"Curso Introductorio a la Teosofía" Tema 14 "Hermandad Universal" 2 y Fin del libro.
Queda por cierto claramente establecido que la evolución humana aún tiene camino por recorrer, y que a través de su historia las manifestaciones de hermandad han sido breves y fragmentadas. Cuando el hombre hizo su aparición por vez primera en la escena cósmica, su única preocupación fue la propia supervivencia. No podemos decir que en nuestra época presente hemos logrado la emancipación total de semejante actitud, pero aún en aquel hombre primitivo un cambio gradual empezó a efectuarse cuando empezó a evidenciar un deseo de cuidar a los niños del grupo familiar, asegurando así la continuación de la especie. Posteriormente, los lazos de lealtad se extendieron para incluir a otros miembros del clan o tribu o religión a los cuales perteneciera el individuo.
Los Grandes Instructores de la humanidad siempre procuraron despertar en él el sentido unificador de la vida en común, pero sus seguidores interpretaron tal cosa como aplicable solo a aquellos que también estaban dispuestos a seguir aquella determinada religión, excluyendo al resto. Este sentido limitado de la hermandad basado en una determinada fe fue llevado a cabo a expensas del concepto de la hermandad universal. El exclusivismo de la anterior proscribió el inclusivismo de esta última, pero en la historia del buen samaritano encontramos un claro ejemplo de hermandad en el individuo que no titubeó en sacrificarse personalmente para ayudar a alguien que no era de su propia gente, y Jesús utilizó esta parábola para ilustrar dramáticamente el verdadero sentido de la hermandad universal.
A medida que las diferentes épocas han ido transcurriendo con millones de seres transitando el sendero de la evolución, el concepto de la hermandad ha ido gradualmente cobrando
importancia. Hubo una época, por ejemplo, en que se consideraba normal comprar y vender esclavos y tratarles con crueldad. Al cabo de un tiempo empezó a considerarse inaceptable tratarles mal, pero ello no implicaba prohibición de tenerlos. Tiempo después la idea del derecho moral de un ser humano de transformarse en dueño de otro empezó a ser vista como algo inapropiado. Hoy en día, la esclavitud es vista como un horror de tiempos pasados, y es completamente ilegal en todo país civilizado. Aquellos que en encarnaciones anteriores la practicaron sin mayores consideraciones, han avanzado en el sendero, y ahora la ven como algo totalmente inaceptable.
Incluso – y aunque parezca paradojal – la erupción de hostilidades raciales es considerada por algunos como preludio a un reconocimiento más universal de la unidad esencial del hombre; la violencia en la cual encuentra expresión por el momento es el extremo sombrío del espectro de las relaciones humanas, pero al otro extremo vamos encontrando cada vez en mayor cantidad a aquellos que empiezan a vislumbrar la luz de la hermandad y la buena voluntad. La inhumanidad del ser humano para con sus congéneres está aún lejos de ser erradicada en este planeta, pero cuando observamos atentamente el plan evolutivo y nos damos cuenta de que cada cual cosecha lo que siembra y que tal es el sistema que nos enseña el recto proceder, resulta posible vislumbrar un futuro en el cual el reconocimiento de la interdependencia de los seres humanos y su mutua responsabilidad por el bienestar de la humanidad serán los principios fundamentales que gobiernen el nuevo orden social internacional que ha de eliminar las ciegas hostilidades y brutalidades aún existentes.
La certeza de que esto constituirá tarde o temprano una realidad inevitable no significa en modo alguno que podemos darnos el lujo de abandonar nuestros esfuerzos para que este cambio ocurra lo antes posible. Porque es necesario comprender que el que tiene que llevarlo a cabo es el propio ser humano, porque se trata de un proceso que no puede ser impuesto desde fuera por una deidad imaginaria.
En aquel notable libro “La Voz del Silencio”, en el capítulo titulado Los Siete Portales, al peregrino se le dice que deberá prepararse para responder a ciertas preguntas. Una de ellas es: ¿Has entonado tu corazón y tu mente con la mente y el corazón de toda la humanidad?”. La virtud de la compasión predicada con igual énfasis tanto por el Buda como por el Cristo, es la principal virtud a ser desarrollada íntegramente por todo aspirante al Sendero. El estar “en armonía total con todo aquello que vive; el amar al prójimo como a sí mismo, como hermano y discípulo de un solo Maestro e hijo de la misma madre” es la exigencia que se hace al peregrino que desea recorrer el Sendero espiritual.
