"Curso Introductorio a la Teosofía" (8) Lec. 2: Los Cuerpos Sutiles del Ser Humano - 3

Y así llegamos a la consideración del cuerpo causal, que es el vehículo a través del cual el Ego o Alma toma contacto con los cuerpos antes mencionados rodeándolos y compenetrándolos, su periferia extendiéndose más allá de la de aquellos. Debido a la elevadísima vibración de la materia que lo compone, el cuerpo causal solo puede asimilar pensamientos puros, veraces y hermosos, desposeídos de todo aquello que pueda corresponder a vibraciones propias de cosas vulgares, groseras o malevolentes. Se nos dice que cuando surge el Ego espiritual - al individualizarse la Mónada en el reino humano - empieza a encarnar a nivel muy primitivo, dando con ello origen a un cuerpo causal sin mayor tamaño ni colorido. Es tan sólo una especial de burbuja transparente y vacía, hecha de una delicada película de materia mental superior. Pero a medida que las encarnaciones se suceden y el individuo evoluciona, los elementos positivos de sus pensamientos, emociones y acciones van siendo gradualmente asimilados por su cuerpo causal que así empieza a crecer y a llenarse de brillantes y hermosísimos colores. Como este vehículo se manifiesta en la región superior o Causal del plano mental, el proceso de su desarrollo es extremadamente lento; eventualmente, sin embargo, el individuo va alcanzando niveles de desarrollo que excluyen el egoísmo y favorecen el amor y la impersonalidad tanto en sus pensamientos como en sus emociones, además de la habilidad para trabajar eficazmente con ideas e ideales. Al llegar a este punto, las frecuencias vibratorias del cuerpo causal se manifiestan en el brillo incomparable de sus hermosísimos colores, tornándose en una esfera de luz vivísima de la cual se observan, surgiendo como en un arco iris multicolor, rayos de amor y servicio a los demás. 

Se nos dice que el cuerpo causal, a diferencia de los antes mencionados vehículos a través de los cuales el ser humano expresa consciencia, no se desintegra después de cada encarnación del individuo. Los cuerpos mental, astral y físico deben en cambio ser renovados cada vez que el Ego vuelve a encarnar. Con las experiencias y lecciones de su última encarnación ya transmutadas en facultades e incorporadas a su cuerpo causal de manera permanente – con el consiguiente aumento de poderes y capacidades – cierta ley magnética y la necesidad de nuevas experiencias manifestados a través de la ley de Karma, impelen al Ego a encarnar nuevamente. Para ello atrae hacia sí primeramente materia del plano mental concreto y del plano astral para formar de manera incipiente sus nuevos vehículos mental y astral. Como es razonable suponer, al encarnar el Ego sus cuerpos tendrán características similares a los de su encarnación anterior, aún cuando no necesariamente el mismo sexo la misma raza, y su próxima tarea será la de desarrollar y refinar estos nuevos cuerpos durante la nueva encarnación. 

Es por consiguiente razonable suponer que, al volver a reencarnar el Ego, su nuevo cuerpo físico se construirá en base a lo que él mismo ha establecido para sí mediante sus acciones en vidas anteriores, proceso que tiene lugar a través de la Ley del Karma que es la que determina las limitaciones o ventajas que el Ego exhibirá en su nueva vida. Al término de cada encarnación, el Ego se deshace sucesivamente de sus vehículos físico, astral y mental, incorporando a su cuerpo causal la cosecha de las experiencias obtenidas a través de éstos. 

Este es, puesto de manera sucinta, el proceso evolutivo de lo que se ha dado en llamar la “etapa humana de desarrollo”. Como vemos, el progreso obtenido en cada encarnación depende únicamente del individuo mismo y de la capacidad que éste exhiba para utilizar y controlar sus vehículos apropiada y eficazmente. El esfuerzo serio y decidido para lograr este fin no tardará en rendir frutos, acordando al Ego la madurez necesaria para finalmente emanciparse de la necesidad de volver a encarnar. Claramente podemos observar entonces que tanto la vida como la muerte físicas son algo necesario e inevitable en la larga jornada hacia la meta, hacia nuestro objetivo fundamental, que es la perfección humana. 

Antes de concluir esta lección es necesario comentar sobre el término “campo”, que se ha utilizado en el texto de esta lección conjuntamente con “planos” y “cuerpos”. En la primera lección hicimos referencia a la hipótesis de la Teosofía con respecto a ciertos campos de energía aún no postulados por la ciencia común, algunos de los cuales han sido mencionados en esta lección. El ser humano existe en un marco físico que está sujeto a las leyes de la gravedad, o lo que podríamos llamar “campo gravitacional”, cuya característica principal es la masa y cuyo desarrollo tiene lugar en términos de tiempo lineal. Sabe que su cuerpo físico proviene del protoplasma, misteriosa substancia que bajo el microscopio aparece igual en el ser humano o en el insecto... tiene además esta substancia una característica especial: un sentido de propósito, de la dirección que desea tomar para transformarse en lo que se ha de transformar, sea un ser humano o un insecto. No es, por tanto, en forma alguna una substancia inerte, sino una masa activa de movimiento constante que además parece demostrar inteligencia en la funcionalidad de su proceder. Algunos biólogos han llegado a la conclusión de que lo que aparece como propósito primordial en esta substancia de vida se manifiesta posteriormente a través del psiquis del ser humano como algo dirigido de manera consciente. La inferencia aquí es clara: el hilo de la vida es algo continuo cualquiera sea el nivel en el cual esta se manifieste, concepto éste que va en completa armonía con las ideas de la Teosofía al respecto. 

