"La Princesita Daniela Teósofa" Teosofía para niños ... y no tan niños. :)
Hoy miércoles es cuando suelo publicar el post del blog de Teosofía. Y se me ha ocurrido, con mi imaginación desbordante,🌈compartir uno de los cuentos que le escribí a mi nieta, para su 8º cumpleaños (4 de Marzo 2018) "Cuentos para la Princesita Daniela". Un regalo más que original. 💎De seguro.
Por si no conoces mucho la Teosofía, o incluso si la conoces, de seguro que te encantará leerlo. 😇
"""La Princesita Daniela teósofa.
-Abuela,
tengo que contarte algo. Es un secreto. -cuchicheaba la Princesita
Daniela de la mano de la abuela, en uno de sus paseos y compartires.
-Bueno
cariño, cuéntame -la abuela María estaba un tanto intrigada, ya
que la Princesita no solía tener secretos para ella.
-Me
tienes que prometer que no se lo vas a contar a mamá, si no, se va a
enfadar y a decir que soy una chivata -insistía la Princesita.
-Cariño,
todo lo que nosotros hablamos es secreto para mi. Todo queda entre
nosotras. Nadie más tiene por qué saber lo que hablamos, ya que hay
quien puede que no nos entienda, porque ve y experimenta la vida de
diferente forma que nosotras. -procuraba tranquilizar la abuela.
-A
eso me refiero. Mamá no entiende, más bien le desagrada, que estés
metida en la teo ... , teo ..., no sé muy bien qué nombre es,
abuela. La he escuchado algo, y no me he quedado con el nombre.
-¿Quizás
te refieres a la Teosofía? -intuía María.
-¡Eso,
eso! ¡Qué lista eres abuela! -reía a carcajadas la Princesita.
-Cuéntame
qué es lo que le has escuchado a mamá -María estaba curiosa, por
conocer qué contaban de ella.
-Nada,
lo que te he dicho: mamá dice que andas metida en la Teo ... eso. No
sé lo que es, pero mamá lo cuenta como si fuera algo malo.
-No
pasa nada, cariño. Yo te voy a explicar, verás como lo entiendes
fácilmente. Hace tiempo que una mujer muy sabia me dijo:
“Nos han enseñado a hablar y no nos han enseñado el significado
de las palabras”. Desde entonces busco mucho en internet el
significado de las palabras que utilizo.
-¡Pero
abuela, eso es una pesadez! -se quejaba la nena.
-Depende
de cómo lo mires. Como otras muchas cosas en la vida. A mi me gusta,
porque me doy cuenta de las palabras que debo ir cambiando por otras
más acordes con lo que quiero expresar. Tiene su lógica. Si tu
quieres hablar de patatas, por ejemplo, y resulta que mencionas
manzanas, no te van a entender ¿verdad?
-Hombre,
pues no … si lo cuentas así, es fácil de entender -reflexiona en
voz alta la nena.
-No
es así exactamente, aunque sí bastante parecido. Te cuento.
Teosofía es una palabra que viene del griego, una lengua muy, muy,
muy antigua. Las palabras que lo componen son Theos que significa
Dios, Divinidad; y Sofía que significa Sabiduría.
-¡Anda,
yo tengo una compi del cole que se llama Sofía! - la Princesita
tenía ojos como platos. - A partir de ahora la voy a llamar
Sabiduría. ¡Qué guay! Cuanto me gusta aprender y contigo aprendo
mucho.
-Pues
ahí puedes apreciar la importancia del significado de los nombres.
El tuyo también tiene un significado bien bonito: Daniel o Daniela
significa Justicia de Dios. Sigamos con la Teosofía.
-¡Uuuuuaaaauuuu!
Es verdad que cambia mogollón el saber el significado de los nombres
– la Princesita no salía de su asombro.
-Pues
si -asevera la abuela María-. Como te iba contando, la Teosofía no
es nada malo, al contrario de lo que pueda pensar alguien. Los tres
principios básicos de la Teosofía, aquello por lo que me entusiasma
son: Primero la Fraternidad Universal, ya que todos somos hermanos.
Segundo
el estudio comparado de la Filosofía, que significa amante de la
sabiduría; la Ciencia, que significa conocimiento; y la Religión,
que significa unir; los tres pilares que intervienen en la evolución
del ser humano.
Y
tercer principio es investigar
las leyes no explicadas de la naturaleza y los poderes latentes en el
hombre.
El
lema de la Teosofía es: "No hay religión más elevada que la
Verdad", porque aunque es cierto que hay verdades (con
minúsculas) que son individuales de cada persona, hay una Verdad que
es única para todos.
La
Princesita estaba reflexiva, madurando lo que le contaba su abuela.
-Bueno,
abuela, eso tengo que meditarlo despacio. Son unas cosas muy
difíciles para mi.
-No
pasa nada, cariño. Tómate el tiempo que necesites. Si tienes dudas,
me preguntas y yo intentaré explicarte, desde mi humilde
conocimiento del tema.
-Vale,
vale. ¿Qué más palabras conoces su eti ... lo que sea? -preguntaba
curiosa.