Ninguno de nosotros sabe en qué estado de desarrollo se encuentra en comparación con quienes le rodean. Es lógico suponer que en cierto momento estuvimos en la misma situación en que ahora se encuentra nuestro hermano menos desarrollado y que, de igual manera, algún día nos encontraremos donde el actual gigante espiritual, nuestro hermano mayor, se encuentra ahora, porque entre todos nosotros existen diferentes grados de avance que son como escalones en la escala del progreso espiritual. De ahí lo inapropiado de juzgar a nuestro prójimo. Tenemos no sólo un origen común, sino también una lucha y un destino comunes, y esta es la clara realidad que la humanidad aún no comprende, y sin la cual no nos será posible traer la ansiada paz que el mundo tanto necesita.
Si la prueba de la hermandad humana es difícil, el ser humano tiene aún otra similar que enfrentar y conquistar: la vida, cualquiera sea la forma en que ésta se manifieste. Él es el hermano mayor de los seres de otros reinos de la Naturaleza y es, en consecuencia, kármicamente responsable por la explotación de recursos naturales y por sus relaciones con el reino animal en particular. Porque es necesario comprender que aquel que acepta la validez del concepto de la Vida Una, jamás podrá excusarse de la crueldad de infligir deliberado sufrimiento a los animales. La reverencia por toda vida debe ser la base de la ética de quienes deseen vivir sus vidas en consonancia con verdaderos principios ocultos.
Citamos nuevamente la Voz del Silencio: “Habla la Compasión y nos dice, “¿Puede acaso haber felicidad cuando todo aquello que vive está sufriendo? ¿Tenemos derecho a salvarnos mientras escuchamos el grito angustiado del mundo entero?”. Estas palabras son dichas a aquellos que habiendo llegado al fin de la jornada humana se aprestan a ser liberados de la necesidad de volver a renacer en este mundo. La voz les pregunta si se sienten contentos al dejar a sus hermanos menores en el sufrimiento. Tendrán entonces que elegir entre cruzar el Portal hacia la liberación total o escuchar la voz angustiada de la humanidad y retornar, manteniéndose altruistas hasta el fin.
La Compasión es la principal virtud que el Iniciado debe manifestar antes de obtener la liberación. El conocimiento puede ser utilizado para bien o para mal, pero la compasión no tiene alternativa: escucha el grito angustiado y corre a prestar ayuda. Cada paso dado en nombre de la compasión es pues un paso apropiado. La práctica de la hermandad es la verdadera expresión de nuestra consciencia de la unidad de toda vida y de nuestro origen común en la Fuente Suprema.
El Maestro K.H. escribió en una de sus cartas a A.P. Sinnet lo siguiente: “El término Hermandad Universal no es algo venal. La humanidad entera tiene derecho a esperar ciertas cosas de nosotros… y esta es la única base segura para lograr una moral universal verdadera. Y si esto fuere solo un sueño, es sin duda un noble sueño para el género humano; y es también la aspiración más elevada del verdadero adepto.
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Bibliografía:
-La Naturaleza de Nuestra Búsqueda, por N. Sri Ram
-El Interés Humano, por N. Sri Ram
-El Beso, por Ashok Davar
-Hermandad, por la Sociedad Agni Yoga
Preguntas a responder:
1. Explique qué se entiende por la inmanencia de Dios.
2. ¿Por qué se dice que la Hermandad Universal es corolario
inevitable de la inmanencia de Dios?
3. Comente acerca del postulado que indica que el sufrimiento que afecta a un ser humano es el sufrimiento de toda la humanidad. Ofrezca un ejemplo al respecto.
4. ¿Significa la hermandad que todos somos iguales? Dé un
ejemplo al respecto.
5. ¿Cuál es la actitud de la teosofía respecto a los reinos inferiores de la naturaleza y en qué se basa?
6. ¿Qué diferencia podría producirse de aplicar nosotros la práctica de la hermandad en los negocios, la educación, los problemas políticos, las relaciones raciales, los problemas laborales? ¿Qué cambios podrían lograrse bajo las presentes condiciones?
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