"Curso Introductorio a la Teosofía" Tema 13: El Reino Dévio -3 Elementales 2

La variedad terrestre conocida generalmente como “gnomos” trabaja sobre la superficie terrestre y es el agente principal en el crecimiento y mantenimiento del reino vegetal, de cuya estabilidad depende nuestro equilibrio atmosférico. Trabajan como operarios bajo la dirección de Devas mayores que diseñan los diversos tipos de plantas, árboles y flores, y les comunican vitalidad a través de la energía solar de la cual son agentes.

La tradición popular ha dado a los elementales diferentes nombres. Debido a que sus cuerpos están hecho de la materia astral más próxima a la materia física, son a veces vistos por personas cuya percepción visual puede caer momentáneamente más allá de la vibración física, es decir, un estado temporal de clarividencia relativamente frecuente en gentes de los campos no contaminada con las densas vibraciones de la vida urbana de las ciudades, gente de vida simple y sana que se encuentran vibratoriamente más cercanos a los reinos sutiles de la Naturaleza. Debido a esto, la tradición campesina habla con frecuencia de encuentros entre gnomos y seres humanos y habiendo también un sinnúmero de leyendas que hablan de hadas, duendes, sátiros, faunos, etc., nombres que suelen ser aplicados a las múltiples variedades existentes o a todas las variedades en conjunto dependiendo del lugar y país donde sean observados.

Dado el hecho que su estado de consciencia es limitado, los elementales realizan su trabajo de manera instintiva, similarmente a las abejas o las hormigas en sus muy bien organizadas actividades. Trabajan arduamente, pero sin evidenciar cansancio alguno al no estar sometidos a limitaciones impuestas por el cuerpo físico tales como la necesidad de dormir, comer y beber para sustentar su vida.

Mantienen su energía mediante la constante absorción de vitalidad o Prana yacente en la atmósfera que les rodea. Las partículas de materia etérica cargadas de Prana, (que no es otra cosa que energía solar procesada por la atmósfera del planeta), son absorbidas por sus cuerpos que simultáneamente expelen las partículas agotadas.

Se nos dice que los elementales no envejecen, y sus cuerpos no están sujetos al crecimiento identificado con el cuerpo físico, que va de niño a adulto. Su nacimiento tiene lugar cuando su cuerpo se materializa del éter circundante, y mantiene el mismo aspecto a lo largo de toda su existencia. Esta puede ser bastante más prolongada, en algunas de sus especies, que la vida del cuerpo físico del hombre, pero los hay tan pequeños y efímeros como para existir sólo unos días.

La muerte de un elemental ocurre como resultado del agotamiento de la energía etérica que les sustenta y de cierta resistencia de su parte a continuar renovándola. Al ocurrir esto, se reintegran al alma grupal del reino elemental (algo similar al alma grupal de los animales), en la cual pueden lograr cierto grado de consciencia siempre que estén suficientemente evolucionados. Posteriormente, la Ley Cíclica, que actúa sobre esta alma grupal, activa nuevamente el deseo de separación, ejerciendo presión sobre la plasticidad de la materia astral y etérica materializando así cuerpos similares y en armonía con el grado evolutivo que esos elementales hayan alcanzado en la vida anterior.

En las palabras C.W. Leadbeater, la vida de los elementales de tierra o gnomos “parece estar enmarcada en un tipo de existencia alegre y despreocupada, algo parecido a la consciencia infantil cuando el niño se encuentra entregado a juegos que le reportan gran diversión. Los elementales no tienen sexo, no sufren enfermedades y no tienen necesidad de abocarse a la “lucha por la existencia”, estando en consecuencia liberados de las causas más fértiles del sufrimiento humano. Pueden ser bastante afectuosos y capaces de formar amistades de las cuales derivan enorme alegría. Pueden también experimentar celos o fastidio, pero tales reacciones tienden a desaparecer rápidamente ante el intenso placer que experimentan en sus actividades concernientes a las operaciones de la Naturaleza, siendo ésta su característica más prominente”.

