Conocimiento de Sí Mismo (49). Capítulo XVI - Desarrollo del poder atmico -3

El que se ha impuesto el ideal de perfección tiene que aprender a hacer cosas nuevas y a iniciar nuevas líneas de actividad constantemente. Le toca eliminar gradualmente la resistencia de sus vehículos inferiores, y acostumbrarlos a emprender nuevas líneas de actividad, ya placenteras, ya desagradables, sin ofrecer resistencia, de una manera muy semejante a como un caballo bien domado obedece automática e inmediatamente la más leve indicación de su amo.

Cuando esta capacidad de iniciar nuevas líneas de actividad se ha desarrollado suficientemente, queda abierto el camino para ensanchar gradualmente la gama de capacidades de cada vehículo. La cantidad de cosas que un cuerpo particular de un individuo puede hacer eficazmente, es limitada y depende de su ambiente, de su adiestramiento y de lo desarrollado que esté ese cuerpo. Esta gama de actividad hay que ensancharla lenta y sistemáticamente con el fin de que las energías superiores puedan expresarse más variada y plenamente en la vida inferior. Desde luego, las direcciones en que haya que extender estas capacidades de los diferentes cuerpos, dependerán de las necesidades y el temperamento de cada individuo, o sea de lo que puede llamarse su unicidad individual. Pero hay que ejercer esta presión sobre los vehículos para que aumenten sus capacidades vibratorias y su utilidad.

Sólo cuando uno acomete seriamente esta tarea de desarrollar una perfección integral, se da cuenta de lo confinada y encerrada que ha estado su vida y de cómo la falta de sensibilidad de sus vehículos le impide la expansión de su conciencia y el flujo de la vida Divina en su interior. Quiere traer a la conciencia física las vibraciones de los planos internos, pero su cerebro opone dificultades insuperables por su densidad. Quiere sentir el rapto de devoción que le lleve en sus alas a los pies de su Amado, pero su cuerpo emocional resulta sordo y se niega a vibrar en respuesta a la música divina del Señor. Quiere seguir cierta línea de estudios, pero su mente no ha desarrollado aún la aptitud para comprender ese tipo de pensamientos. Pero nada saca con impacientarse ante esas deficiencias. No podemos tener capacidades que todavía no hemos desarrollado. El hombre cuerdo acepta la situación en que se encuentra, pero se lanza a acrecentar las capacidades de sus cuerpos en la dirección que quiere, por una firme presión de su Voluntad, y con una recta adaptación de los medios a los fines. 

Si recordamos que todas las capacidades están ya presentes dentro de nosotros en forma potencial, y que también tenemos a nuestra disposición el infinito poder de la Voluntad Divina, podemos proceder con mayor confianza a este desenvolvimiento gradual de nuestras posibilidades ocultas. Cuanto más diversas sean nuestras capacidades, más rica será la melodía que el Divino Músico interno podrá hacer brotar de los instrumentos que ha cultivado para su uso. No sólo hay que ensanchar las capacidades sino también profundizarlas por su práctica intensiva. Un desarrollo parcial de gran número de capacidades, puede ir acompañado de un carácter muy superficial que dé por resultado una vida muy poco útil. Solamente cuando se ha desarrollado una capacidad hasta un alto grado de eficiencia, es posible recurrir a nuestros propios poderes internos en servicio de los propósitos más elevados del Alma. La intensidad es un factor de gran importancia en la vida espiritual; generalmente todos los triunfos en el campo espiritual se hacen posibles por la gradual intensificación del esfuerzo en una dirección particular. Ahora bien, esta intensificación se logra aplicando una creciente presión de la Voluntad, lo cual a su vez ayuda a desarrollar el poder Volitivo como nada más puede hacerlo. Gracias a esta acción y reacción entre el esfuerzo intensivo y el poder Volitivo, se forman gradualmente ciertas cualidades del carácter, tales como la paciencia, la perseverancia, la constancia de propósitos, que proyectan en los mundos inferiores tenues reflejos del grandioso poder de la conciencia Atmica.

Junto con la capacidad de iniciar cualquier tipo de actividades y mantenerlas a alta presión por cualquier tiempo, debe adquirirse la capacidad de suspender instantánea y totalmente una actividad en cualquier momento. Esto marca el máximo de control sobre el vehículo. Aunque realmente es una forma de inhibición sin embargo este poder de suspender la actividad de los cuerpos físico, mental y emocional, en forma instantánea y completa, debe practicarse como una secuela de las actividades mismas, para desarrollar a perfección este poder Volitivo. Por ejemplo, podemos practicar cualquier actividad física, y cuando ya esté formado el hábito, suspender esa actividad. Podemos elevar hasta una tónica alta una emoción como el entusiasmo, y luego poner el cuerpo emocional en perfecta calma en un instante. Podemos ocupar la mente en cualquier tarea o estudio, y cuando esté por completo interesada o absorta, retirarla completamente de esa tarea o tema, sin permitirle que regrese a él o que se goce en él como querrá hacerlo.

Cuando un individuo puede emprender, proseguir y suspender a voluntad cualquier actividad con sus cuerpos físico, emocional o mental, puede decirse que su Voluntad ha adquirido completo dominio sobre sus cuerpos y es capaz de usar los totalmente como instrumentos suyos en los mundos inferiores.

Por lo dicho aquí sobre el desarrollo del poder Atmico se verá claro que las oportunidades para desarrollar este supremo poder nos las ofrece la vida en todas sus esferas y bajo toda clase de circunstancias, externas e internas. Atma es nuestro principio primordial, el corazón de nuestro ser espiritual y por medio de la voluntad espiritual que es su arma principal, regula, energiza y controla todas nuestras fuerzas y los vehículos por cuyo medio ellas operan. Es el poder supremo, energizante y gobernante, dentro de nosotros, que nos ha traído salvos a través de períodos eónicos hasta nuestro actual estado de evolución, y que garantiza que finalmente triunfaremos sobre nuestras imperfecciones y flaquezas y alcanzaremos la cumbre de nuestro glorioso destino. Quien resuelve y comienza a estudiar y practicar la ciencia de la Renovación Propia, empieza a aprovechar esta ilimitada fuente de Energía Divina en creciente medida, hasta convertirse por completo en un centro por cuyo medio la Voluntad Divina lleva a cabo, sin estorbos, el Divino Propósito.


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