"Curso Introductorio a la Teosofía" (39) Tema 6: La Hermandad Blanca - 2

En lo que respecta al misterio que rodea una existencia que parece caracterizada por la reclusión y el anonimato, un Adepto le comentó en cierta ocasión al Sr. Sinnett acerca de las funestas consecuencias que tendrían lugar si la Jerarquía decidiera hacerse pública en nuestros días y en nuestro presente estado de desarrollo. La historia está llena de ejemplos de lo ocurrido a aquellos que tuvieron el valor de emanciparse de lo ordinario para mostrar el camino de la luz a sus semejantes, como también de las persecuciones y torturas de que fueron víctimas, ¡precisamente a manos de los beneficiados! Hay además otras razones, entre ellas la estricta prohibición establecida por la Ley Cósmica en lo que se refiere a la intervención directa de Adeptos en asuntos humanos, lo cual ocurre solo bajo condiciones tan específicas como excepcionales. Naturalmente, los Miembros de la Jerarquía se adhieren estrictamente a los dictados de la Ley, respetando en este sentido no solo su solemne promesa, sino también la sabiduría inherente en las leyes universales que gobiernan su proceder. A todos nos llegará eventualmente el momento de tomar contacto con Adeptos, pero resulta inútil tratar de apresurar tal encuentro antes de que nuestro desarrollo individual haya logrado un determinado grado de avance.

Se nos dice que los poderes de un Adepto son tan estupendos como variados. Poseen telepatía, telequinesia, capacidad para levitarse para materializar objetos solo mediante el poder de su mente; poseen además poder para curar enfermedades de todo tipo y para aparecer simultáneamente en dos lugares diferentes si las circunstancias lo requieren; su capacidad intelectual va más allá de todo lo concebible, añadiéndose a ello un grado de sabiduría sin parangón; tienen además la capacidad para moverse de manera consciente entre los planos físico, astral y mental cuando lo necesitan; la clarividencia y la clariaudiencia son normales en ellos y, poseyendo un cuerpo físico perfecto como resultado de la perfección de su doble Etérico y la ausencia de karma negativo, se encuentran liberados de los problemas inherentes en la vejez y las enfermedades. Aquellas personas que han tenido la oportunidad de verles e interactuar con ellos manifiestan invariablemente que se les ve perpetuamente jóvenes pese al paso de los años. Cuenta Madame Blavatsky que la primera vez que vio a su Maestro ella contaba 20 años de edad, pero que durante los siguientes 40 años de su vida siguió viéndolo exactamente igual: un hombre alto, de aspecto tan esplendoroso e imponente que inspiraba instantánea reverencia, y de una edad que ella calculó alrededor de los 35 años. Blavatsky afirma que tal es también el caso de otros adeptos con los cuales hubo de tomar contacto durante su trabajo oculto. El tiempo no parecía transcurrir para ellos, viéndoseles invariablemente jóvenes y vigorosos.

No se sabe con precisión la edad que puede alcanzar el cuerpo físico de un Adepto. Este es, al parecer, conocimiento iniciático aún fuera de nuestro alcance. Ciertas escuelas afirman sin embargo que tal longevidad alcanza los 700 años. A pesar de no existir pruebas para confirmar tal aseveración, el caso del llamado “Adepto Europeo”, conocido también como el Conde San Germántiende a confirmarla, ya que existe evidencia por parte de personas que le conocieron y que escribieron acerca de él hace más de 400 años, describiendo su fisonomía y carácter exactamente en los mismos términos en que lo hicieron otras personas que dicen haberle conocido 400 años después, a fines del siglo diecinueve. Entre las razones ofrecidas para explicar la longevidad del cuerpo físico de un Adepto se esgrime el hecho de éste lo utiliza con muy poca frecuencia, su consciencia estando enfocada casi continuamente en el plano mental, que es el nivel desde el cual la Jerarquía principalmente guía el proceso evolutivo de la humanidad.

Muchos aspirantes al sendero oculto se preguntan a menudo por qué no les es dada la oportunidad de tomar contacto directo con los Maestros para así manifestarles su deseo de ponerse a su servicio en la gran Causa de la humanidad. La respuesta está dada en una de las cartas de un Adepto a uno de los teósofos originales, A.P. Sinnett: “No somos nosotros quienes estamos en situación de acercarnos a los aspirantes al discipulado; son los aspirantes quienes deben venir a nosotros…”.

Hay, por cierto razones perfectamente válidas para justificar tal posición. Los brazos de los Maestros están siempre abiertos para nosotros, pero somos nosotros quienes, al vivir una vida emancipada del comportamiento humano ordinario, caracterizada por el amor, la compasión y el servicio desinteresado al prójimo, nos hacemos candidatos al feliz encuentro. Si en efecto estamos interesados en vivir una vida superior a la existencia humana ordinaria, ello hará necesario un comportamiento y una forma de vivir que reflejen un estado mental y moral por sobre lo ordinario para así hacernos dignos del honor de encontrarnos en la sublime presencia de un Adepto. Cuando tal estado se alcanza, el contacto directo con Maestros de la Jerarquía Planetaria viene como el corolario natural de haber situado nuestra condición vibratoria en la misma frecuencia en que Ellos vibran. El recto vivir de aquel que busca más dar que recibir le pone en armonía con el magnetismo del Maestro, y, cuando menos lo espere, se encontrará de pronto en su bendita Presencia.

Se nos dice que los miembros de la Jerarquía están continuamente observando esa gran masa de seres que constituyen nuestra humanidad como si observaran puntos de luz en el firmamento. Aquellos puntos que destacan por su mayor brillo son las almas que se aproximan al final del sendero, y la atención de los Maestros se concentra en ellas para ayudarlas en su arribo al fin de una jornada invariablemente llena de pruebas y dificultades. A los que finalmente alcanzan la meta se les incorpora al trabajo de la Jerarquía. Cuando ello ocurre, el aspirante suele recibir inesperadamente una visita del Maestro porque se la ha ganado a través de su conducta, su espíritu de sacrificio y su dedicación a la Causa de la humanidad. Tal visita tiene por cierto un propósito más amplio que el de dar reconocimiento al aspirante, y ello es el darte instrucciones con respecto al trabajo oculto que se le encargará. Salvo lo anteriormente expuesto, tales visitas son extremadamente poco comunes.

Para lograr un mejoramiento en el magnetismo personal se requiere, como hemos dicho, un modo de vida recto en donde la introspección, la meditación, la auto-negación y los hábitos apropiados de dieta diaria (que debe excluir alcohol y carnes) tienen que formar parte integral en la vida de la persona.

No es necesario abundar en los beneficios que el contacto directo con un Adepto traerá al aspirante en lo que se refiere a su desarrollo espiritual. Completa lealtad y obediencia a las instrucciones e indicaciones del Maestro, harán su relación con Él más estrecha y productiva. Confiriéndole perpetuidad. Porque es necesario consignar que las fuerzas del mal, conscientes de su progreso, desencadenarán sobre él todo su poder, obligándole a enfrentar toda suerte de tentaciones y dificultades en su empeño por hacerle caer. Del aspirante mismo dependerá entonces saber mantenerse a la altura que ha llegado, pero la ayuda del Maestro será también decisiva en su triunfo final.





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