Conocimiento de Sí Mismo (42) Capítulo XV. Papel de Atma en nuestra Vida.

Entre gentes educadas en la tradición religiosa de que la Verdad se encuentra dentro de uno mismo en las profundidades de la conciencia, y no en las formas exotéricas de la religión, reina la idea de que cuando un buscador sondea en las honduras más íntimas de su ser en busca de Dios o de la Realidad, llega al fin a un estado de Iluminación que puede  considerarse como definitivo, después del cual no queda nada más por buscar. Alcanzada esa etapa, se supone que el Iluminado reposa en ese dichoso estado por toda la eternidad. Empero, esa idea de finalidad en relación con nuestra meta espiritual y la perfección, es una concepción equivocada que se basa en un conocimiento muy superficial de los verdaderos problemas de la vida espiritual. Los que conocen algo del lado esotérico de la religión, saben que no hay ni puede haber un punto final en lo referente al desarrollo espiritual. Esta verdad ha sida muy bellamente expresada en varios textos de la literatura Teosófica. Así Icemos en Luz en el Sendero: ‘El alma del hombre es inmortal, y su futuro es el futuro de algo cuyo crecimiento y esplendor no tienen límites”. Y en otro lugar del mismo libro se dice: “Entrarás en la luz, pero nunca tocarás la Llama”. Estos textos indican muy claramente que en el viaje de exploración de sí mismo, cuando un buscador penetra en las honduras de su ser y encuentra esplendores cada vez más grandes y Realidades más y más profundas, nunca alcanza una etapa en la que pueda decirse: “Hasta aquí llegas, y no hay más”.

Como vimos en el capítulo II, el alma espiritual del hombre es de naturaleza triple, Voluntad, Intuición e Inteligencia, y funciona en los planos de Manas Superior, Buddhi y Atma. De modo que el vehículo Atmico de la conciencia es como el corazón del alma espiritual, desde donde se gobierna no sólo la vida de la personalidad sino también la de la individualidad. Se verá, pues, que en lo concerniente al lado humano de nuestra naturaleza, Alma o la Voluntad es el principio esencial de la Mónada. Y esto explica la idea de que la Voluntad es la meta final de nuestros esfuerzos y que el logro de la conciencia Atmica significa la liberación del alma humana. Pero no debemos olvidar que si bien es cierto que en lo que concierne a nuestra evolución humana el plano Atmico marca el límite de nuestra Realización Directa, existen otros planos más allá, y nuevas perspectivas, cuando se haya completado nuestra evolución humana. De ellas no podemos formarnos concepto alguno ahora, pero se abrirán para nosotros a fin de que continúe nuestro desenvolvimiento en los planos todavía más sutiles. A esto se refiere claramente el Sutra IV- 25 de los Yoga-Sutras de Patanjali que alude a la ulterior recesión de la conciencia hacia el plano eterno del Purusha.

Antes de acometer la tarea casi imposible de entender las funciones de la Vida Divina que se manifiesta como Voluntad por medio del vehículo Atmico, conviene recordar las tremendas limitaciones bajo las cuales opera el intelecto humano, y la consiguiente dificultad de entender siquiera parcialmente estas verdades de la vida espiritual. Cuando más lejos esté de la esfera intelectual cualquier principio interno, mayor es la dificultad para entenderlo. Esa comprensión sería imposible en efecto, si no fuera porque estos principios existen dentro de nosotros mismos, aunque muy profundamente sepultados; con los débiles ecos de esas regiones podemos evocar una tenue respuesta en nuestra mente que nos permita captar destellos ocasionales de nuestra naturaleza trascendental. Conscientes de esta tremenda dificultad, y con reverente actitud, hemos de encararnos con estos problemas, pues cuando hay verdadera aspiración y afán de saber, la vida Divina dentro de nosotros responde de alguna manera iluminando la mente hasta cierto punto.

Antes de tratar de las funciones de Atma en nuestra vida, diremos unas pocas palabras acerca de la naturaleza del vehículo por cuyo medio funciona la conciencia en el plano Atmico. Como saben los estudiantes capaces de usar la clarividencia superior, el cuerpo Causal, vehículo de la mente superior, es un ovoide que corresponde con las auras de los cuerpos emocional y mental inferior. Este cuerpo Causal tiene una superficie que lo envuelve, la cual es susceptible de ensancharse con la evolución y bajo el impulso de fuerzas espirituales que irradian desde adentro. Al llegar al siguiente vehículo superior (el Anandamaya Kosha de la Vedanta), que nos permite entrar en contacto con el plano Búddhico, podemos imaginar que desaparece esa superficie envolvente, y que el cuerpo Búddhico aparece como una estrella, un centro de luz que lanza sus rayos en todas direcciones (por lo menos hasta donde puede concebirlo el intelecto que funciona por medio del cerebro físico).

En el siguiente plano superior podemos imaginar también que el vehículo Atmico consiste en un simple átomo del plano Volitivo, en el cual la conciencia puede expandirse y contraerse alternadamente con rapidez inconcebible. Ensancharse para abarcar la conciencia de todo el plano, y contraerse hasta un punto para impartir color individual a esta omniabarcante conciencia. De esta manera pueden reconciliarse en la misma conciencia dos atributos diametralmente opuestos y aparentemente incompatibles: el de la omnipenetración y el de la individualidad. Esta es una cuestión muy difícil de entender para el intelecto humano, y está muy bien expresada en la descripción de esta conciencia trascendental en aquella frase bien conocida que dice: “Con su circunsferencia en ningún sitio y su centro en todas partes”. 

No será de ningún provecho adelantar más sobre esta cuestión que está realmente fuera del alcance del intelecto humano. Podemos pasar a la consideración del tema más importante y práctico del papel de Atma, la Voluntad, tal como aparece ante nosotros y nos afecta en las regiones de nuestra personalidad. Pues ninguno de los que vivimos en los mundos inferiores de ilusión puede comprender lo que son las funciones de Atma en su propio plano trascendental.


El enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:

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