"Curso Introductorio a la Teosofía" (37) Tema 5: Karma - 3

No importa cuán intrincados e innumerables hilos pueda poseer el karma de una persona, cada hilo es distinguible y ubicable con respecto a su fuente original, aquella que lo proyectó. Poniéndolo en términos científicos actuales, diremos que lo que hacemos es utilizar una frecuencia de energía vibratoria personal mediante la cual proyectamos parte de nosotros mismos una y otra vez. Tal frecuencia es, por cierto, propiedad exclusiva nuestra (similar a como ocurre con las estaciones de radio) y no puede ser duplicada porque está estructurada por los hilos de nuestra consciencia personal. Es fácil observar que existen infinitas posibilidades de distintas frecuencias en el universo, como también un infinito potencial para que la frecuencia vibratoria de un individuo encuentre y afecte la de otros cuando todas éstas funcionan dentro de una determinada conjunción de espacio y tiempo.

De lo anterior puede deducirse que cada uno de nosotros está continuamente creando su propio mundo. En las palabras de uno de los grandes Maestros del Oriente a un miembro de la Sociedad Teosófica en sus comienzos: “El hombre está continuamente poblando sus corrientes en el espacio con un mundo propio coronado con el producto de sus fantasías, deseos, impulsos y pasiones, y estas corrientes actúan sobre cualquier organismo lo suficientemente sensible con el cual entran en contacto en proporción directa a su intensidad dinámica”. (Véase “El Mundo Oculto”, por A.P. Sinnett).

Otro factor que tiene gran influencia en la ley del karma como principio preservador de la armonía y el equilibrio universales, es el llamado karma colectivo, es decir, el karma de familia, el karma nacional, e incluso el karma global de la humanidad. Se nos dice que en la interpretación esotérica del karma se reconoce que a pesar de que cada uno de nosotros es único, el individuo completamente desconectado de otros no existe excepto como producto de nuestra propia imaginación. Tal como estableciéramos anteriormente, operamos dentro de esta intrincada red de relaciones mutuas y en consecuencia la vida de cada individuo está de hecho ligada a la vida de toda la humanidad a través de los siempre crecientes círculos locales, nacionales, continentales y aún planetarios. Cada pensamiento está influenciado por la atmósfera mental predominante en el mundo (a la cual todos contribuimos), y cada acción que llevamos a cabo es el producto inconsciente de esta atmósfera. Esto puede parecer difícil de aceptar para muchos, pero basta observar hasta que punto es imposible separarnos de nuestras relaciones establecidas, para considerar tal postulado como razonable. Las consecuencias de lo que cada cual piensa y llamamos “la sociedad”, mezclándose allí con aguas de mucho otros orígenes. Ello hace que nuestro karma total sea el resultado de todas nuestras asociaciones mutuas, trasmutándose de nivel personal a nivel colectivo. Poniéndolo en otras palabras, cada uno de nosotros como individuos, compartimos el karma generado por otros individuos que a su vez comparten nuestro karma. Hay sin embargo diferencias en la parte que corresponde a cada cual, ya que cada persona recibe los resultados directos de su actividad personal establecidos en su propia frecuencia vibratoria y, de manera indirecta, los efectos de la actividad del resto de la humanidad.

Esto queda claramente demostrado en los efectos mundiales de las grandes guerras que envolvieron a la humanidad entera en sus redes. Cierto es que algunos de nosotros nada tuvimos que ver consciente o intencionalmente con los que originaron tales guerras; y es también posible que nada hayamos hecho en esta vida o en otra anterior para atraernos el karma de la guerra. Sin embargo, nadie que haya vivido durante esta época se ha librado de haber sido tocado en una forma y otra, aunque haya sido sólo a través de la desgracia o del dolor de amigos que fueron afectados directamente, por tales tragedias. “Vivimos en común con los demás”, se nos ha dicho, “Y debemos ser redimidos en común, siendo éste un axioma definitivo y probablemente descorazonador para aquellos que se suponen más avanzados que sus congéneres, pero, por otro lado, estimulante para aquellos que se han ido quedando rezagados”. (Véase “La Sabiduría del Yo Superior”, de Paul Brunton).

