes y abrirlas a la luz de Buddhi, pues la verdadera fe no es otra cosa que el resultado de irradiar la mente con la luz de Buddhi que confiere certeza y confianza al reflejar parcialmente las realidades de la vida interna en nuestras mentes. Una vez que hemos decidido entrar al Sendero, debemos extirpar por completo de nuestras mentes la duda, y no seguir vacilando bajo la equivocada idea de que la duda es buena y de que es signo de intelectualidad. Absolutamente. La duda es signo de que nuestras mentes no están irradiadas por la luz de Buddhi, por lo cual vivimos fluctuando entre una multitud de ideas y líneas de acción y no somos capaces de decidir cuál es la correcta y justa. Si no estamos convencidos y creemos todavía que la duda es necesaria al progreso en la vida espiritual, me temo que no hay sitio para nosotros en este campo de aspiración Divina, y que nuestro lugar está entre los que se llaman intelectuales en estos días y creen estar a la vanguardia de la civilización porque no creen en nada y reafirman su derecho a dudar de todo.

El enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:





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