-Etimología
es el significado primitivo de las palabras. Aunque nosotros
conocemos las palabras en castellano o español, esas palabras vienen
de lenguas muy antiguas, como ya te he comentado, que suelen ser
griego o latín. Otra palabra que me gusta mucho es entusiasmo que
es: en = dentro y Theos = Dios, lo que equivale a decir "tener a
Dios dentro de sí".
-¡Vaya,
pues sí que cambia la cosa. Me encanta aprender abuela. -La
Princesita
estaba que no cabía en sí de alegría, y se le notaba. Estaba
entusiasmada.
-Me
alegro, Corazón. Voy a seguir hablándote de la Teosofía. Como
te contaba cuando hablábamos del Tarot, tenemos varios cuerpos.
Ahora es el momento de hablar de ello.
-Me
tienes en ascuas, abuela. Ese tema que dejamos pendiente me ha
rondado de vez en cuando.
-Todo
llega en su momento adecuado – sonreía María. Cuando tu te miras
a ti misma, o me miras a mi, a mamá, a Cristian … ¿tú que ves?
-Pues
que voy a ver, un niño o una mujer ¿qué quieres que vea? ¡qué
preguntas haces abuela! -Daniela parecía tenerlo todo muy clarito.
-Ahí
es donde voy. La mayoría de las personas sólo vemos el cuerpo
físico y sin embargo somos mucho, mucho más y mucho más hermoso,
aunque el cuerpo físico es hermoso y perfecto.
-Cuenta,
soy toda oídos. A ver qué es eso tan maravilloso que no puedo ver.
-la Princesita tenía un tono de pasotismo.
-Voy
a intentar explicarlo facilito, para que lo entiendas, ya que a mi
todavía me cuesta acordarme de algunos nombres sánscritos, una
lengua muy antigua de la India.
-Vamos
allá – la Princesita parecía estar dispuesta a escuchar todo lo
que tenía que contarle su abuela.
-Vamos
allá, cariño. El ser humano tiene siete cuerpos.
-¿Sieeeeteeee?
Pero si solamente vemos uno -parecía que se impacientaba la
Princesita.
-Que
sí, cariño. Ya te he dicho que te lo voy a explicar. Me tienes que
escuchar detenidamente. Si me interrumpes a cada momento, no
terminados ni el año que viene -bromeaba abuela María.
-Vaaaleee,
disculpa. No te interrumpo -la Princesita hizo como que se se ponía
seria.
-Primero
está el cuerpo físico, esto que vemos, tocamos, escuchamos la voz,
lo que se mueve. Algunos le llaman “el coche” ¿Me sigues?
-Claro
abuela. Eso es fácil de entender. Pero ¿por qué “el coche”?
-Ya
te lo contaré en otro momento, no seas impaciente. Después está el
cuerpo etérico, energético, el que se alimenta con la respiración,
con el sol, con el mar, con la energía del universo. Ese no lo
puedes ver con los ojos físicos. -Abuela María trataba de
explicarlo de forma fácil y amena.
-Si
no lo puedo ver con los ojos, no existe -decía rotunda la
Princesita.
-No,
cariño. Ahí es donde quiero ir a parar. Hay muchos mundos, por
llamarlos de alguna manera, que están más allá de nuestros ojos
físicos, de los ojos del cuerpito con los que nos miramos tu y yo.
El aire, por ejemplo, no lo puedes ver. La cuestión es que si no
respiras, te mueres ¿Verdad? Si me dejas te sigo explicando. -Santa
paciencia la de abuela María.
-Vale,
otra vez mis disculpas. Es que son cosas que …
-Si,
ya sé. Cuesta entenderlo. Estoy convencida de que tu, que eres una
nena con muuuuucha imaginación y creatividad, cuando termine de
explicarte, lo vas a ver claro, clarito. El cuerpo etérico es como
un envoltorio, invisible a los ojos físicos, del cuerpo. Hay quien
tiene lo que llaman poderes y puede verlo y dicen que lo ven de
diferentes colores.
-Yo
quiero tener esos poderes, abuela – la Princesita estaba
expectante.
-Soy
del sentir de que todos los tenemos, sólo que en unos están más
dormidos que en otros. Si los entrenas, lo podrás hacer fácilmente.
-Venga,
vamos allá. Estoy deseando entenderlo como tu dices.
-Después
tenemos el cuerpo astral o emocional,
y contiene
nuestras emociones y sentimientos, como el amor, el odio, la alegría,
la tristeza, el miedo, etc.
Todos los humanos tenemos emociones. También los animales y las
plantas tienen cuerpo de emociones, aunque de una forma diferente.
Seguro que lo has notado cuando estás con tu gata.
Y el cuerpo
de deseos. Es la mente, la que piensa y repiensa. Eso que tú estás
haciendo ahora mismo, intentando entender lo que te estoy contando.
-Pues
sí, abuela. Cuando estoy con Olaf, que aunque tu creas que es un
gato es una gata -contesta con un poco de sorna la Princesita- me
mira a los ojos y parece que quiere hablarme. Estoy pensando y
repensando. Intentando entender, como tú bien dices -la Princesita
se había puesto seria.