Miradas las cosas de este modo, llegamos a la conclusión de que al tratar de vivir en armonía con la Gran Ley Cósmica no solamente establecemos un karma grato para nosotros mismos, sino que al poblar continuamente el espacio con buenos pensamientos, deseos y acciones, éstos fluirán conjuntamente con los de otros en el río común de la vida, beneficiando a todos. Cada vez que pensamos, sentimos o actuamos de manera altruista y noble, estamos ayudando a “aligerar un poco el pesado karma del mundo”, que es lo que uno de los Maestros de Sabiduría nos ha pedido hacer. Por contraste, cada vez que actuamos de manera egoísta e innoble, estamos añadiendo al peso de aquel karma. A la humanidad le queda aún mucho camino por recorrer y mucho trabajo por realizar para lograr borrar los efectos de la barbarie y oscuridad de su pasado. Pero como a la larga todo depende de lo que realicemos como individuos, estaremos en situación de dedicarnos a acelerar tal proceso, no para que seamos nosotros individualmente los beneficiados con el resultado, sino fundamentalmente con el objeto de que la evolución proceda con mayor presteza para lograr así la “redención” de la humanidad en su totalidad.

Hay una gran verdad tras el mandamiento espiritual que nos insta a dar generosamente de nuestro tiempo, nuestro trabajo, nuestra riqueza, nuestro conocimiento, nuestro amor y todo aquello que tengamos que dar. “Arroja tu pan a las aguas, y lo volverás a encontrar muchos días después” (Ecclesiastes 11:1). La frase “muchos días” puede aplicarse aquí como “muchas vidas”, pero lo importante es comprender que todo lo que damos, invariablemente vuelve a nosotros, de tal manera que aunque demos limitadamente, ello llevará a un intercambio emocional amistoso entre el que da y el que recibe, mediante el cual ambos crecerán en desarrollo.

La teosofía no sólo explica la ley sino que además sugiere lo más importante: que comencemos a trabajar en armonía con ella, comprendiendo que cada día que pasa se van produciendo nuevas causas y efectos que derivarán consecuencias futuras de considerable magnitud. Los lazos de afecto se irán entonces fortaleciendo y las cadenas del odio disolviendo para que en el futuro la vida pueda fluir de la manera más luminosa, más noble y más bella.

Naturalmente, se espera más de los que conocen la ley que de aquellos que no la conocen. Aceptar la guía impuesta por la ley del karma equivale a llevar una vida más útil más feliz. Cada uno de nosotros está destinado a transformarse en maestro de su destino y en capitán de su alma, y el aceptar esto sin vacilaciones trae consigo iluminación y la certeza de la existencia de la ley en acción.

El diagrama que acompaña esta lección ilustra cómo funciona la ley del karma a diferentes niveles – físico, emocional y mental – de acuerdo con las necesidades de nuestro Ego en desarrollo.

Bibliografía:
• Karma, por Annie Besant
• Primeros Principios de Tosofía, por C. Jinarajadasa
• Luz en el Sendero, por Mabel Collins
• La Escuela de la Sabiduría, por Geoffrey Hodson
• De la Muerte al Renacimiento, por James Perkins
• El Espacio, el Tiempo y el Yo, por E. Norman
Pearson

Preguntas a responder:

1. ¿Qué significa la palabra “karma”?
2. ¿De qué manera difiere la ley natural de la ley hecha por el hombre?
3. Explique por qué el karma es más importante que el simple proceso de causa y efecto a nivel personal.
4. ¿Cuál es la diferencia entre karma y destino?
5. ¿Por qué resulta inevitable que las causas que generamos tengan que retornar a nosotros como efectos?
6. ¿Cuales son los malentendidos más comunes respecto al karma, y por qué son tales opiniones incorrectas?
7. ¿De qué modo puede modificarse el karma?
8. ¿Tenemos derecho a modificar nuestro karma? Dé su explicación al respecto.
9. ¿Debemos tratar de ayudar a alguien que está enfrentando un karma desdichado como resultado de sus acciones?
10. Dé algunos ejemplos de cómo utilizar principios naturales para neutralizar leyes naturales.
11. ¿Por qué es importante saber con certeza lo que estamos haciendo cuando tratamos de modificar nuestro karma?
12. ¿Cuál es la razón más importante para vivir en armonía con la Gran Ley Cósmica

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