Conocimiento de Sí Mismo (38) Cap XIII: Desarrollo de Buddhi -2
Estos tres requisitos (fortaleza, inegoísmo y pureza) han de adquirirse en suficiente grado si queremos prepararnos sistemáticamente para que la Vida Divina se muestre bien en nosotros. La principal razón de que tantísimos que aspiran a experimentar las realidades de la vida espiritual no progresan definidamente en esa dirección, consiste en que no dan los pasos necesarios para colocar los cimientos de esa vida y se contentan con leer y pensar en estas cosas. Leer y pensar no nos llevan muy lejos; tenemos que dedicarnos en serio y llenar las condiciones necesarias para el progreso real, porque estamos trabajando en un mundo gobernado por la Ley. Solamente sobre cimientos bien colocados puede levantarse la estructura de una vida realmente espiritual, segura y sólida.
Podemos ahora considerar algunos de los métodos específicos y prácticos que desde tiempos inmemoriales se han prescrito para el desarrollo de la conciencia superior. Téngase en cuenta, sin embargo, que estos métodos son en cierta medida individuales. No sólo porque cada individuo es único y diferente de los demás, sino porque el sendero que siga hacia su perfección es también en cierta medida único, como tan bellamente lo expresa Luz en el Sendero: “Cada hombre es absolutamente para sí mismo el camino, la verdad y la vida”. Esto significa que tenemos que experimentar con la vida, con diferentes métodos, y descubrir nuestro propio camino que nos lleve a nuestra meta. No existe un método de ordenanza que hayamos de seguir ciegamente para alcanzar Iluminación. Pero aunque el camino es único para cada cual, existen varias líneas generales por las cuales podemos experimentar en la búsqueda de nuestro propio método individual. Vamos a hablar brevemente acerca de ellas.
El primer paso en esta dirección es el de acopiar todas nuestras energías mentales dispersas, y concentrarlas en los problemas del vivir. Mientras le permitamos a la mente correr alocadamente tras toda clase de objetos, sin un propósito central, sin una dirección definida, estamos condenados a vivir enredados en los lazos de la ilusión, y la Verdad continuará oculta para nuestros ojos. Se ha dicho muy bien que “la mente es el gran matador de lo Real” y que el discípulo debe matar al matador. Podemos “matar ese matador”, o sea adquirir la capacidad de ver a través de las ilusiones de la mente, si enfocamos la luz de la conciencia sobre la mente misma y tratamos de ver cómo la mente modifica y desfigura todas las cosas antes de que lleguen a nuestra conciencia. Sólo cuando vemos que todas las cosas que llegan a nuestra conciencia tienen que pasar por ese medio de la mente, nos damos cuenta de las ilusiones que la mente crea. Estar alertas y vigilantes constantemente a este respecto, es la única manera de desarrollar el discernimiento, esa facultad que gradualmente destruye el mundo irreal y nos revela el Real. No se trata de pensar, sino más bien de cierta forma de conciencia ante la cual pasa el proceso del pensamiento en visión panorámica.
Esta intensa concentración sobre la mente y sus actividades debe practicarse con constancia día tras día, de modo que nos demos cuenta de esta incesante actividad de la mente, aun en medio de nuestras actividades ordinarias. Es fácil ver que esta práctica, si se sostiene por un tiempo suficientemente largo, hará que el centro de la conciencia se deslice gradualmente desde su región habitual en la mente, hacia la región de Buddhi que está más allá de la mente, pues Buddhi es la facultad espiritual que coadyuva al trabajo de la mente y a que la conciencia que mora en nosotros se dé cuenta de sus actividades mentales. Una vez que el centro de la conciencia queda estabilizado en su nueva posición, y que vemos la vida desde el plano superior de Buddhi en vez de verla desde el plano mental, irrumpirán en nuestro horizonte todas aquellas verdades que se originan en el plano Búddhico. Este método en que se usa el Discernimiento o Viveka para penetrar a través de las ilusiones de la vida y de la mente y alcanzar las etapas superiores de la conciencia, es la base del Jnana Marga o Sendero del Conocimiento. Representa el acceso a la Intuición o Buddhi por medio del intelecto.
Pero hay otro acceso por medio de las emociones, pues, como ya se dijo, Buddhi es de carácter dual y combina en sí la esencia del intelecto y de las emociones. Este segundo método, que es adecuado para personas de temperamento altamente emotivo, es el que se conoce como Sendero Emocional. En este método el amor y la devoción a una Deidad en particular se intensifican más y más por prácticas de diversas clases, hasta que la conciencia del devoto se fusiona con la del objeto de su devoción. Todos sabemos cómo cae un rayo sobre cualquier objeto en tierra; la electricidad friccional generada en las nubes, induce una carga contraria en la superficie terrestre, y a medida que sigue aumentando el voltaje de electricidad en las nubes la tensión entre las dos cargas opuestas también crece. Llega un momento en que la tensión se hace tan grande que supera la resistencia del aire que separa las dos cargas, y un relámpago marca la unión y fusión de las dos cargas opuestas. Algo similar ocurre cuando la conciencia del devoto y la del objeto de su devoción se funden en un éxtasis que siempre precede a la visión mística. Por un momento se escapa al plano Intuicional la conciencia del devoto, y allí realiza que él y el objeto de su devoción no son sino uno solo. Desde ese momento en adelante, aunque se diluya la conciencia directa del plano Búddhico, la visión que tuvo es una poderosa fuente de inspiración y las corrientes del plano Búddhico continúan fluyendo por el canal que se creó.
El enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:
http://www.logiamdblavatsky.com/resources/Taimni_RenovacionDeSiMismo.pdf
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