"Curso Introductorio a la Teosofía" (26) Tema 11: El Poder del Pensamiento - 3

No debemos olvidar que somos esencialmente seres mentales y que así como todo comienza en la mente, todo puede terminar también en la mente. En este proceso queda claro nuevamente el valor de la concentración, ya que solo se podrá lograr éxito cuando la mente sea capaz de concentrarse efectivamente en una sola cosa con exclusión de todas las demás.

Si observamos en nosotros una marcada tendencia a la irritación, por ejemplo, resultará útil practicar visualizándonos serenos, amables y calmados. Vendrán pruebas, la irritación imponiéndose y dándonos la impresión de que hemos perdido la batalla. Pero, si persistimos, nos daremos cuenta que nuestra irritación, aunque todavía presente, se nos pasa con mayor rapidez que antes. Gradualmente esto se irá acentuando hasta llegar al punto en que ya no reaccionaremos con irritación, sea cual sea el nivel de provocación. Y así iremos gradualmente trabajando sobre nuestros otros defectos hasta irlos eliminando uno por uno.

Eventualmente sentiremos que cinco minutos de meditación no son suficientes. La serenidad y la alegría interior que traen la meditación nos instará a prolongarla, con ello ayudándonos a enfrentar nuestra actividad diaria con mayor sabiduría e inteligencia.

Aquellos que han logrado experiencia en el arte de la meditación aseguran que la regularidad es otro factor muy importante para su éxito y que, en consecuencia, no debemos perder un solo día una vez que hayamos comenzado. Se nos dice también que no debemos desanimarnos cuando los resultados no se manifiestan con la deseada rapidez. Es necesario recordar que la Naturaleza jamás busca resultados rápidamente. Trabajando lenta y pacientemente obtiene resultados perfectos.

Se dice que uno de los hábitos más perjudiciales y difíciles de desarraigar es la preocupación. La persona que vive “preocupada” se va hundiendo gradualmente en ese mal estado de ánimo debido a la constante repetición de pensamiento involucrada en tal proceso. Con cuánta frecuencia escuchamos frases tales como “ando con el ánimo pésimo”, o “este asunto me tiene preocupadísimo”…

Primeramente debemos comprender que cuando se trata de superar un problema la preocupación excesiva no va a solucionar nadanos va a hacer la carga más pesada aún al conferirnos un estado depresivo desagradable tanto para nosotros mismos como para quienes nos rodean. En lugar de ello, debemos ofrecer a nuestro cuerpo mental nuevos surcos de pensamiento positivo repitiendo continuamente frases tales como “Mi Paz os dejo, mi Paz os doy”. “No dejéis que vuestros corazones trepiden o se llenen de preocupación”. (San Juan, 14:27) “El Ser es Paz: yo soy el Ser. El Ser es Fuerza: yo soy el Ser”. Tales pensamientos dan a la mente nuevos “surcos” con los cuales, una vez familiarizada, estará en posición de liberarse de las ataduras del temor y la depresión.

Es importante recordar también que el universo está gobernado por la justicia absoluta de la Ley Cósmica. Solamente la Ley Cósmica puede afectarnos de manera definitiva, cualquiera sea el medio a través del cual se manifieste. De ello se deduce que nada puede hacernos daño salvo aquello que viene como resultado de nuestras propias acciones. El dolor y la tristeza se reducen considerablemente cuando aprendemos a apoyarnos en la sabiduría de la Ley Cósmica, estableciendo así la costumbre de aceptar aquello que es claramente inevitable y aprendiendo a pensar sólo de manera constructiva y útil.

Evidentemente no ayudaremos a un enfermo con sólo lamentar su enfermedad, sino enviándole pensamientos restauradores y curativos. No constituimos ayuda para el “pecador” comentando incesantemente sobre su “pecado” (que en el fondo no es otra cosa que un reflejo de su inmadurez interna). Al proyectar persistentemente pensamientos de amor, de paz y de progreso, gradualmente lograremos quebrar la resistencia de la “armadura” de aquél a quien estén dirigidos, provocando en él un inevitable cambio de actitud. Conviene recordar que el amor siempre afecta a nuestros semejantes de manera más eficaz que la falta de amor o la indiferencia. Más aún, invariablemente, es precisamente la falta de amor, lo que provoca en nosotros actitudes y manera de ser reprochables.

