Otra enseñanza fundamental de la Teosofía es la de que nuestro sistema solar que es el vasto escenario de la Evolución, es de constitución séptuple. O sea que existen otros seis mundos de materia progresivamente más sutil, que interpenetran el mundo físico conocido por nuestros sentidos. A estos mundos se les llama “planos” en la literatura Teosófica, y a cada uno se le da un nombre. Al plano inmediato al físico, al cual pasamos en el sueño y después de la muerte, se le llama astral o “emocional” porque se relaciona con nuestras emociones, sentimientos y deseos. Al siguiente, en el cual pasamos la mayor parte del tiempo en el período entre dos encarnaciones se le llama “mental” y se relaciona con nuestros pensamientos.
Luego vienen sucesivamente los planos Búddhico (Intuicional), Atmico (Volitivo), Anupadaka (Monádico) y Adi (Divino) Estos mundos se relacionan con nuestro ser espiritual eterno, y son la fuente de nuestros más altos conocimientos y poderes espirituales. (So pena de ser pesada: NO intentes aprenderte de memoria todos los términos sánscritos, o terminarás aburriéndote por no entender. Seguro que entiendes más allá de esos términos escritos en un idioma diferente al tuyo).
Ahora bien, el hombre y de hecho toda vida en variadas formas, están conectados de cierta manera con todos estos siete planos. Pero concretándonos por ahora al hombre, podemos decir que tiene un vehículo de conciencia para cada plano.
Su vida tiene sus raíces en la vida del Logos, en el plano más elevado, y fluye desde ese centro a través de todos los vehículos que conectan al hombre con los diferentes planos.
Un rayo de conciencia Divina circula por todo el juego de vehículos que representan a la Mónada en los diferentes planos, energizándolos y haciéndolos crecer gradualmente hasta que 1 fragmento Divino se yergue plenamente desarrollado, omnipresente, omnipotente y omnisciente en todos los planos.
Para mejor comprensión tracemos un diagrama con siete círculos concéntricos, cuyo Centro represente al Logos Solar que dirige todo este sistema durante todo el período de su manifestación. Los siete círculos representan los siete planos siendo el más externo el plano físico o más denso. (Aquí una aclaración: en el libro en papel, viene un dibujo que no viene en el libro en pdf, para mejor comprensión de lo expuesto).
El punto importante que hay que recordar al mirar este diagrama es el de que cada círculo representa una esfera y que estas siete esferas se interpenetran de modo que la más interna impregna a todas las demás. Estas esferas no indican, pues el tamaño de los diferentes planos, sino sus relaciones espaciales. Nuestra conciencia, acostumbrada a un espacio tridimensional, no puede imaginar las condiciones de los planos superiores, donde tiene que trabajar con más de tres dimensiones; y por eso nos es tan difícil obtener la idea más llana de las relaciones recíprocas de los diferentes planos.
El plano físico, en el que nuestra conciencia está mayormente confinada por ahora, es el más denso; es la esfera más externa en este diagrama. Es el que está sujeto a las mayores limitaciones e ilusiones. Al penetrar hacia adentro, esfera tras esfera, o plano tras plano, estas limitaciones son menos apremiantes, y los velos de ilusión se adelgazan hasta desaparecer completamente cuando alcanzamos la conciencia del Logos Solar que a todos ellos los impregna y sostiene.
A una Mónada o alma individual en manifestación podemos representarla en este diagrama por un radio que atraviesa todos los círculos concéntricos. Esto indica que el rayo de la conciencia Divina que representa a una Mónada, pasa a través de todos los planos y energiza un juego completo de vehículos que la conectan con los diferentes planos. Imaginemos todos los vehículos de una Mónada particular como ensartados en este hilo de conciencia que de esta manera los unifica a todos a pesar de las tremendas diferencias de sus modos de funcionar. A medida que avanza la evolución, los diferentes vehículos, empezando por el físico, se desarrollan, se avivan y se capacitan para servir mejor a la Mónada en los planos sucesivos.
La evolución de la vida proveniente del Logos, que después de desenvolver sus potencialidades Divinas vuelve a fundirse en Él, pasa por varias etapas de involución antes de llegar a la etapa mineral. Es bueno recordar, sin embargo, que antes de que la Vida alcance la etapa mineral que muchos consideran como la más baja, ha pasado por lo menos por tres etapas precisas y bien reconocidas. En esas etapas, que son de involución y no de evolución realmente, la Vida se hunde más y más en la materia antes de empezar a ascender de nuevo en el proceso de evolución. La etapa mineral es así el punto más bajo en un círculo que representa el ciclo de involución y evolución.
