Conocimiento de Sí Mismo (13).- Cap IV - V: Control Purificación y Sensibilización del cuerpo físico.
Mientras tratamos sobre la constitución del cuerpo físico, es conveniente también tener alguna idea respecto a las funciones de ciertos órganos y centros que se mencionan con frecuencia en la literatura Oculta pertinente. Estos órganos desempeñan un papel cada vez mayor en las últimas etapas de la evolución humana, cuando la comunicación entre la conciencia inferior y la superior se intensifica y el cuerpo físico se convierte en un eficaz instrumento del Yo Superior.
Consideremos primero dos órganos muy nombrados: la glándula pineal y el cuerpo pituitario, que están situados dentro del cerebro y de cuya función real prácticamente nada saben los fisiólogos. Los biólogos suponen que estos dos órganos son rudimentarios; que desempeñaron un papel en las etapas previas de la evolución, y que en la etapa actual juegan un papel menor: el de suministrar ciertas secreciones para el crecimiento y mantenimiento del cuerpo físico. La verdadera función de estos órganos, que serán de muchísima importancia en las etapas futuras de la evolución humana, la conocen solamente los Ocultistas.
El cuerpo pituitario es el órgano que sirve como válvula para la transmisión de vibraciones pertenecientes a los planos Intuicional y Mental superior, al cerebro físico. Su vivificación hace parte del adiestramiento a que se somete todo estudiante avanzado de Ocultismo práctico. Y la glándula pineal es el órgano de transmisión del pensamiento. Su vivificación capacita al hombre para enviar cualquier pensamiento de su cerebro al de otro.
También podemos tratar aquí muy brevemente de la función de ciertos chakras tan mencionados en la literatura sobre Yoga. Si se examina el doble etérico con visión extrasensorial, se ven en él en diferentes puntos, ciertos vórtices de materia que gira con gran rapidez. Estos vórtices tienen una apariencia brillante; parecen divididos en un número variado de segmentos coloreados semejantes a pétalos. En la terminología Yóguica se les llama chakras y se les considera como puntos de contacto entre los vehículos físicos y emocional. Por medio de estos puntos penetran al cuerpo físico varias clases de energías del cuerpo emocional; y el movimiento giratorio peculiar que se observa en ellos se debe a esta rápida entrada de energías procedentes de una dimensión superior. Estos chakras tienen varias funciones; una de las más importantes es la de servir como puente de la conciencia: su vivificación nos permite establecer comunicación directa entre los planos físico y emocional. Cuando estos chakras se vivifican y se activan, se desarrolla la clarividencia emocional que permite traer al cerebro el recuerdo claro y correcto de todas las experiencias vividas en el plano emocional. Con lo cual, y para todos los propósitos prácticos, los dos planos se vuelven como uno solo, como parte de la conciencia despierta.
La vivificación de estos chakras se produce con la ayuda de Kundalini, esa energía misteriosa que tiene su sede en la base de la columna vertebral y que desempeña un papel tan importante en algunas prácticas de Yoga. Al someterse a ciertas prácticas Yóguicas que nunca deben intentarse sino bajo la guía directa de un instructor competente, se despierta esta energía y se la hace pasar hacia arriba a lo largo de un pasaje interno de la columna vertebral llamado Sushumna. El paso de esta energía de Kundalini a través de los chakras los vivifica, y capacita al practicante para entrar en contacto más y más íntimo con el plano emocional. Pero toda esta clase de prácticas pertenecen a las últimas etapas del sendero del discipulado que conduce a la Iluminación, y ningún novicio puede jugar con estas cosas sin gran peligro para su cuerpo físico. (Quiero incidir en la importancia de trabajar, por llamarlo de alguna manera, la Kundalini con persona con alto conocimiento de ello. Me asombra la aparente superficialidad con la que se trata este tema en el mundo espiritualoide).
CAPITULO V
CONTROL PURIFICACIÓN Y SENSIBILIZACIÓN DEL CUERPO FÍSICO.
Al tratar de las funciones y constitución del cuerpo físico en el capítulo anterior, se indicó que su principal función es la de servir de instrumento al alma en el plano físico. De esto se deriva que si queremos recorrer el camino que conduce hacia la perfección, debernos entrenar y desarrollar este cuerpo de tal manera que pueda cumplir esa función tan perfectamente como sea posible. Es cierto que el plano físico tiene ciertas limitaciones insuperables. Pero aun con estas limitaciones es posible llevar el cuerpo a un grado de eficiencia y perfección muy superior al que ahora posee, como instrumento del alma. Se nos dice que en un futuro lejanísimo, cuando la materia del plano físico estará mucho más altamente evolucionada que ahora, los cuerpos físicos serán mucho más idóneos para responder a vibraciones provenientes de los planos superiores, y que los Hombres Perfectos de ese entonces serán capaces de traer a su conciencia física mucho más de su divinidad que lo que podemos traer ahora. Pero el hecho de que esa posibilidad esté tan lejana no debe desalentarnos. Dentro de las limitaciones actuales hay sin embargo inmensas posibilidades de progreso y adelanto abiertas para nosotros. Y todo cuanto puede exigírsenos es que hagamos ahora el mejor uso del material de que disponemos.
