"Curso Introductorio a la Teosofía" (7) Lec. 2 Los Cuerpos Sutiles del Ser Humano -2

La descripción del cuerpo físico compuesto de sólidos, líquidos y gases no es necesaria en el presente contexto. Hay, sin embargo un aspecto muy importante del cuerpo físico que la ciencia ignora porque es invisible a la vista ordinaria. La Teosofía le llama “El Doble Etéreo”, o cuerpo vital. Este doble etéreo cumple importantes funciones en beneficio del cuerpo físico del cual es parte, constituyendo además el molde en base al cual este último es construido. El doble etéreo es entonces una contrapartida del cuerpo físico hecha de materia etérica, lo cual le hace también invisible a la vista ordinaria. (Cabe aquí destacar que en ciencia oculta en general la materia etérica es considerada para del mundo físico, un tipo de gas tan sutil, que escapa a la visión corriente). El doble etéreo no puede sustentar consciencia separadamente del cuerpo físico denso y, en consecuencia, no puede considerársele como un “cuerpo” en todo el sentido de la palabra. De hecho, es el eslabón que conecta el cuerpo físico a los cuerpos sutiles y el conductor de sensaciones entre éstos. Se nos dice que los átomos etéricos, que tienen forma de prismas, penetran los átomos físicos haciéndoles vibrar. De ésta manera tiene lugar una de las funciones más importantes del doble etéreo: la dispensa de energía solar o “Prana” al cuerpo físico. A la visión clarividente, el Prana aparece como pequeños glóbulos de luz rosada cuyo excedente el cuerpo descarga en varias direcciones. Esta descarga ofrece el aspecto de una luz plateado azulada. 

Al doble etéreo se le llama también “El Aura de Salud”, ya que a través de sus vibraciones, tamaño y aspecto es posible determinar el estado de salud de la persona y su grado de vitalidad. Puede también ser retirado del cuerpo denso mediante trance mediumnico o por medio de la anestesia utilizada en intervenciones quirúrgicas. En tales circunstancias sin embargo, el doble etéreo queda aún ligado al cuerpo físico por un cordón 5 de materia etérica denominado “El Cordón de Plata” al cual se hace referencia en la Biblia en Eclesiastés 12:6 : “Si se cortase el cordón plateado, el espíritu retornará a Dios, de donde provino”. Ello confirma el aserto de la Teosofía, que afirma que al romperse el Cordón de Plata, el doble etéreo deja el cuerpo físico definitivamente privándole de vitalidad y provocando el proceso comúnmente llamado “muerte”. Ocurrida ésta, el doble etéreo comienza a desintegrarse lentamente en las proximidades del cadáver, su principal función para la presente encarnación del individuo ya concluida. 

El cuerpo astral o emocional compenetra al cuerpo físico y su contrapartida etérea, extendiéndose más allá de ambos. Este cuerpo es el vehículo de las emociones y los deseos, manifestados en toda la gama que va desde las pasiones animales hasta las emociones refinadas y nobles, éstas últimas siendo un reflejo de los principios más elevados en el ser humano. Ante la observación clarividente, el cuerpo astral aparece como un ovoide luminoso, radiante y de gran colorido. La materia que le compone aparece en continuo movimiento, como un brillante burbujeo, hecho que ha dado origen a su nombre. Cuando el cuerpo físico duerme, la consciencia del individuo se centra en la esfera astral de la Tierra, siéndole a veces posible recordar vagamente sus actividades astrales en forma de sueños que aparecen vívidos y reales. Gran parte de la materia del cuerpo astral se haya contenida dentro de los límites del cuerpo físico y, debido a que las líneas de energía del astral siguen el contorno del físico, el anterior tiende a mantener la misma forma de éste último durante el sueño. Ello permite que la persona sea reconocida por sus amigos y parientes en la esfera astral sin mayor dificultad. 

Se nos dice que el cuerpo astral ofrece un aspecto extremadamente hermoso, lleno de vibrantes y luminosos colores cuando la persona posee un grado elevado de espiritualidad. Por contraste, en la persona aún no desarrollada, los colores tienden a verse opacos y oscuros. Cuando tendencias tales como la avaricia, el egoísmo, los celos y la sensualidad predominan, los tonos marrón oscuro, rojos y verdes sucios serán predominantes. Es común escuchar frases tales como “se 6 puso verde de envidia” o “se puso lívido de terror”, expresiones éstas que describen adecuadamente el efecto de las emociones negativas sobre el aspecto del cuerpo astral que, de alguna manera, parecen reflejarse en el físico. Se nos dice que la pureza de actitudes y pensamientos restauran la belleza y la luminosidad de los verdaderos colores del cuerpo astral. 

De acuerdo con la Teosofía cada uno de los antes mencionados planos o campos de energía vibratoria se subdivide en siete subplanos. Cada uno de estos subplanos posee una frecuencia vibratoria diferente aún cuando del mismo tipo general, como es lógico suponer siendo tales frecuencias parte del mismo plano. El cuerpo mental, también conocido como cuerpo mental concreto o intelecto, deriva su nombre de la materia que le compone y que proviene de los cuatro subplanos inferiores del Plano Mental. El cuerpo causal en cambio, está compuesto de materia de los tres subplanos superiores del Plano Mental, siendo por ello el vehículo de consciencia a nivel Causal o Mental abstracto.

El cuerpo mental concreto es el vehículo a través del cual el ser humano expresa su pensamiento concreto, es decir, su intelecto. Este cuerpo compenetra los cuerpos físico y astral del individuo, y está en continua interacción con ellos. A través del estudio, el pensamiento y el ejercicio de emociones y aspiraciones nobles y elevadas, el hombre va refinando su cuerpo mental transformándolo en un instrumento sensitivo y refinado para irlo utilizando de manera más eficaz en su propio progreso. Cuando utilizamos el cuerpo mental (es decir, cuando pensamos), éste aumenta la rapidez de sus vibraciones y su tamaño. La continuidad de pensamiento prolonga este aumento de modo tal que podría decirse que el cuerpo mental está, de hecho, siendo construido paulatinamente, día tras día mediante el continuo y apropiado uso de la facultad de pensar. Así como las características del cuerpo astral están determinadas por el tipo de emociones de la persona, la calidad y luminosidad del cuerpo mental están determinadas por el tipo de pensamientos que le caracterizan. Y como raramente se siente emoción sin cierto grado de pensamiento o pensamiento sin emoción en absoluto – lo cual confirma la continua interacción entre los dos vehículos – en Teosofía en general se suele hacer referencia a tipos característicos de emoción/pensamiento al observar los colores que exhiben los cuerpos bajo diferentes pensamientos y emociones. El orgullo, por ejemplo, es observado por los clarividentes como anaranjado fuerte; el miedo, como gris lívido; la irritación, como escarlata; etc.… por contraste, los pensamientos y emociones de tipo altruista producen un tono rosa suave; el esfuerzo intelectual, amarillo brillante; el azul profundo, devoción; el verde esmeralda, simpatía, y la alta espiritualidad un lila o lavanda muy hermoso. Los colores determinan pues el estado de las emociones y los pensamientos del individuo en el momento en que éstos están siendo expresados, pero en el ser humano evolucionado los colores que expresan emociones y pensamientos elevados se van haciendo permanentes hasta finalmente determinar el aspecto definitivo de sus vehículos astral y mental, transformados ahora en fiel reflejo del estado de avance del individuo.



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