El aspecto que los elementales ofrecen a la vista clarividente varía considerablemente no sólo en términos de especies y tamaños, sino también en colorido. Generalmente son de tamaño relativamente pequeño, especialmente en lo que se refiere a elementales de tierra cuyo tamaño va desde unos centímetros y medio metroSalamandras y silfos ostentan gran variedad de tamaño. En el incendio de un bosque, por ejemplo, se encontrará salamandras bastante grandes, pero también las hay en la llama de una vela, pequeñitas.

Las hadas son invariablemente pequeñas, algunas siendo observadas como diminutas mientras trabajan en el colorido y el aroma de las flores, de los cuales, se nos dice, son responsables. En lo que respecta a colorido, similarmente a como ocurre con la flora del planeta, los elementales de las áreas ecuatoriales o tropicales ostentan colores vivos y variados, mientras que aquellos que habitan las zonas templadas y más cercanas a los polos son de colores pálidos. Comparaciones efectuadas entre el aspecto de gnomos de Escocia (verde azulado suave), Bélgica (azul grisáceo), y aquellos observados en la zona mediterránea al sur de Italia, por ejemplo (rojos brillantes, amarillo dorado, verde esmeralda, lavanda, azul turquesa, etc.), claramente demuestran esta característica.

En lo que respecta a su relación con el reino humano, C.W. Leadbeater en su libro “El Lado Oculto de las Cosas” dice lo siguiente: La mayoría de los Espíritus de la Naturaleza desconfían del ser humano y tratan de evitar su contacto. Esto no debe sorprendernos. Ven al hombre como una especie de demonio furibundo, destruyendo y arruinando todo doquiera llega. Lo ven matando por deporte a los hermosos animales a quienes disfrutan observando en paz. Lo ven cortando los árboles, pisoteando los prados, arrancando las flores para después botarlas descuidadamente. Lo ven reemplazando la encantadora vida agreste de la Naturaleza con horribles estructuras de ladrillo y cemento, y arruinando la fragancia de las flores con las fétidas y venenosas emanaciones de las fábricas. ¿Tenemos realmente derecho a sentirnos sorprendidos de que las hadas nos miren con horror y se asusten de nosotros tal como nosotros nos asustamos ante la presencia de un reptil venenoso? No solo traemos devastación a todo aquello que les es querido y respetado, sino que además nuestros malos hábitos y emanaciones les resultan desagradables. Envenenamos el aire puro con nuestros cigarrillos y nuestras bebidas alcohólicas. Nuestros descontrolados deseos y pasiones desatan un verdadero huracán de corrientes astrales que les molesta y altera, provocándoles la misma indignación que sentiríamos si alguien nos bañase con un balde de agua inmunda”. En otro de sus libros, “El Plano Astral”, el mismo autor añade: “Por otra parte, en muchas ocasiones ciertos elementales han entablado amistad con seres humanos ofreciéndoles ayuda dentro de sus medios…”. Esta aseveración demuestra otra interesante característica de estas entidades: así como se les encuentra en varios planos de la Naturaleza, los elementales también difieren individualmente en grados de consciencia, inteligencia y poder. Es en consecuencia erróneo suponer que todos los elementales tienen una disposición amable y amistosa. Tal como ocurre entre seres humanos, los hay malignos y los hay bondadosos.

El papel que cumplen los elementales en el Plan Divino consiste fundamentalmente en la construcción de las formas existentes en los diferentes reinos que pueblan el planeta, especialmente el reino vegetal. No existe árbol, planta o flor cuya forma no haya sido construida por elementales bajo la dirección y creatividad de ciertos Devas; de ahí que se les conozca a unos y otros como “los constructores del sistema”. La inmensa variedad floral del planeta deja de manifiesto no solo la gran cantidad de elementales que realizan este trabajo, sino además el número de Devas que intervienen, ya que cada tipo de flor, por ejemplo, tiene su propio Deva como creador y diseñador de su forma, perfume y colorPuesto en otras palabras, los Devas son los artistas creadores; los elementales son los artesanos constructores.






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