Se ha dicho ya al principio de este libro que no estamos tratando de la Renovación Propia en general, sino que buscamos esa Renovación con un objeto particular bien definido que es el de la Realización-Directa. Todo, pues, lo veremos desde este punto de mira particular, hasta donde sea posible. Ello podrá en cierta medida restringir los alcances del tema pero probablemente hará más provechoso el tratarlo.
El primer problema que tenemos que acometer es el de someter a control el cuerpo físico, pues sin cierta medida de control no será posible purificarlo ni sensibilizarlo suficientemente a las vibraciones exquisitamente delicadas que provienen del interior. Debemos recordar que el cuerpo físico es un instrumento viviente y no un instrumento inanimado como un motor o un violín que no obedecen sino a las leyes de la física y la química. Posee algo que puede llamarse semi-conciencia; tiene ciertos hábitos o idiosincrasias, y algo que se asemeja a una voluntad; de suerte que puede resistirse a nuestros esfuerzos por cambiar sus métodos, y así lo hace. Todos hemos experimentado esa resistencia del cuerpo físico cuando tratamos de cambiar nuestros hábitos físicos y nuestro modo de vivir. Es cierto que la mayor parte de la dificultad que encontramos cuando nos esforzamos por cambiar nuestro comportamiento no se debe al cuerpo físico sino a los cuerpos emocional y mental; y que en la mayoría de los casos el cuerpo físico no es sino el instrumento por medio del cual nuestros cuerpos emocional y mental tratan de obtener lo que desean. Sin embargo, dejando a un lado los factores originados en nuestra índole emocional y mental, queda algo que se origina en la parte física de nuestra constitución. Este algo debemos tenerlo en cuenta en nuestro esfuerzo por dominar nuestra naturaleza inferior.
El primer paso para someter el cuerpo físico a nuestro control, es separarnos de él en conciencia y darnos cuenta lo mas cabal posible de que no somos él sino somos su dueño. Al hablar de la necesidad de conocer el cuerpo físico indicamos que uno de los frutos de ese conocimiento es cierta capacidad de separarnos mentalmente de él, o sea de objetivarlo. Este poder de disociarnos del cuerpo y objetivarlo, debe desarrollarse asiduamente por un curso intenso de entrenamiento, hasta que seamos plenamente conscientes de ese dualismo y ya no nos identifiquemos con el cuerpo, como no nos identificaríamos con un corcel que cabalgáramos y utilizáramos para hacer nuestro trabajo. Alimentamos bien al caballo, lo cuidamos y hasta podemos permitirle ciertos caprichos inocentes; pero no lo dejamos que interfiera nuestro trabajo, y lo obligamos siempre a que haga lo que se necesita hacer. Similar debe ser nuestra actitud hacia nuestro cuerpo físico que reconocernos como una cosa viviente, con sus caprichos e idiosincrasias, con su deseo natural de confort y de evitar todo aquello a que no esté acostumbrado.
Pero esta actitud no se adquiere con sólo pensar en ello. Es el resultado de una disciplina rígida y persistente. Sin esa disciplina no podemos desarrollar la capacidad de disociarnos del cuerpo, y sin darnos cuenta seguiremos siendo esclavos suyos. Esta disciplina no significa, sin embargo, caer en el extremo de torturar el cuerpo y someterlo a una tensión innecesaria, como hacen algunos equivocados fakires y religiosos. Esos métodos extremados son totalmente malos; el Bhagavad Gita y todos los grandes instructores nos previenen contra ello. El cuerpo físico se somete a control, simplemente por la aplicación de una firme presión de la voluntad al cambio de los malos hábitos, usando paciencia y sentido común en su manejo. El propósito de Tapas o austeridades de varias clases, practicadas inteligentemente es lograr este control sobre el cuerpo físico y convertirlo en un obediente instrumento del alma que cumpla con eficiencia y sin resistencia todo lo que se le pida hacer. Cada Sadhaka (aspirante) puede idear sus propios métodos para adquirir este control, pues las circunstancias de cada individuo son diferentes y lo que se considera necesario en el caso de uno puede ser innecesario en el de otro.
El enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:
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