Conocimiento de Sí Mismo (50).- Capítulo XVII: Lo Irreal Del Mundo Que Vemos

Antes de embarcarnos en la Divina aventura de descubrir nuestra propia Realidad, oculta en nuestro interior, tenemos que hacernos dos preguntas: (1) ¿Queremos realmente emprender esta difícil tarea? (2) ¿Por qué queremos hacer tal cosa? La mayoría de los aspirantes dirá: “Claro que lo queremos, y si no, no estudiaríamos estas cuestiones, ni buscaríamos información sobre los métodos que han de seguirse”. En cuanto a la segunda pregunta, probablemente no estarán tan seguros, aunque responderán de modo general que quieren entrar en esta investigación porque la vida está llena de dificultades y sufrimientos, y desean librarse de todas esas condiciones tan indeseables.

Aunque parece sencillo contestar a estas dos preguntas, no estemos tan seguros de que realmente sabemos responderlas. Pues si en realidad lo supiéramos, muchos de los problemas de la vida interna no existirían para nosotros. Por ejemplo, el problema de no sentir un impulso suficientemente fuerte para hollar el sendero con seriedad y firmeza. O el problema de parecernos extremadamente difícil cambiar nuestro modo de vivir y nuestras actitudes mentales. La razón para que encontremos tan difícil poner en práctica nuestros ideales y resoluciones consiste en que tenemos ciertas dudas escondidas en las capas profundas de nuestra mente, acerca de cuestiones básicas de la vida. Esas dudas y reservas mentales son las que paralizan o retardan nuestra voluntad de cambiar y de actuar. No vemos estos problemas como debiéramos verlos. No hemos tomado resoluciones definitivas. Solamente cuando se ve un problema con la luz de Buddhi y no meramente con la del intelecto, lo vemos con claridad y sin dudas, y entonces no encontramos dificultad en traducir en actos nuestras intenciones.

En sánscrito existe la palabra Nischaya para indicar una convicción real y firme obtenida a la luz de Buddhi y por tanto libre de dudas o reservas de cualquier clase. Cuando se llega a semejante convicción, la acción viene inmediata y sin vacilación. A esta Nischaya tenemos que llegar con respecto a estos problemas del Descubrimiento Directo, y entonces nuestro progreso será firme, resuelto y gozoso. Esta clase de convicción se alcanza realmente cuando Viveka o Discernimiento espiritual nace en nuestra mente y nos permite ver fielmente todos los problemas de la vida, en su correcta perspectiva. Esto es cuestión de crecimiento y desenvolvimiento interno, principalmente; pero si estamos sinceramente interesados en estas cuestiones, puede aceptarse como un hecho que tenemos la potencialidad de alcanzar este estado mental, y que, por tanto, se puede acelerar el proceso de llegar a una convicción firme adoptando los medios necesarios.

El primer paso para ello es lograr Vichara, que significa pensamiento hondo y fervoroso. Al pensar con hondura, persistencia y fervor, sobre ciertos aspectos vitales, ponemos en actividad la Mente Superior, purificamos y sintonizamos la mente inferior, y estimulamos la Intuición; así abrimos gradualmente el pasaje entre Manas y Buddhi. Y entonces empezamos a ver rectamente las cosas y empieza a cumplirse dentro de nosotros el proceso de transformación, sin mayor esfuerzo, velozmente. Nuestra vida interna empieza a despertar. Por eso es que a todos los que aspiran a la Sabiduría, a todos los que quieren entrar al Sendero de la Iluminación, se les prescribe Vichara, que es recapacitar profundamente sobre los problemas de la vida. Tienen que pensar sobre estos problemas hasta convencerse realmente de que no sólo es deseable sino ineludible hollar el sendero del desenvolvimiento interno, y que no puede posponerse este urgente problema. Esa es la señal cierta de una convicción real.

¿Cómo iniciar y proseguir este camino de pensar e inquirir hasta lograr la necesaria convicción? Esta es en gran medida una cuestión individual. Pero indicaré unas pocas líneas de pensamiento a lo largo de las cuales puede avanzar el aspirante hasta que encuentre la convicción justa o por lo menos descubra su propia manera de encarar el problema. Estas líneas de investigación se basan en dos accesos fundamentales.

Una de estos accesos es el de examinar minuciosa y cuidadosamente el mundo en que vivimos, no sólo a luz de lo que han dicho nuestros Grandes Instructores sino también a la luz de nuestra propia razón y experiencia, y, aún más, a la luz de investigaciones realizadas en el campo de la Ciencia Moderna. Este examen ha de emprenderse con miras a determinar con tanto cuidado y desapasionadamente como sea posible, si este mundo es realmente como nos parece, o si somos víctimas de ilusiones de diversas clases, bajo cuya influencia seguimos viviendo complacidos a pesar de las prevenciones de Instructores espirituales a través de las edades. Es posible que si examinamos el mundo de este modo descubriremos que no es como parece ser. Y este descubrimiento puede producir un cambio real en nuestra actitud hacia el mundo, seguido de una acción apropiada y resuelta. Pero si bien se pueden sugerir algunas líneas, este trabajo de investigación ha de hacerlo cada uno por sí mismo. Se pueden indicar métodos de acceso, pero nada más. Como dice un gran Adepto en una de las Cartas de los Maestros, uno tiene que ver las cosas por sí mismo. Nadie puede abrirles los ojos a otros y mostrarles las realidades de la vida interna.

El segundo acceso se basa en el examen del mundo al que queremos entrar, y acerca del cual uno de los Adeptos dijo: “Entrad de vuestro mundo al nuestro”. Claro que no sabemos cómo es ese mundo, pues apenas estamos preparándonos para entrar a él y está más allá de la imaginación e incluso más allá del intelecto. Pero los que han entrado a ese mundo nos han dado algunos indicios de su semejanza, y si aprovechamos la luz de esos testimonios y afirmaciones es posible que captemos algo de su belleza y esplendor y paz, y esto nos dé suficiente inspiración para tratar de entrar a él. Esta inspiración puede dar el incentivo que necesitan especialmente muchos aspirantes que se sienten débiles para vencer la inercia que los inclina a quedarse donde están aunque desearían salirse de sus condiciones actuales.

El enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:






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