En lo que respecta a las personas fallecidas, es importante recordar que ¡aún se encuentran al alcance de nuestros pensamientos! Por consiguiente, en vez de lamentar su partida con llantos y desesperación (que no son otra cosa que lamentos por lo que vemos como una pérdida personal), debemos enviarles nuestros más elevados y amorosos pensamientos. Las plegarias por aquellos que han desencarnado, ofrecidas en todas las religiones, resultan de indiscutible eficacia. Es importante también tener presente que nuestros pensamientos en pro de una causa noble jamás se pierden.

Al reflexionar acerca del poder del pensamiento conviene recordar que el pensamiento humano posee un aspecto creativo que ha producido mucha belleza en el campo de las artes. Mediante el poder de su propio pensar, el artista estimula la actividad creativa latente en otros. Evidentemente, el pensamiento capaz de producir una gran pintura o una maravillosa sinfonía es de calidad superior a aquel que utilizamos comúnmente en nuestro diario vivir.

Cierto pintor le dijo una vez a Emerson: “Nadie puede pintar un árbol apropiadamente sin en cierto modo transformarse en árbol por un momento, o dibujar un niño con solo seguir el contorno de su cuerpo; al observar cuidadosamente los juegos y movimientos del niño, el artista se sumerge en su naturaleza identificándose con él, pudiendo entonces dibujarle sin dificultad y retratarle con precisión en cualquier postura o situación”.

Y sólo basta un poco de reflexión para darnos cuenta que lo anterior nos lleva a la idea de Buddhi, nuestra Alma espiritual o Principio Intuicional, indicándonos cuán posible es elevar nuestro pensar hacia su pureza y luminosidad. En los momentos críticos de nuestra vida resulta de gran importancia elevar nuestros pensamientos, abriéndonos así a la muy superior experiencia de la Divinidad que reside en cada uno de nosotros, y además porque es precisamente en momentos de tensión interior que el cuerpo mental se torna más receptivo. En este caso debemos tratar de funcionar como un receptor perfectamente afinado para intensificar nuestra capacidad de escuchar la Voz interna.

El gran poeta alemán Goethe ofreció cinco reglas para vivir apropiadamente, cada una de las cuales involucra la idea del control del pensamiento, y que, observadas continuamente, son conducentes al desarrollo de su poder: “Olvida el pasado; no cedas al enojo; no odies; disfruta el presente; entrega tu futuro a la Providencia”. Y los trabajos de Goethe indican claramente que el gran escritor vivió su propio consejo de manera total.

El poder del pensamiento no puede ser desestimado en nuestro siglo. Los trabajos de Pavlov acerca del “condicionamiento” claramente indican cómo y porqué se producen los hábitos. Estudios científicos similares establecen conclusiones respecto del control del pensamiento y sus posibilidades latentes. Entre éstas la importancia de aprender a elevar nuestra mente por sobre las influencias externas de incidentes diarios, llegando así a convertirnos en verdaderos forjadores del nuestro destino.

En momentos de tranquilidad podremos, desde el mismo centro de nuestro Ser, obtener la calidad de pensamiento que otorgue madurez a nuestro juicio y que eleve nuestro carácter para llevarnos a etapas superiores en el Sendero. El consejo de San Pablo en sus epístolas a los Filipenses (4:8) es tan racional y científico hoy como lo fue hace 1900 años: “Finalmente, hermanos, todo aquello que es verdadero, todo aquello que es honesto, todo aquello que es puro, todo aquello que es hermoso, todo aquello que es bueno; si queremos que la virtud y el elogio sean realidad, pensad en tales cosas”.

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Preguntas a responder:

1. ¿Qué es el pensamiento? ¿Puede Ud. recordar incidencias que muestren evidencia de la transferencia de pensamientos?
2. De acuerdo con lo postulado en esta lección, ¿en qué consisten las vibraciones de pensamiento y cómo actúan?
3. ¿Cuál es la mejor manera de protegerse de pensamientos dañinos o malignos que nos envíen otras personas?
4. Explique qué se entiende por “formas de pensamiento” y el principio que gobierna la producción de tales pensamientos.
5. ¿En qué forma puede ser utilizado el pensamiento para ayudar a la formación del carácter y porqué se considera valioso el hábito del pensamiento sostenido?

Bibliografía.

“El Poder del Pensamiento y su Control”, por Annie Besant
“Meditación: su Práctica y Resultados”, por Clara Codd
“Auto-Cultura”, por I. K. Taimni
“Concentración”, por Ernesto Wood
“La Técnica de la Vida Espiritual”, por Clara Codd
“Meditación, Estudio Práctico con Ejercicios”, por Adelaide
Gardner.

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