"Curso Introductorio a la Teosofía" (17) Tema 9: El Plano Astral. Otros habitantes.
Otros habitantes.
Entre la enorme variedad de habitantes del mundo astral se encuentran otras entidades astrales, algunas bastante elevadas, tales como los Devas astrales (ángeles: ver lección 13), más otras de tipo bajo que responden a la denominación general de “elementarios”. Entre estos, vale mencionar tres tipos: la sombra, el cascarón, y el cascarón vitalizado, éste último poseyendo la consciencia de un elemental artificial, la entidad anteriormente descrita que se origina invariablemente en el hombre. Por ley natural, el Ego de un individuo fallecido que ha ingresado al mundo astral, debe ascender eventualmente al mundo mental, lo cual ocurre al desintegrarse su cuerpo astral. Pero ocurre a veces que este último se encuentra fuertemente vitalizado por la energía de las pasiones a las cuales el individuo se ha entregado por largo tiempo, y el Ego debe entonces desprenderse forzosamente del cuerpo astral antes de que éste se desintegre. Lo que queda entonces en el mundo astral es una entidad hecha de materia astral e incluso mental, ya que el Ego, en su esfuerzo para liberarse, deja tras sí parte de su cuerpo mental también. Debido a que no tiene conexión alguna con la Mónada, se trata de una entidad con vida propia pero de gran malignidad, representada por las peores características del sujeto e incluso reteniendo su memoria, animada exclusivamente por la energía de sus pasiones y pensamientos malévolos, una “sombra”.
Desgraciadamente son éstas las entidades que a veces se manifiestan en sesiones de espiritismo frecuentadas por personas que desean comunicarse con parientes fallecidos. Lejos están tales personas de imaginar que quien se está manifestando en la sesión no es su ser querido, sino una entidad que puede incluso recoger datos de la memoria de los presentes para impersonar a la persona invocada. La “sombra” se beneficia de tales sesiones al absorber energía vital del médium y de los concurrentes, y nada positivo puede resultar de semejante actividad. El alumno debe invariablemente evitar asistir a sesiones espiritistas, indicando a otros el peligro inútil al que se exponen en tal actividad.
Eventualmente, los “elementarios” se desintegran y
desaparecen, la duración de su existencia siendo directamente proporcional a la energía de las pasiones malignas que les animan.
El “cascarón astral” es en realidad el cadáver astral de un ser humano en sus últimos estados de descomposición, toda partícula de materia mental en él habiendo desaparecido. Como tal, no posee consciencia ni inteligencia y flota pasivamente sobre las corrientes astrales. Puede, sin embargo, ser temporalmente animado por un buen médium, e impersonar a una persona fallecida.
El “cascaron vitalizado” posee la consciencia de un elemental artificial, entidad creada mediante lo que en Teosofía se conoce como una “forma de pensamiento” (ver lección 11), y que constituye la clase más abundante entre las entidades astrales. Las formas de pensamiento lógicamente corresponden al tipo de pensamientos que el sujeto emite, y en el caso del cascarón vitalizado éste puede haber sido creado por pensamientos malevolentes proyectados con gran energía y persistencia. Las reprensibles prácticas de magia negra tales como el “vudú” o el “obeah” crean este elementario dotándolo de gran poder destructor y utilizándolo para dañar e incluso asesinar a otras personas. Se nos dice que los efectos del Karma sobre aquellos que se entregan a semejantes prácticas se encuentran entre los más drásticos de esta Ley retributiva, ya que ellas van en oposición directa a la Ley Universal del Amor. Se nos dice además, que los “magos negros” y sus pupilos son capaces de prolongar su existencia astral mediante ciertas prácticas de más horrible naturaleza, pagando por ello un precio más horrible aún.
El Alumno Ocultista.
Cuando el ser humano ha logrado un cierto grado de desarrollo y está en condiciones de unirse al esfuerzo de aquellos que trabajan en aras del progreso de la humanidad se le propone, después de desencarnar, que renuncie al período devachánico (el Devachán es lo que algunas religiones llaman “el Cielo”, y comprende las cuatro divisiones inferiores del plano mental) a que tiene derecho, para volver a encarnar rápidamente y continuar con su trabajo oculto. Esto representa un gran sacrificio, pero también un gran honor que con certeza acelerará el proceso evolutivo del individuo. De aceptar éste la sugerencia, todo queda supeditado a la autorización de una Autoridad Superior. De ser obtenida la autorización, el alumno permanecerá por un tiempo en el plano astral, para de allí volver a encarnar en tiempo relativamente breve.
Animales.
Se nos dice que después de morir, los animales tienen una existencia de corta duración en el mundo astral, al cual ingresan – en el caso de aquellos animales a los cuales se mata para comer su carne- en un estado de terror y odio indecibles para con el ser humano, todo lo cual añade una vibración baja al plano astral reforzando las sub-divisiones inferiores y todo lo que hay en ellas de tipo grosero, especialmente considerando la enorme cantidad de animales se sacrifican a diario para proveer los mercados mundiales de carne roja. Esta es una de las razones por las cuales el estudiante de ocultismo debe abstenerse de consumir carne, habiendo por cierto muchas otras, tales como rehusar participación en la crueldad inherente en los mataderos y las garantías de mejor salud que la dieta vegetariana conlleva.
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