De acuerdo con la Teosofía, el doble etéreo, el cuerpo astral y el cuerpo mental (que constituyen lo que en psicología llaman “el psiquis”), funcionan en el campo psicodinámico, término que ilustra la naturaleza dinámica de las fuerzas que lo componen. Estas fuerzas están en movimiento continuo, similarmente al incesante fluir de protoplasma del plano físico. Así como la radiación y movimiento constantes constituyen la característica fundamental del campo psicodinámico, la masa es la característica principal del campo gravitacional o físico. 

La Mónada se proyecta en el campo psicodinámico enfocando en éste las energías que requiere para sus experiencias a este nivel, aquellas que tienen relación con los pensamientos y las emociones. En esta región se encuentran los dominios del poder personal, de la consciencia y de aquello que Carl Jung ha llamado “el inconsciente personal”. Pero en ella este “inconsciente personal” se une al “inconsciente colectivo” de forma tal que las influencias de este océano de fuerzas psíquicas están continuamente ejerciendo su influencia sobre la personalidad del individuo. Otros campos y tipos de frecuencia más elevados son también postulados como componentes esenciales de esta teoría, pero éstos están por momento fuera de contexto en esta lección. 

De lo anteriormente expresado puede deducirse que estos “cuerpos” no son otra cosa que focos de energía localizados. Constituyen excelentes instrumentos, pero también pueden transformarse en peligrosos tiranos si el individuo rehusa esforzarse para controlarlos. La actitud más apropiada al respecto queda claramente enunciada en aquella pequeña obra maestra de ética y ocultismo de J. Krishnamurti titulada “A Los Pies del Maestro”, de la cual extractamos algunos párrafos: 

“El cuerpo es tu animal, el caballo en el cual cabalgas. Debes, en consecuencia, tratarlo bien y cuidarlo como corresponde. No debes exigirlo excesivamente, y debes alimentarlo solamente con comida sana y agua pura; debes también mantenerlo inmaculado y libre de la más mínima suciedad, ya que sin un cuerpo perfectamente limpio y saludable no podrás realizar la ardua labor de preparación a que estás abocado ni soportar con éxito la continua tensión a que se le somete. Pero debes ser tú quien controle este cuerpo en lugar de ser él quien te controle a ti. El Cuerpo Astral tiene sus deseos, por docenas; desea que cedas al enojo, a las palabras ofensivas, a los celos, a la codicia, a la envidia por las posesiones de otros, a la depresión, etc. Todas estas cosas desea tu cuerpo astral no porque quiera hacerte daño, sino porque le agradan las vibraciones violentas y le gusta cambiarlas continuamente. Pero no eres tú realmente quien desea tales cosas, y en consecuencia debes aprender a discriminar entre tus deseos y los de tu cuerpo.” 

“Tu Cuerpo Mental cae en el orgullo de sentirse como algo separado de los demás, y de considerarse gran cosa en comparación con aquellos a quienes estima inferiores a él. Incluso aun cuando ha decidido renunciar a las cosas mundanas trata de ser calculador en beneficio propio y te hará pensar en su propio interés en lugar de hacerte pensar en el trabajo de tu Maestro y en la ayuda desinteresada a otros. Cuando trates de meditar, tratará de hacerte pensar en diferentes cosas que le interesan a él en lugar de permitirte la única cosa que tú realmente deseas. Tú no eres esta mente, pero ella ha sido puesta a tu disposición para que la utilices. De manera que también aquí debes aprender a distinguir, debes vigilar incesantemente si no deseas fallar”. 

El diagrama incluido en esta lección puede resultar útil para su estudio. Muestra de manera lineal los siete planos o campos de energía que estructuran el universo incluyendo los tres donde evoluciona el ser humano, que son los más densos. Pero hay que recordar que estos planos son en realidad estados de materia dispuestos en esferas que se compenetran. En consecuencia, la Tierra, al igual que otros cuerpos planetarios, no es una esfera solamente, sino siete esferas que se compenetran y coexisten en el mismo espacio. Los diferentes planos son aquí presentados separadamente uno encima del otro, el más denso abajo, solo para facilitar su estudio. 

Bibliografía: 
• El Hombre, su Origen y su Evolución, por N. Sri Ram 
• El Espacio, el Tiempo, y el Yo, por E. Norman Pearson 
• La Escuela de la Sabiduría – Charlas, por Geoffrey Hodson 
• El Hombre y sus Cuerpos, por Annie Besant 
• El Hombre Visible e Invisible, por C.W. Leadbeater 

Preguntas a responder 
1. Explique la relación entre Ud. Y su cuerpo. 
2. ¿Cuál es el propósito de tener forma material? 
3. Nombre los tres cuerpos mortales del ser humano, y sus funciones. 
4. Describa brevemente los cuerpos emocional y mental. 
5. ¿Qué es el Doble Etéreo? ¿Cuales son sus funciones? 
6. ¿Cuál es el nombre que la Teosofía da al cuerpo permanente del ser humano? ¿Por qué se le conoce por tal nombre? 
7. Explique el significado del color en los pensamientos y las emociones, e indique los significados de determinados colores. 
8. ¿Qué clase de material es absorbido por el Cuerpo Causal? 
9. Explique el efecto que los cuerpos ejercen sobre el Ego tentándolo con pensamientos, deseos y acciones de tipo indeseable. 
10.¿Cuál debe ser la actitud de una persona con respecto a sus cuerpos? 

Te dejo el enlace a la 2ª lección, por si quieres leerlo entero y repasar: http://www.estudiandoteosofia.net/Curso_Escrito/Leccion_2.pdf





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