-Tengo
que matizar -continúa la abuela María- que el cuerpo mental tiene
como dos partes bien diferenciadas: una es la mente concreta o
inferior que la llaman. Es la que se encarga de organizar el día a
día: tengo que hacer, comprar, estudiar … Pertenece al plano más
físico. La mente abstracta o superior pertenece más al mundo de la
creatividad, las artes, la imaginación. Tu de eso tienes cantidad.
Le llaman también cuerpo causal. Es la que se plantea las grandes
cuestiones del ser humano “¿Quien soy yo?”, “¿Qué hago aquí,
para qué he nacido?”, “¿Cual es el propósito para el que he
nacido?” …
-Pues
yo no me hago esas grandes preguntas, como tu dices, abuela –
cuestiona la Princesita.
-Claro,
cariño, y no pasa nada. Eres muy pequeña todavía y estás en pleno
desarrollo físico, mental y emocional. Cuando seas mayor, seguro que
te las haces, aunque hay personas que no se las hacen nunca. No pasa
nada. Voy a seguir, si no, mamá se va a impacientar por nuestra
tardanza.
-Sí,
porque se está haciendo de noche y empiezo a tener un poquitín de
hambre. No he merendado, acabo de darme cuenta -la Princesita se toca
la tripita.
-Los
otros cuerpos son más sutiles, más invisibles aún si caben.
Buddhi es
la mente de la sabiduría, el intelecto, el conocimiento intuitivo.
-¿Por
qué le llaman con ese nombre tan raro? -pregunta la Princesita.
-Son
nombres sánscritos, como te he dicho. Nombres hindúes, ya que este
conocimiento viene de sabios de la India que vivieron hace miles de
años. Budhi significa “estar despierto”, aunque no en el sentido
de despierto que nosotros utilizamos en nuestro lenguaje diario:
estás durmiendo y estás despierto, cuando te acuestas por la noche
o cuando te levantas de la cama. Es
otra clase de despertar. Mónada
o Ātman,
el último estado de la constitución septenaria, el espíritu, la
voluntad en estado puro, el yo supremo.
-¡Ofú,
abuela, vaya nombrecitos, como para acordarme! -la Princesita ponía
cara de circunstancia.
-No
es necesario, cariño. Claro que no. Ya lo irás aprendiendo, si
quieres, a lo largo de tu vida, cuando seas mayor si quieres leer
textos teosóficos. Te aseguro que es un estudio súper interesante.
Cuando te das cuenta de que eres mucho más que este cuerpito físico,
te aseguro que experimentas la vida de una manera bien diferente.
-No
sé si entiendo del todo lo que me cuentas, abuela, aunque estoy
segura de que tienes toda la razón del mundo mundial – afirmaba,
toda convencida la nena.
-Vamos
a subir a casa, que se ha hecho bien tarde. Ya ves que no hay motivo
de preocupación de que yo esté estudiando Teosofía. La cuestión
es que todas las personas pensamos, sentimos, tenemos intuiciones ...
sólo que normalmente no nos preguntamos de dónde vienen esos
pensamientos, emociones, intuiciones ...
-Bueno
abuela, tenemos que seguir hablando de estos temas que sólo puedo
hablar contigo. Ahora soy yo la que estoy entu … entu ...
-Entusiasmada.
¡Me alegro, cariño! ¡Claro que seguimos hablando de estos más que
interesantes temas! ¡Me encanta compartir contigo! Estoy convencida
de que eres una gran teósofa -reía abuela María.
-Abuela,
no me llames cosas raras -reía también Daniela.
-Que
nooooo, aunque te suene raro, es una cosa muy buena. ¿A que tú te
preguntas y te cuestionas las cosas y no las aceptas por que sí?
-María se mantiene a la expectativa.
-¡Claro,
abuela, ya sabes que no me creo nada sólo porque sí! -afirmaba con
rotundidad la Princesita.
-Ea,
pues eso es ser teósofa. Ni más ni menos. Lo demás forma parte de
la experiencia de Vivir y de nombres diferentes. Y como siempre
repito: no te quedes enganchada en lo que no entiendes y te hace
perderte inútilmente. Déjate sentir por lo que tu Corazón sabe que
es verdad.
Ambas
suben la escalera que conduce a la vivienda, donde les espera mamá.
Aquella
noche la Princesita Daniela se durmió dando vueltas a la
conversación que había tenido con su abuela María. “Tengo que
volver a hablar con la abuela de esto, que me interesa mucho”
-pensaba para sus adentros.
Como
todas las noches, Olaf, la gata, terminaba acostada junto a Daniela.
“¿A que tú también tienes sentimientos?” le preguntaba
mentalmente. “Estoy convencida de que sí. Por eso nos entendemos
tan bien”.
Daniela
y Olaf fueron cayendo en un profundo sueño.
Te dejo el audio, por si prefieres escucharlo.
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Te dejo el audio, por si prefieres escucharlo.
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