"Curso Introductorio a la Teosofía" (25).- Tema. 11: El Poder del Pensamiento - 2
De acuerdo con la evidencia clarividente, las formas de pensamiento pueden proyectarse extensamente a distancia, siendo en cierta medida comparables a las ondas de radio, pudiendo también ser transmitidas y “sintonizadas”. Estas ondas transportan la característica original del pensamiento emitido, aun cuando no su mensaje detallado. Por ejemplo, un pensamiento de devoción pura emitido por un hindú devoto de Sri Krishna podría tener intensidad suficiente para ser captado por un devoto cristiano quién, de inmediato, lo expresará en términos de su propia inclinación devota, es decir, pensando en Cristo. Similarmente, una persona puede proyectar un pensamiento negativo respecto a otra, pero este pensamiento puede ser captado por otros individuos que nada saben del sentir del primero pero que llevan en sus mentes sus propios sentimientos, reforzando así el pensamiento original y acrecentando con ello su intensidad.
Es necesario recordar, sin embargo, que es sólo cuando estamos “a tono” con la vibración correspondiente, que quedamos sujetos a la influencia de pensamientos ajenos. La mente vacía es también altamente receptiva a la proyección de tales pensamientos.
De manera similar a como seleccionamos las estaciones de radio o los canales de televisión, podemos seleccionar un “canal” de pensamiento y sintonizarnos con él. Comprendemos así cuán importante es mantener nuestros pensamientos sintonizados en los canales elevados, es decir, a tono con la vibración de los mundos superiores, si lo que deseamos es vivir de manera noble y elevada. Los pensamientos nobles son un escudo natural contra los pensamientos malignos. Debemos recordar que estamos continuamente expuestos a situaciones en las cuales podemos terminar por rebajar nuestros valores éticos al permitir que ciertas vibraciones indeseables nos dominen. La forma de evitar esto es el contrarrestarlas con pensamientos elevados y constructivos proyectados con la necesaria energía mental. Evidentemente, la mejor manera de ventilar un cuarto es abrir ampliamente las ventanas para permitir la entrada de aire fresco.
La observación clarividente indica además que las formas de pensamiento suelen tener colores pálidos o vívidos, opacos o brillantes de acuerdo con las características de los pensamientos que les dan origen. La claridad o vaguedad de un pensamiento se reflejarán también en la precisión de las líneas de la forma a que éste da origen. Si nuestros pensamientos poseen suficiente poder – y conviene recordar que este poder puede ser tanto positivo como negativo en su orientación – ello les permitirá imponerse sobre influencias mentales menos poderosas.
El prejuicio, por ejemplo, puede crear formas de pensamiento rígidas y muy difíciles de disolver. El hombre sabio lleva siempre consigo una reserva de pensamiento constructivo y altruista a objeto de utilizarla cuando sea necesario. Opuestamente, el hombre que ignora esta importante premisa y mantiene su mente en estado ocioso se arriesga a que en cualquier momento pensamientos indeseables puedan penetrarla. Al mantener en reserva pensamientos elevados tales como un trozo de poesía bello, una parte inspiradora de las Escrituras o simplemente una aspiración elevada, tales pensamientos estarán siempre a nuestra disposición cuando la mente se libere de la necesidad de concentrarse para realizar cualquier tarea.
Hay además otros aspectos importantes en lo que se refiere al poder del pensamiento. Primeramente debemos considerar el factor concentración. No creemos necesario enfatizar la importancia del valor de la concentración en nuestras actividades diarias. Cultivar hábitos mentales correctos es liberar la mente para poder concentrarla en asuntos importantes. Llevar a cabo nuestro trabajo diario – incluyendo sus aspectos más triviales – con apropiada concentración, libera la mente permitiéndole concentrarse en “canales” superiores. La práctica diaria de la concentración va formando un hábito que resultará de suma utilidad a la persona en todo sentido, especialmente en lo que se refiere al estudio del ocultismo y sus prácticas.
En segundo lugar, al hablar de pensamiento es inevitable mencionar la meditación. La práctica regular de la meditación diaria fortalece nuestro control mental, ya que éste se hará más y más necesario a medida que vayamos profundizando en nuestros estudios de Teosofía. La meditación es la “vitamina” del cuerpo mental. Para realizarla de manera adecuada, el poder de concentración es absolutamente necesario. Solo la mente entrenada para permanecer fija en un solo objeto puede lograr éxito en la meditación.
Se dice que la meditación es una parte especialmente importante en el trabajo de formación interior que deben llevar a cabo aquellos que aspiran al sendero de la perfección. Cinco minutos dedicados cada mañana a pensar sobre el desarrollo de ciertas características deseables, tendrán efectos muy valiosos para el estudiante. Por ejemplo: usando una frase común, diremos que todos nosotros conocemos nuestros “pecados” – vale decir, nuestros hábitos adquiridos que reflejan actitudes o emociones indeseables en nuestra personalidad.
Damos rienda suelta al mal enfrentamos problemas; solemos ser criticones, sarcásticos, duros con los demás; mentimos con demasiada frecuencia, etc. Cada uno de nosotros puede enumerar sus propios defectos. Pero el pensar continuamente acerca de tales pasiones, castigándonos verbal y mentalmente no es la forma de erradicarlas.
En cambio, cinco minutos cada mañana dedicados a la elevación de nuestra consciencia hacia aquella atmósfera en donde tales cosas no existen para nosotros, puede resultarnos de suma utilidad.
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