Por tanto, la Vida emerge definidamente en nuestro horizonte mental en la etapa mineral. La Vida en la etapa mineral, al menos en lo concerniente a su manifestación en el plano físico, ha sido estudiada muy completamente por la ciencia moderna, y las leyes de su funcionamiento se encuentran en la literatura de ciencias tales como la química, la física, la geología y la astronomía. Pero incluso en lo referente a la etapa mineral, sobre la cual la Ciencia ha hecho estudios detallados, la Teosofía sabe mucho más en ciertos aspectos. Sin embargo, no es necesario entrar aquí en esta cuestión.
La siguiente etapa en la evolución transcurre en el reino vegetal, donde la respuesta a estímulos externos se vuelve un poco más precisa que en el reino mineral, y la capacidad de sentir sensaciones se desarrolla en mayor grado. Todavía las sensaciones son indefinidas, porque el cuerpo emocional que es el vehículo para sentirlas no está todavía organizado sino es apenas un agregado de materia emocional. Por tanto no puede decirse que las plantas y los árboles sienten placer o dolor, sino que sus respuestas a los estímulos externos parecen ser de placer o dolor. Recordemos que en el reino vegetal existen grandes diferencias respecto a grado de evolución, y que los miembros más adelantados de este reino tienen tal vez una mayor capacidad para sentir sensaciones que los miembros más inferiores del reino animal. Estos reinos de la Naturaleza no están rigurosamente separados entre sí, sino que hay una considerable cantidad de traslapo entre ellos y a veces es difícil definir a qué reino pertenece cierto miembro. La vida en el reino vegetal, tal como se manifiesta en el plano físico por medio de organismos físicos, también ha sido tema de mucha investigación y las leyes y hechos pertinentes a ella constituyen la ciencia de la botánica.
La vida en el reino vegetal está ciertamente mucho más evolucionada que en el reino mineral; pero el hecho de que los organismos vegetales están arraigados a un sitio particular limita la variedad de estímulos que pueden recibir de su ambiente. Esta limitación desaparece en la etapa que sigue, o sea la del reino animal cuya capacidad para moverse le abre las puertas a una variedad y cantidad de mayores experiencias. Esto sin duda acelera muchísimo la evolución de la vida, y tal vez se debe a esto que encontremos en los animales superiores no sólo la capacidad de sentir sensaciones bien desarrollada, sino también los inicios de actividad mental. (Razón de peso a tener en cuenta a la hora de dejarme sentir al decidir con qué me voy a alimentar).
Es necesario señalar que el cuerpo emocional y el sistema nervioso de los animales están bastante bien organizados, y por lo tanto su capacidad de sentir placer o dolor está bastante desarrollada. Por esta razón, cualquier herida infligida al cuerpo físico la siente agudamente el animal aunque no pueda expresar sus sentimientos. Quienes infligen dolor a los animales o son causa de que se les inflija, ya sea para alimentar se o por deporte, debieran tomar nota de esto. El sufrimiento que se produce a otros recae sobre su causante tarde o temprano, y la ley de karma no deja de funcionar en el caso de los ignorantes o de los que tratan de encontrar excusas plausibles a su mal obrar. Si la gente se imaginara los sufrimientos futuros tan terribles que está echándose encima por su dureza y crueldad con los animales, se inclinaría menos a encogerse de hombros ante estos temas desagradables y a continuar obrando de una manera tan irresponsable.
Una importante contribución que ha hecho la Ciencia Teosófica al problema de la evolución en los reinos mineral, vegetal y animal, es la de esclarecer el mecanismo de esa evolución. Se ha encontrado por medio de investigaciones extrasensorias en los planos superiores, que el mecanismo de la evolución en estos reinos difiere en un respecto fundamental del de los seres humanos: en que cada organismo físico no tiene un “alma” separada como sí la tiene cada ser humano. En vez de ello, cierto número de organismos físicos está asignado a un “alma- grupal” que de esta manera se convierte en la depositaria de todas las experiencias por las que pasan esos organismos, a la vez que les provee la vida que los informa y energiza. Este hecho interesante de evolución colectiva, arroja luz sobre muchos problemas relativos a la vida de animales y plantas, e incidentalmente muestra de modo notable los ingeniosos métodos que la Naturaleza adopta para lograr sus fines. Pero como esta cuestión no es pertinente al tema que tenemos entre manos, no necesitamos entrar en detalles. (Aquí quiero hacer un inciso respecto a lo del "alma grupal". Seguramente habrá muchos y muchas de los que escucháis o me leéis, que nunca habíais escuchado este término: "alma grupal". No solamente los humanos tenemos alma, aunque sea bien diferente las de los animales o las plantas.)
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