"Curso Introductorio a la Teosofía" Tema 13 "El Reino Dévico" 4 - Ángeles Mayores y Menores

En el arco evolutivo ascendente encontramos a estos Devas quienes, similarmente a los elementales, se distinguen por su gran variedad. Los hay aquellos que revelando un elevado estado de consciencia y una gran inteligencia creativa guían, como indicamos anteriormente, a los elementales en la construcción de las formas existentes en el planeta. Estos Devas forman parte de una gigantesca estructura jerárquica que incluye desde el modesto Deva que anima la vida de un rosal al colosal arcángel que representa nuestro Logos Solar cuya presencia anima la vida de nuestro sistema solar.

Los hay aquellos que ostentan el grado de Logos Planetario y que rigen los tres planos, mental, astral y físico, en los cuales tiene lugar la evolución humana, trabajando en perfecta coordinación con los adeptos de la Jerarquía Planetaria conocida como la Hermandad Blanca para asegurar el desarrollo del plan evolutivo y el progreso continuado de la humanidad.

El radio de sus actividades es, sin embargo, infinitamente más vasto de lo que es dable imaginar a primera vista, incluyendo innumerables huestes de devas menores quienes diseñan la gran variedad de formas existentes en el reino vegetal de acuerdo con las necesidades evolutivas de la vida vegetal.

Los devas existentes en la Región Abstracta del plano mental son conocidos en teosofía como “arupa”, término sánscrito que significa “sin forma”, porque la materia que constituye sus cuerpos no se precipita en formas definidas sino más bien en una radiante y compleja vibración de luz. En la Región Concreta del plano mental los devas tienen, en cambio, forma definida y se les conoce como devas “rupa”, es decir, con forma definida.

Se nos dice que en los planos superiores al plano mental hay por cierto innumerables entidades dévicas aún más elevadas que las de la Región Abstracta, seres elevadísimos conocidos en las antiguas escrituras orientales como Adityas, Dhyani Budas, etc., y en la tradición cristiana como Arcángeles, Querubines, Serafines, etc.

La existencia y el trabajo de estas Grandes Inteligencias como portadoras de la Voluntad Divina en la administración de la Naturaleza son reconocidas en todas las grandes religiones. Los diferentes nombres con que estas religiones distinguen a tales Seres dejan de manifiesto su conocimiento de la estructura jerárquica a la cual pertenecen.

Al igual que los elementales, los ángeles son andróginos. Su aspecto a la vista clarividente es radiante, lleno de luz, cuerpo y rostro manteniendo una vaga semblanza a la del ser humano y, contrariamente a lo retratado en la pintura tradicional de occidente, sin alas. (Claramente, cuando se tiene un cuerpo estructurado de materia sutil, no tan sujeta a las leyes de gravedad como la materia física, la necesidad de alas es inexistente). Las alas de aquellos ángeles pintados en iglesias y cuadros de la época renacentista principalmente, parecen tener origen en la compleja radiación de luz que suele emanar de la parte superior de sus cuerpos, observada por clarividentes de la época.

Campos de Actividad – Los Siete Rayos

1º. Rayo = Liderazgo      (Característica = Fuerza)
2º.   “      = Enseñanza    (       “ “             = Sabiduría)
3º.   “      = Cultura          (       “ “             = Tacto)
4º.   “      = Arte               (       “ “             = Armonía)
5º    “      = Ciencia         (       “ “              = Conocimiento)
6º.   “      = Religión        (       “ “              = Devoción)
7º.   “      = Ritual            (       “ “              = Servicio)

Los devas del primer Rayo supervisan el trabajo de los ángeles menores en lo que respecta a la construcción de formas. Los del segundo dedican sus esfuerzos al campo de la enseñanza. Los del tercero trabajan con las corrientes de pensamiento que estimulan el desarrollo de valores culturales en los diversos países. Los del cuarto rayo son los generadores del esfuerzo creativo y la inspiración manifestada a través de músicos, pintores y artistas en general. Los del quinto utilizan también corrientes mentales para estimular los descubrimientos científicos del hombre. Los del sexto estimulan en la humanidad las tendencias devotas, colaborando con el desarrollo de las religiones. Finalmente, los del séptimo Rayo ayudan a orientar las fuerzas y corrientes ocultas activadas por rituales místicos o religiosos para beneficio de las fieles y para su desarrollo espiritual a través del campo de la devoción.

No puede dejar de mencionarse la existencia de ciertos devas de indescriptible esplendor, capaces de traer a la existencia sistemas solares completos solo mediante el poder de su mente, canales perfectos de la Voluntad, Creatividad y Energía del Ser Supremo. En este nivel se encuentran cuatro elevadísimos Seres a quienes la tradición oriental llama “Lipikas” (sánscrito; literalmente, escribas), conocidos en ciencia oculta como los Señores del Karma, regentes de una de las leyes cósmicas más importantes en la evolución humana: La Ley del Karma o Ley de Consecuencia. A su disposición se encuentran millones de devas encargados de ejecutar los dictados de esta Ley que rige el comportamiento de la humanidad tanto a nivel individual como colectivo.

Se dice que al ocurrir el nacimiento del Ego humano – evento que tiene lugar cuando la Mónada hace su ingreso al reino humano después de completar su evolución a nivel del reino animal –se le asigna un deva para que le acompañe a través de su peregrinaje evolutivo en la nueva etapa. A este deva, que la tradición cristiana ha dado en llamar “el Ángel Guardián”, se le conoce en la tradición oculta como el Ángel Solar. Su misión es la de proteger al Ego - hasta donde sea posible y permitido - de influencias exteriores peligrosas, y de asegurar su avance.

Se nos dice además, que estos devas solares fueron traídos desde otras regiones cósmicas para acelerar el avance evolutivo de nuestra humanidad que aparentemente procedía con excesiva lentitud. La presencia de un deva solar en cada ser humano se llevó a cabo para devolver a los Egos humanos su ritmo evolutivo apropiado, estimulando así su desarrollo.

Existen numerosos casos que confirman la evidencia de la protección que nos da nuestro Ángel Solar, incluso a nivel físico. Entre otros, puede citarse el caso de cierto niño pequeño quien, durante un terremoto que afectó Taormina, en Sicilia, quedó sepultado vivo bajo los escombros. Cuando las cuadrillas de rescate lo encontraron días después en perfecto estado de salud y sin deshidratación, manifestó que había estado recibiendo diariamente comida y bebida a través de “una señora de vestiduras blancas y brillantes”. (El aspecto andrógino y delicado de los devas puede inducir a considerárseles como seres de sexo femenino por la persona inexperta). Pero la protección dévica es también particularmente eficaz a nivel astral.




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