"Curso Introductorio a la Teosofía" (38) Tema 6: La Hermandad Blanca

La mayoría de los estudiantes que entran por primera vez al sendero del ocultismo han oído hablar de la Hermandad Blanca. Sin embargo pocos pueden indicar con precisión en qué consiste esta Organización, ya que nada saben de los seres que la componen, de la realidad de su existencia, ni del servicio que prestan a la humanidad a objeto de colaborar con el desarrollo del Plan Divino. El principal propósito de esta lección es aclarar conceptos y malentendidos acerca de este muy importante aspecto de la Teosofía, del cual todo serio estudiante de ocultismo debe estar apropiadamente informado.

“Hermandad Blanca” es el nombre que la ciencia oculta ha dado a aquel grupo de seres humanos quienes, habiendo concluido su evolución humana individual, han resuelto sin embargo continuar encarnando en el planeta para promover la evolución de la vida y guiar – dentro de lo permitido por la Ley Cósmica – el proceso evolutivo de la humanidad. Habiendo ya transitado el mismo sendero que los seres humanos recorremos en la actualidad, marcado por el error y la imperfección, han concluido su jornada al lograr la meta final de la evolución humana: el adepto, o ser humano perfecto, aquel a quién la vida planetaria física ya no tiene más lecciones que enseñar y que, en virtud de ello, ha obtenido su completa emancipación de las limitaciones impuestas por las leyes cósmicas. Respondiendo a su expreso deseo, la mayoría de los ocultistas se refieren a ellos como los Hermanos Mayores de la humanidad.

Hagamos un poco de historia acerca de cómo llegó el mundo occidental a tener conocimiento de la existencia de estos insignes Seres. En 1875, aquella notable ocultista, Helena P. Blavatsky, enunció la existencia de cierta hermandad de Adeptos que trabajan en aras del progreso evolutivo de la humanidad. En el oriente, especialmente entre hindúes y budistas, la existencia de estos Maestros es ampliamente conocida y aceptada; no parece haber sin embargo entre la gran mayoría de los fieles de tales religiones un conocimiento cabal acerca de los Mahatmas (nombre con el cual se les distingue en la India) ni en sus áreas de actividad, conocimiento probablemente reservado solo para quienes estudian los aspectos esotéricos del hinduismo y el budismo.

En 1880, un periodista británico de gran prestigio radicado en India, Alfred Percy Sinnett, editor de la revista “El Pionero”, fue autorizado, mediante la agencia de Madame Blavatsky, para entrar en correspondencia personal con algunos miembros de la hermandad. Este contacto epistolar (publicado posteriormente bajo el título “Cartas de los Mahatmas a A.P. Sinnett”, editado por Trevor Barrer) duró cuatro años (1880 – 1884) conteniendo una dispensa de conocimiento oculto de considerable volumen. En adición a su trabajo como editor de “El Pionero”, donde escribió extensamente en relación con esta nueva dispensa, el Sr.Sinnett publicó dos libros: “Budismo Esotérico” y “El Mundo Oculto”, en los cuales comenta en detalle sobre las ideas postuladas por sus corresponsales ocultos.

Por su parte, Madame Blavatsky contribuyó con varios trabajos bajo la dirección – e incluso a veces el dictado directo – de algunos Adeptos de la Hermandad acerca de esta antigua ciencia oculta a la cual se ha dado el nombre de Teosofía (Sabiduría Divina). Fue también ante la sugerencia de estos Maestros que Madame Blavatsky y su asociado Henry Steele Olcott fundaron, junto a un reducido grupo de personas, la Sociedad Teosófica en Nueva York, en 1875. Los propósitos de tal sociedad fueron claramente delineados, el principal de ellos siendo “La formación de un núcleo para el establecimiento de la fraternidad humana sobre la Tierra”como también la propagación de un conocimiento que hasta ese momento yacía oculto, pero que ahora se ofrecía a todos aquellos interesados en explorarlo. La mayor parte de esta dispensa oculta se encuentra contenida en los dos principales trabajos de Madame Blavatsky, “Isis Sin Velo” (publ. 1878) y “La Doctrina Secreta” (publ. 1888).

Como es de esperar, la existencia de la Hermandad Blanca ha sido puesta en duda en Occidente. Si en verdad existen tales seres, se nos dice, ¿cómo es posible que nadie los vea y que nunca se oiga hablar de ellos? Cierto es que el hecho de que no estemos conscientes de algo en modo alguno significa que ese algo no exista, pero aún así, la idea de un grupo de superhombres de maravillosos poderes y sabiduría existiendo en la Tierra pero no funcionando públicamente es algo que no va bien con la mentalidad occidental, pragmática y materialista. Es sin embargo perfectamente razonable suponer que la vida humana en el planeta no tendría mayor sentido si no fuese por la idea de que su objetivo principal es el proceso de aprendizaje y desarrollo de cada ser humano dentro del Plan Evolutivo. Esta premisa nos lleva a la importante cuestión del propósito de la vida que, de acuerdo a la Teosofía, no es otro que el logro total de la perfección humana a nivel individual y colectivo; es decir, que el ser humano, una vez aprendidas todas las lecciones que la vida física en el planeta le ofrece, queda finalmente libre de la necesidad de volver a encarnar. Habiendo ya concluido este aprendizaje obligatorio, desarrollando a través del esfuerzo y el dolor toda la sabiduría, las virtudes, y los poderes que yacen latentes en él, se encuentra ahora en el umbral de la Divinidad, ya preparado para una vida de gloriosa inmortalidad, servicio y futuro desarrollo en etapas de existencia sobrehumana caracterizadas por el amor y la felicidad. Este estado identifica al Adepto, miembro de la Hermandad Blanca, y a él, se nos dice, todo ser humano ha de llegar. Algunos seres humanos ya han logrado tal meta, con ello dando lugar a la existencia de la Hermandad.



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