"Encuentros con la Teosofía" (21) Tema 10: Mente y Plano Mental
La Mente y El Plano Mental.
De los siete campos de energía vibratoria (materia) que componen el Universo, el Plano Mental o Mundo del Pensamiento representa el más elevado de los tres campos o planos en los cuales el proceso evolutivo del ser humano tiene lugar.
Entre los cuatro Reinos de la Naturaleza, el Mineral, el Vegetal, el Animal y el Humano, que coexisten en el planeta, la facultad de pensar analítica y racionalmente pertenece solamente al Reino Humano. Para ello, éste posee una Mente, o Cuerpo Mental que, en combinación con su cerebro, le permite pensar. Siendo como es, un instrumento maravilloso, cabe notar que en uno de sus textos H.P. Blavatsky califica a la Mente como “el peor enemigo del hombre”.
Esta sorprendente afirmación no debe tomarse como absoluta a menos que se entienda claramente lo que HPB quiso decir. Para ello es necesario establecer claramente cuál es la relación existente entre el ser humano y su Mente.
El Ser Humano no es su Mente.
Una de las peores equivocaciones que prevalecen en nuestra Humanidad actual es la idea de que nosotros somos nuestra Mente. Más aún, también creemos que somos nuestras emociones y deseos personales, porque identificamos todo eso como el Yo. “Así pienso yo…; así deseo y siento yo…; y este soy yo…” nos decimos al ver nuestra imagen física en una foto o en un espejo. Pero esta no pasa de ser una ilusión de la cual conviene deshacerse cuanto antes, porque es la causa de la mayoría de nuestros sufrimientos.
Confundir al ser humano con los vehículos que la Naturaleza le ha entregado para expresar conciencia a nivel mental, emocional y físico, es como confundir el automóvil con el conductor que lo maneja, o la casa con la persona que en ella vive. El ser humano vive en su cuerpo físico a nivel molecular, pero él no es su cuerpo físico; el ser humano expresa emociones y deseos, pero éstos no provienen de él, sino de su Cuerpo Astral, mecanismo sutil e invisible al ojo físico, diseñado para generar emoción y deseo; el ser humano piensa, pero sus pensamientos provienen de su Cuerpo Mental o Mente y a través de su cerebro, que es el órgano que utiliza la Mente para expresar sus pensamientos a nivel físico. En suma, no se debe confundir al Ser que somos, con los vehículos que usamos para manifestar conciencia a nivel mental, emocional y físico.
Cuando la Mónada Humana ha concluido su peregrinaje evolutivo por los reinos llamados “inferiores” en la Naturaleza - vale decir, el Mineral, el Vegetal y el Animal - y encarna por primera vez como ser humano, lo hace a través de una extensión de sí misma que alcanza al Plano Mental desde el Plano Monádico. A ésta se la llama el Ego Espiritual o Alma Individual, que surge al producirse la primera encarnación humana. Con ello recibe por primera vez la Mente racional que le distinguirá de los animales al permitirle libertad de pensar, decidir y proceder, y pasa por ello a ser moralmente responsable por sus actos. El animal en cambio sigue automáticamente los dictados de la Naturaleza al proceder mediante lo que llamamos “instinto”.
Viniendo a la encarnación en lo que se podría definir como un estado “virginal”, el Alma tiene que desarrollar su potencial pensante y senciente, porque no sabe pensar ni sentir. Ambas cosas son factores de desarrollo que aún no posee. Los vehículos Mental y Astral le permitirán hacerlo pero ahora debe enfrentar un gran dilema: aprender a controlar y a educar a esos cuerpos sutiles, tarea en extremo difícil porque ellos representan focalizaciones individuales de energías cósmicas extremadamente poderosas.
Todos sabemos lo difícil que resulta, por ejemplo, controlar nuestro enojo cuando nos vemos insultados de manera grosera e injustificada; o cuando nuestra Mente, actuando por su cuenta, nos entrega información falsa que inflama nuestras emociones. Nuestro cuerpo físico procede entonces a actuar bajo tal estímulo, y lo que tenemos es una pelea!
Los cuerpos del ser humano son mecanismos; objetivo y visible el físico, sutiles e invisibles al ojo físico el Mental y el Astral o Emocional. Como tales, no son malos ni buenos. Su buena o mala actuación depende cómo se les use. No podemos calificar la electricidad de “buena” o “mala” porque alguien ha iluminado una ciudad o alguien se ha electrocutado tocando un cable de alta tensión respectivamente. Las energías universales son lo que son: energías. Aprender a utilizarlas sabiamente debe ser nuestro objetivo para avanzar. El control de los cuerpos sutiles del ser humano se logra primeramente mediante el control de la Mente.
Con ésta bajo dominio, el control sobre las emociones y deseos se hace más viable.
El estudiante debe entender que su Mente es un mecanismo que le permite pensar, pero que no tiene principios morales de ninguna especie. Es el Alma, el Ego Espiritual, el que tiene que inyectar ese elemento de ética y moralidad, porque éste representa la Divinidad en nosotros. Los mecanismos no poseen tales cosas. La Mente no controlada por el Alma, se torna entonces en algo peligroso que incluso demorará significativamente nuestro avance. Aprender a controlarla es en consecuencia absolutamente crucial, y la única forma de hacerlo es mediante la meditación. Y para establecer un proceso meditativo apropiado es necesaria la concentración.
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