"Curso Introductorio a la Teosofía" (16) Tema 9: El Cuerpo Astral. El Plano Astral.

El Plano Astral.

Al hablar del cuerpo astral resulta inevitable discutir también acerca del plano o mundo en donde este cuerpo encuentra su expresión y del cual obtiene la materia que lo compone.

Como hemos indicado anteriormente, el plano mundo astral es una esfera que rodea e interpenetra la Tierra. De hecho, se nos dice que la Tierra está rodeada e interpenetrada por seis esferas de materia tan sutil, que escapan a la visión corriente, razón por la cual todos tenemos la impresión de que el planeta es solo la esfera física. En el orden concéntrico de las esferas, la astral es la que sigue a la física. De menor densidad que ésta última, es sin embargo un mundo de decisiva importancia en lo que se refiere a nuestro proceso evolutivo.

Se nos dice que la esfera astral se extiende hasta cerca de 225,000 millas de la superficie terrestre (aproximadamente hasta la órbita de la luna en perigeo), y que posee siete divisiones agrupadas en dos regiones. La región superior está compuesta de tres divisiones donde se manifiestan el poder, la luz y la vida espirituales, en suma, todos los aspectos que dicen relación con sentimientos y deseos de tipo elevado y positivo.

La cuarta división es una especie de región neutra, en donde sentimientos de interés o indiferencia encuentran expresión. La región inferior agrupa tres sub-divisiones que representan energías opuestas a la superior. En ellas se manifiestan aspectos que representan deseos y actitudes de tipo inferior, tales como vicios, adicciones, deseos vulgares e innobles, etc. La sub-división más baja entre las inferiores se encuentra interpenetrando la esfera física del planeta, lo cual ha dado origen a la idea cristiana de que el “infierno” o “purgatorio” se encuentran “abajo”, es decir, bajo la superficie de la Tierra. Este ordenamiento de las sub-divisiones astrales ocurre como consecuencia de la ley de gravedad que también actúa sobre la materia astral atrayendo hacia el centro de la esfera la materia astral más densa, que es la que representa deseos y emociones inferiores.

Se nos dice además que, a diferencia de la Tierra, la vida en la esfera astral ocurre en cuatro dimensiones, lo cual hace de la consciencia humana en la esfera astral algo drásticamente modificado con respecto a la consciencia de la vida física. Como ejemplo de esto pensemos en un cubo que, al ser observado en el mundo físico desde uno de sus lados, va a dar la impresión de que los otros lados son más pequeños, especialmente el lado opuesto. Esta es por cierto una ilusión visual provocada por nuestro ángulo de observación, ya que sabemos que en un cubo todos sus lados son iguales. ¡En el mundo astral, en cambio, tal ilusión no tiene lugar, y no solo percibimos todos los lados del cubo de igual tamaño, sino también el interior del cubo simultáneamente con su exterior!

Lo anterior proviene también del hecho de que en el mundo astral la percepción del individuo no está condicionada por cinco sentidos como ocurre cuando funciona en su cuerpo físico. En su cuerpo astral, el sujeto percibe de manera simultánea y total, y por cierto más aguda, precisa y ampliamente de lo que era capaz de percibir mediante los sentidos físicos.

Habitantes.

Así como existe una gran variedad de habitantes en el mundo físico y sus diferentes especies, existe también gran variedad de habitantes en el mundo astral. Uno de los principales habitantes del mundo astral es el hombre mismo, ya esté encarnado o desencarnado. Expliquemos. Tal como se indica en la lección anterior, durante el sueño el Ego abandona el cuerpo físico, funcionando ahora en sus vehículos astral y mental acompañados de los dos éteres superiores, el Luminoso y el Reflector; queda sin embargo unido al cuerpo físico mediante el llamado “cordón de plata”, estructura etérea sutil que continuamente une los dos éteres superiores con los inferiores; éstos últimos quedan con el cuerpo físico realizando su función restauradora. (Si por algún imprevisto se rompiese el cordón plateado, ello conllevaría instantáneamente la muerte del cuerpo físico, ya que con ello este queda cercenado de su fuente vital).

Lo anterior explica la presencia en el mundo astral del hombre aún encarnado, quien, se nos dice, funciona de manera consciente en la esfera astral cuando tiene el desarrollo necesario para ello. En el hombre primitivo la consciencia astral es como una bruma que lo hace escasamente consciente de la vida astral, y sus vehículos sutiles, aún sin desarrollo, permanecen durante el sueño flotando cercanos al cuerpo físico pero sin permitir al Ego percibir o experimentar gran cosa.

La presencia del hombre en el mundo astral después de la muerte de su cuerpo físico es obligatoria, y su duración dependerá de la intensidad y persistencia con que el individuo haya expresado sus emociones y deseos durante la vida física.

Tales deseos y emociones se desintegrarán en el mundo astral al no poder hallar satisfacción debido a la ausencia de cuerpo físico, y si se encuentran excesivamente cristalizados demorarán tal desintegración, con ello reteniendo al Ego más tiempo de lo deseable en el mundo astral.

El Elemental Astral.

Entre los habitantes del mundo astral encontramos también a los llamados “espíritus de la naturaleza”, que en lenguaje teosófico se conocen como “elementales”. Se trata de seres que se encuentran aún involucionando, es decir, que están en el arco descendente de la evolución. Recordaremos que en nuestra primera lección se estableció que la evolución no procede hacia arriba en línea recta, sino en un círculo cuya primera mitad se titula “arco descendente” (involución) y la segunda “arco ascendente”(evolución); es decir, la vida manifestada en toda criatura, desciende hacia la materia densa donde gana conocimiento y experiencia antes de finalmente liberarse de ella ascendiendo nuevamente a los mundos sutiles. Nuestra humanidad está al presente empezando a recorrer el arco ascendente, pero hay millones de seres representando humanidades del futuro, que aún se encuentran en el arco descendente.

Los cuerpos de estos seres elementales están conformados por el tipo más básico de materia que se conoce en el universo, a la cual se ha dado el nombre de “esencia elemental”. De ahí el nombre “elementales”. (Existen tres tipos de esencia elemental, a saber: la del mundo mental abstracto, la del mundo mental concreto, y la del mundo astral). En la lección 13 de este curso tratamos en detalle el tema de los elementales, pero en la presente debemos hacer mención a cierto elemental conectado directamente con la vida de todo sujeto: el elemental astral. Se trata de una especie de parásito que se adhiere al cuerpo astral de la persona y que va tomando forma y energía a medida que el individuo crece y da curso a sus deseos y emociones en la vida diaria. Cuando se trata de un individuo que cede fácilmente a los deseos y emociones de su cuerpo astral, el elemental se empieza a identificar con éste último, haciéndolo difícil o casi imposible de gobernar. Ignorante acerca de la existencia de este elemental, el individuo vive su vida entregándose a vicios cuya adicción ni siquiera puede explicar.

La vida del elemental astral llega a su fin al fallecer el cuerpo físico. Al ocurrir esto, el elemental percibe el cambio y, a objeto de preservar su existencia, arregla la materia del cuerpo astral en capas concéntricas, colocando la más densa al exterior con el afán de protegerse. Sin embargo, la incapacidad del cuerpo astral de satisfacer sus deseos debido a la ausencia de cuerpo físico terminan por desintegrar, una por una, las capas de materia astral densa que se nutren de la satisfacción de tales deseos, finalmente liberando al Ego de su incómodo visitante.




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