Conocimiento de Sí Mismo (56).- Capítulo XVIII: Lo Real Del Mundo Que No Vemos - 4

Pasemos ahora a un segundo tipo de dificultad que encuentran muchos aspirantes cuando han obtenido la convicción y el anhelo necesario para hollar el sendero del desenvolvimiento interno, a saber: la dificultad para escoger el sendero particular más acorde con su temperamento y su etapa de desarrollo. Esta dificultad proviene de la creencia de que para cada individuo existe un sendero único que tiene que recorrer desde el principio hasta el fin; el del conocimiento, o el de la devoción, o el de la acción, o cualquiera otro que le recomendará su Gurú. Es raro que este concepto prevalezca puesto que existen declaraciones muy claras que indican lo contrario. Como por ejemplo las siguientes tomadas de Luz en el Sendero:

“Cada hombre es para sí mismo el camino, la verdad y la vida. No busque por una vía única. Para cada temperamento hay una vía que parece la más deseable. Pero el camino no se encuentra por la devoción sola, por la contemplación religiosa sola, por ardor de progreso, por trabajo abnegado, por estudiosa observación de la vida. Ninguna sola de estas vías puede hacer adelantar al discípulo más de un peldaño. Y todos los peldaños son necesarios para completar la escala”.

No podríamos encontrar una afirmación más inequívoca que esta que también es de un Adepto del Ocultismo. Pero aparte de estas indicaciones claras, la índole misma del hombre, su origen, su método de evolución, su destino final, excluyen la idea de que pueda alcanzar una perfección global siguiendo un sendero particular. El hombre tiene muchos aspectos en su naturaleza inferior y también en la superior. ¿Cómo podría desarrollar una perfección global siguiendo un solo método? ¿Puede imaginarse un hombre perfecto sin amor, o sin conocimiento, o sin voluntad, o sin capacidad de actuar eficientemente, todo esto desarrollado en alto grado? ¿Y se pueden desarrollar estos aspectos diferentes sin entrenarse por diferentes líneas, en ambientes diferentes y adoptando diferentes métodos y técnicas en diferentes épocas? Imposible; luego es obvio que debe adoptar diferentes métodos de vez en cuando en el curso de su evolución. Es natural que se concentre en un solo método por algún tiempo, en primer lugar porque se puede desarrollar mejor una cualidad al concentrarse intensamente en ella sola, y, en segundo lugar, porque el ambiente y las circunstancias en que un individuo está colocado son por lo general las más adecuadas para desarrollar cierto aspecto particular de su carácter. Esta necesidad de concentrarse en un solo aspecto en cada vida o período, es la que hace parecer que nuestro temperamento estuviera hecho para seguir un solo camino particular. Pero nuestro ambiente o nuestras necesidades internas pueden cambiar, y entonces puede ser deseable y aun inevitable cambiar el método o línea de desarrollo.

De modo, pues, que esta concentración en un solo aspecto de nuestro carácter siguiendo determinado camino, debe considerarse más bien corno una fase de nuestro desarrollo. Pero, considerando nuestra unicidad individual, hemos de estar listos a cambiar de vía cuando nuestras necesidades de desarrollo interno lo hagan necesario. Incluso mientras estemos concentrados en un aspecto particular no debemos cometer el error de descuidar deliberadamente los otros aspectos que también hay que desarrollar. La vida no puede dividirse en compartimientos sellados; no es posible desarrollar en sumo grado un aspecto sin el desarrollo colateral de los demás aspectos. Si tratáramos de hacer tal cosa nos expondríamos a un crecimiento inarmónico y desequilibrado, con gran mengua para nuestra eficiencia. Debemos aspirar a alcanzar una perfección global y un desarrollo balanceado, aunque para ello tengamos que poner un énfasis extraordinario en el desarrollo de un aspecto particular durante algún tiempo. 

El desenvolvimiento de la conciencia humana y la perfección Divina, es un proceso individual tan exquisitamente delicado que parece sacrílego usar la palabra “camino” para indicarlo. Cada alma se abre de dentro hacia fuera conforme a la ley de su propio ser, y nadie puede predecir cómo se abrirá ni cual es la fase siguiente por la que ha de pasar. Colocarla en un surco o forzarla a abrirse de cierta manera particular, sería como abrir con las manos el botón de una rosa. ¿Dónde está el camino por el cual un capullo se convierte en rosa? ¿Podemos decir que la rosa está siguiendo un camino particular para abrirse? En cierto sentido sí lo está, por que sigue una serie de transformaciones, una tras otra, bajo la influencia de fuerzas que operan de dentro y de fuera. Pero ese camino no es un surco que confina su actividad, sino una serie de transformaciones que se suceden de dentro hacia fuera. En el caso de una rosa, la índole y el orden de esas transformaciones está predeterminado en cierta medida por el arquetipo a que tiene que conformarse. Pero el caso de un ser humano es diferente; él no tiene que conformarse a un arquetipo definido, y por tanto todos los seres humanos no evolucionan del mismo modo ni siguen una serie de transformaciones predeterminadas. De otra manera el hombre no tendría realmente libertad para liberarse cuando quisiera. Todos tendrían que esperarse hasta la séptima ronda, como muchos han decidido hacer. Pero no es así. Cada alma es única y tiene que expresar su perfección única que está eternamente presente en la Mónada. El modo como ha de expresar esta perfección en el mundo fenomenal, no está predeterminado. Esta cuestión la he discutido ampliamente en el comentario al Sura IV-12 en La Ciencia de la Yoga. 

Puede afirmarse, pues, que realmente no tenemos que escoger un camino de una vez por todas, sino que más bien tenemos que seguir un método particular por un tiempo, conforme a las necesidades de nuestro desenvolvimiento interno. ¿Cómo saber cuál es el método que necesitamos seguir? Esta es una pregunta que nos lleva a la tercera dificultad que generalmente experimentan los aspirantes, a saber: la de la guía en el sendero. Este punto se discutirá en el Capítulo X.


El enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:





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