Conocimiento de Sí Mismo (55).- Capítulo XVIII: Lo Real Del Mundo Que No Vemos - 3

Podría preguntarse: ¿qué ocurre con el amor y la felicidad cuando se alcanza esa conciencia plena de integración y el fragmento queda unido con el Todo? Es obvio que el amor sólo puede existir entre las criaturas separadas, y que cuando alcanzan su unión ya no puede llamarse amor a la relación que subsiste entre ellas. ¿En qué se ha transformado el amor, entonces? Se ha transformado, por un lado, en la conciencia pura de la Unidad, y, por el otro, en aquel estado que se reflejaba como felicidad, alegría o placer en los planos inferiores. A este estado lo llamamos en sánscrito, Ananda.

Ananda es la contraparte y la fuente de la felicidad, alegría o placer, en aquel plano donde no hay separación sino Unidad.

Es un toque de la Conciencia Divina en su más elevado aspecto, que se refleja como placer, felicidad o alegría, formas que podemos considerar como sus reducciones. No existe en los idiomas occidentales una palabra que dé la misma connotación. A veces se usa la palabra ‘paz’ para indicar este estado de gloria suprema, pero no transmite el significado pleno de la palabra Ananda.

Ahora bien, la razón para haber introducido aquí esta cuestión del amor, es la de disipar las dudas que a veces se presentan en las mentes de algunos con respecto al lugar del amor en la vida espiritual. Parece que algunos creen que se puede hollar el sendero de la Realización Directa sin que el amor entre absolutamente en el cuadro. Citan ejemplos de sabios que no dieron muestras de mucho amor emocional en sus vidas, aunque mostraron un grado notable de serenidad y paz. ¿Demuestra esto que el amor no jugó papel alguno en su desenvolvimiento? Absolutamente. Quizá no el amor emocional, pero el amor no necesita ser siempre emocional. Su expresión depende del medio a través del cual se expresa. Si se expresa a través del cuerpo emocional, asume la forma de un fuerte sentimiento que generalmente llamamos amor. Si se expresa únicamente por medio del intelecto, podrá carecer de sentimiento emocional, pero lomará la forma de una ardiente búsqueda intelectual para llegar a la Verdad por la fuerza indomable de un discernimiento penetrante. Este es el camino de la Jnana Yoga. También puede expresarse por medio del otro aspecto de la naturaleza humana, la Voluntad, y entonces tratará de derruir todas las barreras que separan al individuo del objeto de su búsqueda, por la fuerza indomable de la voluntad, y los unirá por concentrarse y luego trascender la mente a diferentes niveles.

El estudiante capaz de discernir verá que en todos los tres casos, opera el mismo principio de atracción y acercamiento, que asume formas diferentes conforme al medio a través del cual actúa. Pero no es necesario que un mismo individuo tenga que expresar siempre esta atracción a través del mismo medio. Puede cambiarlo y lo cambia según la fase de desenvolvimiento por la cual esté pasando el individuo; a veces en una misma vida, pero generalmente en vidas diferentes. Lo mismo puede ocurrir cuando lo que varía no es el medio sino el nivel. Incluso el amor emocional cambia de carácter cuando se transfiere a un nivel más profundo, o sea al plano Búddhico; se vuelve entonces más hondo, más sutil, menos violento y demostrativo. A esto se debe que los Bhaktis o santos que muestran fervientes estallidos sentimentales en las primeras etapas de su devoción, se vuelven serenos y equilibrados cuando su amor alcanza madurez. No ha disminuido la intensidad de su amor, sino ha aumentado enormemente, pero ahora fluye por un cauce más profundo, está más controlado y es menos demostrativo.

Algo similar ocurre cuando el amor se transfiere a un nivel todavía más alto, el de la conciencia integrada. Asume entonces un aspecto que difícilmente podemos imaginar y que tratarnos de indicar con palabras tales como Ananda, paz, etc. Y puesto que en esa Conciencia o Realidad integrada tenemos una mezcla de todos los aspectos de nuestra naturaleza, todas las modalidades de amor que parecen tan diferentes en los niveles inferiores asumen allí una misma forma, acaso con un tilde peculiar debido a la unicidad de cada individuo.

Por tanto, no pensemos que el amor no puede expresarse sino como un sentimiento emocional, aunque esa es su forma en las primeras etapas del desarrollo. En fin, sea cual sea la forma que asuma, posee la calidad esencial de atraer irresistiblemente al amador y lo amado, y así provee el poder motriz o anhelo espiritual que se llama en sánscrito Mumukshatva.

Queda así vista la necesidad del amor y el papel que desempeña en este proceso de Descubrimiento Directo. Consideraremos su naturaleza y algunos de los métodos para desarrollarlos, en los capítulos IV y V.


El enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:

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