Conocimiento de Sí Mismo (21) Cap. VIII: Funciones del Cuerpo Mental.
El cuerpo mental inferior es el vehículo de los pensamientos concretos. Trataremos de sus funciones, en este capítulo. Y, como en el caso del cuerpo emocional, lo haremos desde el punto de vista especial de la Renovación de Sí Mismo, limitándonos a considerar hechos y métodos que nos permitan entender y emplear este cuerpo eficientemente en su trabajo.
La mente humana es la cosa más maravillosa de la creación, y también el problema máximo del hombre que trata de hollar la senda que conduce a la perfección e Iluminación. Es nuestro principio separativo, que nos hace ver la multiplicidad del Uno. Es el centro del egoísmo que nos hace sentir que somos un individuo con intereses en conflicto con los de otros. Es el creador de la ilusión que produce en nuestra conciencia una visión desfigurada de la Realidad. El que quiera conocer la Realidad que sostiene este universo fenomenal, tiene primero que controlar la mente y luego trascenderla.
Al considerar las funciones del cuerpo mental inferior, lo primero que tenemos que anotar es que la psicología moderna usa la palabra “mente” de una manera muy general, porque ignora su verdadera constitución, su naturaleza y funciones. Reúne fenómenos que se originan en partes muy distintas de nuestro ser interno, y los coloca todos bajo el término general y bastante vago de “mente”. Nuestras emociones, pensamientos concretos, pensamientos abstractos e intuiciones, todos están mezclados de un modo bastante confuso, y aun quienes han hecho un estudio especial de este asunto entienden muy imperfectamente la relación entre ellos.
La causa principal del caos que prevalece en este campo de la psicología es el uso de métodos equivocados para investigar fenómenos de la mente, debido a la actitud materialista de nuestra era científica. La psicología estudia la mente en sus funciones por medio de su instrumento físico, el cerebro, y no dispone de medios para ir más allá del cerebro y poder examinar las fuerzas o agencias que causan las diversas manifestaciones de conciencia que aparecen en el cerebro y por medio de él. Hasta hace poco se consideraba al cerebro como la fuente originadora de todos los fenómenos mentales. Esta opinión se expresó en el famoso aforismo de Lombroso, “El cerebro produce pensamientos como el hígado secreta bilis”. Pero investigaciones posteriores de los fenómenos psíquicos demostraron que esa opinión es insostenible, y la psicología moderna ha aceptado con desgano la idea de que la mente es independiente del cerebro aunque necesita de él para manifestarse en el plano físico.
Una de las mayores contribuciones de la Teosofía en el campo de la psicología, ha sido la de esclarecer todos los fenómenos mentales, rastrearlos hasta sus fuentes respectivas, clasificarlos según su índole y sus diferentes fuentes, y permitir así comprender la mente humana como jamás antes había sido posible. Se ha logrado poner orden y claridad en este campo, gracias a las investigaciones hechas por Ocultistas en los niveles superfísicos. Con el desarrollo de sus sentidos superfísicos, estos investigadores han podido examinar la constitución superfísica del hombre, clasificar los diferentes elementos de esa constitución, y rastrear hasta sus respectivos orígenes en los planos superfísicos las diversas clases de fenómenos que se suceden por medio del cerebro físico.
El primer hecho importante que se ha descubierto es el de que nuestros sentimientos y pensamientos concretos y abstractos se derivan de tres fuentes distintas; que son los resultados del funcionamiento de la conciencia por medio de tres vehículos sutiles diferentes; que el cerebro y el sistema nervioso se limitan a traer a la conciencia física diversos principios que operan en los planos superiores.
Ya hemos tratado de cierto juego de fenómenos que operan por medio del cuerpo emocional y producen nuestras sensaciones, sentimientos, deseos y emociones. Ahora trataremos del órgano del pensamiento, la maquinaria pensante que el alma usa para expresarse en el campo mental o tercer plano del sistema solar.
Lo primero que hay que anotar a este respecto es que, a diferencia del cuerpo emocional que es un todo indivisible y contiene materia de todos los siete subplanos del campo emocional, el cuerpo mental se componen de dos vehículos de conciencia: el mental inferior, y el mental superior. El cuerpo mental inferior, formado con materia de los cuatro subplanos inferiores, sirve como órgano de los pensamientos concretos. Y el mental superior, o cuerpo Causal, formado con materia de los tres subplanos superiores, sirve como órgano del pensamiento abstracto. Estos dos cuerpos están completamente separados uno del otro; tienen funciones distintas y son dos componentes diferentes de nuestra constitución total. El mental inferior es parte de la personalidad transitoria que se renueva a cada encarnación, mientras que el cuerpo Causal es el vehículo más denso del alma inmortal o Ego que perdura de vida en vida y se expresa parcialmente en las sucesivas personalidades.
Puede verse, pues, que nuestra mente es el campo de reunión del yo inferior y el Yo Superior, o sea de la personalidad temporal llena de limitaciones e ilusiones, y el Yo permanente que se expresa como la trinidad de Voluntad, Sabiduría e Inteligencia y forma nuestra alma espiritual. Como estos dos cuerpos, que operan ambos en el plano mental, tienen funciones muy diferentes, nos limitaremos a estudiar en este capítulo las funciones del mental inferior, el órgano del pensamiento concreto, y estudiaremos en otro capítulo las funciones del cuerpo mental superior.
Pero antes convendrá tal vez despejar el campo, observando la estrecha relación que hay entre este cuerpo y el emocional. Aunque estos dos vehículos de conciencia son bien distintos y pertenecen a planos diferentes, están muy estrechamente relacionados entre sí y trabajan en íntima combinación en la vida actual. Tan íntima es esta relación y tan indistinguibles suelen ser sus modos de operar, que frecuentemente se los trata como si fueran un solo vehículo. Así en la literatura teosófica temprana se habla de Kama como de un principio.
Esta íntima relación entre el deseo (kama) y la mente (manas), se debe a la evolución conjunta de los dos cuerpos, y se comprenderá mejor al considerar la manera como el deseo y el pensamiento actúan y reaccionan recíprocamente desde el comienzo mismo de su desarrollo. Cuando rastreamos la génesis del deseo, vimos que el elemento de la memoria y la anticipación de placeres y dolores ya experimentados con relación a objetos externos, provocan atracciones y repulsiones hacia esos objetos, y fomenta también deseos de varias clases. Esta interacción entre sensaciones pertenecientes al cuerpo emocional, y la memoria y anticipación pertenecientes al cuerpo mental inferior, es el comienzo de esa unión y relación íntimas entre el deseo y el pensamiento que ha sobrevivido hasta la etapa actual de la evolución. Más adelante, cuando el deseo crece, usa siempre la mente para lograr sus fines, para idearse medios de satisfacerlos, y durante mucho tiempo la mente inferior no es más que una servidora o esclava del deseo, y se desarrolla gradualmente y adquiere fuerza, empieza a ejercer un control cada vez mayor sobre el deseo, y finalmente se convierte en su dueña. En esta tarea de subyugar al deseo recibe fuerza de las fuentes espirituales internas, a las cuales va teniendo más acceso a medida que avanza en las etapas posteriores de la evolución.
Este funcionamiento combinado de los cuerpos emocional y mental inferior, se ve también en nuestra vida emocional. Vimos ya que las emociones se derivan de la interacción del deseo y el pensamiento; por tanto, cada vez que sentimos una emoción, los dos cuerpos vibran simultáneamente. La asociación tan íntima entre estos dos cuerpos se ve claramente cuando notamos el papel tan importante que las emociones desempeñan en la vida del individuo corriente.
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